16 tantos. La frontera. Puerta grande o cementerio. La final del 30 de marzo en el Navarra Arena de Iruñea en el horizonte. Brillante. Gafas de sol. Joseba Ezkurdia y Beñat Rezusta saltaron este domingo al Atano III de Donostia enchufados, serios, concentrados, como durante todo el Campeonato de Parejas de Primera. Forma parte de su genética. Perfil rocoso. Perfil dórico. Dos columnas. Graníticos hasta el tuétano. Manos de piedra. Corazón de piedra. Cerebro a prueba de bombas. Pareja de kevlar.
En el lejano 26 de noviembre, cuando Aspe dio a conocer las combinaciones en liza de su bando, hubo excépticos que les dejaron fuera antes de que la pelota siquiera comenzara a golpear el frontis. Sacrilegio en un escenario en el que entraban en juego cuatro txapelas del Parejas, dos por barba. Pese a quien le pese, son dos figuras de la pelota. En definitiva, ventajismo en estado puro para sacrificar de antemano a dos campeones con cientos de balazos en el ala. Los pronósticos no ganan ni pierden partidos. Así que el navarro y el guipuzcoano les dieron en el morro desde el primer partido para acabar como los mejores de la liguilla regular, en la que ganaron diez de los trece partidos programados juntos –en la jornada catorce no jugó Joseba–.
El camino del Parejas
Ocurre que Ezkurdia, que venía de meses en una dinámica gris, fue recuperando el tono y la sonrisa. El camino de la resurrección está fijado en su ADN: sacrificio, defensa, piernas de jilguero en un cuerpo de peso pesado, agresividad, volea y oficio, mucho oficio. A ello se le suma el inestimable apoyo de un Rezusta notable, el pelotari más regular de todo el Parejas y, posiblemente, el mejor en términos globales.
Y es que... ¿De qué planeta viniste, Beñat? Este domingo cerró una tarde inmaculada en un partido de compromiso, de alto voltaje, en el que solo se le pudo achacar un resto. Lo demás: solidez a paladas, zurda peligrosa y kilómetros de solidaridad. Lo suyo es digno de estudio. Y no es la primera vez. El bergararra tiene golpe y electricidad, pero también físico de atleta y la fraternidad de un partisano entre el barro de una trinchera. Así, Ezkurdia y Rezusta tardaron 50 minutos en alcanzar el cartón 16 y respirar hondo. Finalistas. Media sonrisa en el rostro. Estarán en el Navarra Arena. Se jugarán la txapela ante Iñaki Artola y Jon Mariezkurrena, harina de otro costal. No había nada que celebrar hasta el 22, que se les complicó cuando bajó el globo.
No solo fue serio el inicio de los de Aspe, sino que Unai Laso y Martxel Iztueta asomaron en buena lid. No hubo tembleque, ni siquiera en el neófito de Tolosa. Funciona con presión. Muy buena señal para él. Muy buena señal para Baiko, que puede tener zaguero de primerísima para muchos años. Ojalá.
Martxel abrió la contienda con un yerro con la derecha. ¿Elegante? Sin duda, pero su pelotazo besó el colchón superior del Atano III. Laso respondió con un gancho y Ezkurdia tiró un zurdazo abajo. El de Arbizu, no obstante, mostró su mejor cara. Ambición. Activo. El de las grandes ocasiones. Chistera. Frac. Gemelos de oro. Ambicioso. Movió la pelota con autoridad, basándose en gran medida en su poder de aire. Dio velocidad más que dirección. Funcionó. Con todo, el delantero de Bizkarreta-Gerendiain es un seguro de agresividad y debate. Es vivo. Ezkurdia lo quiso ser más. Se enzarzaron. El frontis del Atano III de Donostia azuzó el encuentro, muy bonito. El material, con salida, favoreció el camino expeditivo.
Pétreo Rezusta
Joseba se abrazó a un Rezusta pétreo. Piel de diamante. Irrompible. Ni siquiera ante un Laso incorregible. Otro que no se arruga ni en la bañera. Hubo reparto de golpes hasta el tres iguales, un gancho potente, con velocidad, de Ezkurdia. Manejó dinamita el de Sakana.
En uno de los tantos más bonitos del envite, un buen pelotazo de Iztueta besó el colchón lateral. Joseba cruzó un gancho para anunciar tambores de guerra. Centradísimo. Beligerante. Rezusta abrió la primera brecha con un precioso zurdazo atrás. Pero ahí estaba Laso. El campeón de la jaula estuvo soberbio a la hora de agitar el avispero. Acabó el encuentro con catorce tantos y un saque. Fue el más activo del cuarteto y, pese a la derrota, dio una buena nota. Cabe destacar que su Parejas ha sido muy bueno, al igual que el de Iztueta, otra buena noticia. El tolosarra cometió este domingo siete errores, pero tiene aire de figura.
El sustento de Laso
Pues bien, la fiereza de Unai fue el sustento de los de Baiko hasta el 12-11. Un saque-remate abajo de Laso abrió el camino de los de Aspe, bien plantados. El 14-11 fue un rebote de Rezusta. El 15-11, una escapada de Iztueta abajo. El 16-11, que puso a Ezkurdia-Rezusta en la final, subió gracias a un gancho fuera de Laso, honesto hasta las últimas consecuencias. Se paró el reloj a las 19.27 horas. 50 minutos de incertidumbre. Unai, que planteó una guerra relámpago, se dio de bruces contra el muro de los veteranos.
Después de eso, Laso derrochó virtudes en ataque y sus contrincantes supieron sufrir sin nada en juego. Los azules coleccionaron caras y cruces, especialmente el motivado errotarra. Hubo picante. El 21-18 fue el tercer zurdazo atrás de Rezusta. Zanjó un error de Iztueta.