donostia - Uno de los rasgos que ha caracterizado al tejido empresarial vasco, y que comparte con el de otras zonas geográficas, es su reticencia a compartir experiencia y conocimientos con otros negocios, aunque ello reporte una mejora. En el ámbito de la innovación, sin embargo, esas barreras comienzan a abrirse, tal y como ha constatado un estudio realizado por el Instituto Vasco de Competitividad Orkestra.

Su coordinador, Agustín Zubillaga, comenta que cada vez se producen más conexiones entre firmas tractoras vascas y startups aunque “todavía nos queda recorrido”. Considera que las cautelas comienzan a desaparecer pero que, “como en cualquier otro cambio cultural, va a llevar su tiempo”.

De momento, son varios los ejemplos de colaboración que, dada la entidad y dimensiones de las empresas implicadas, pueden animar al resto del tejido productivo a optar por este camino. Nombres como CAF, Irizar o DanobatGroup han apostado por mantener una relación estable con una startup para avanzar en su digitalización.

“Algunas subcontratan a una startup de I+D, pero hemos detectado que cada vez con mayor intensidad se apuesta por reforzar esa relación, lo que se traduce en una inversión”, explica Zubillaga. Esta inversión puede ser fiscal, es decir, la empresa establecida destina una cantidad económica a la startup para que desarrolle una respuesta a una necesidad concreta sin incorporarla a su negocio, o puede ser industrial.

Esta última es la más interesante para Orkestra, puesto que implica “una alianza con la startup mucho más estratégica, perdurable en el tiempo, que le permite innovar y digitalizar la compañía con una velocidad y una agilidad que las empresas no se pueden permitir”. En Gipuzkoa, cada vez son más las organizaciones empresariales que optan por esta vía y avanzan en el concepto de innovación abierta, que todavía se encuentra en fases incipientes.

Agustín Zubillaga explica que son varias las formas de innovar, según donde se ponga el foco y la complejidad de cada una. La de producto es la más accesible y es por la que se decide la mayor parte de las grandes compañías vascas. Zubillaga lo considera positivo, porque “es la primera en romper el hielo”, pero considera necesario llegar más allá y abordar la innovación del mercado y la de modelos de negocio.

El camino está abierto, y el cambio de actitud de la empresa que pierde el miedo a compartir parte de sus experiencias con una startup comienza a cuajar, pero Orkestra ve conveniente que esta apuesta se extienda a todas las organizaciones, independientemente de su actividad, tamaño o facturación.

“Uno de los retos que plantea este estudio es que la digitalización y la incorporación de relaciones con startups hay que bajarlas, no se pueden quedar solamente en las grandes empresas”, advierte su coordinador, para admitir que el hecho de que las primeras colaboraciones se produzcan en firmas tractoras es positivo por “su potente efecto ejemplarizante”.

Pese a ello, añade que “la pyme también se puede aprovechar, y es más, debería aprovecharse de las potencialidades de una startup”.

elementos fundamentales El estudio de Orkestra define los elementos principales que debe cumplir una empresa “sea cual sea” para que la relación con una startup obtenga el objetivo deseado, que no es otro que “hacer sostenible y duradera la compañía” en un contexto en el que los procesos de innovación son cada vez más factores diferenciales para operar en un mercado muy competitivo.

La apertura de la organización y la confianza es la idea que más se repite, pero Zubillaga también pone el acento en el compromiso. En concreto, en el de las cúpulas directivas de la organización empresarial, puesto que sin su implicación resulta difícil extender el cambio cultural en la empresa.

En este sentido, el coordinador del estudio de Orkestra apunta que se ha producido una evolución en los últimos cuatro años. “Una parte importante de directivos decía antes que la digitalización no tenía nada que ver con ellos, pero hoy cada vez son menos los que siguen diciendo que les va a afectar aunque no mucho”.

Ese cambio propiciará la necesaria transformación digital que, advierte Zubillaga, no se trata de “comprar tecnología”, sino de implantar “una estrategia corporativa que te diga que te tienes que apalancar en la digitalización para ser más competitivo, para diversificar tus negocios o para ganar dinero con otros clientes”.

“Si un empresario no tiene claras estas ideas, no tiene una estrategia digital, sino una estrategia de inversión en productos”, considera el representante de Orkestra.