La selección española ha modificado su preparación de un gran torneo futbolístico y vuelve a los inicios de su época dorada, al pasar de la fría y desangelada Curitiba en el Mundial de Brasil, de tan mal recuerdo para la tropa de Vicente del Bosque, al paraíso de la Isla de Ré, donde prepara el asalto a la historia en la búsqueda de la tercera Eurocopa consecutiva.
España fue a contracorriente del resto de selecciones en el último Mundial y no le salió bien. Su cuartel general lo instaló en Curitiba, con bajas temperaturas, mientras el resto se ejercitaba a diario con el calor bajo el que luego competían. A buen seguro no fue el factor decisivo para que la roja se marchase a las primeras de cambio por la puerta de atrás de Maracaná, pero influyó.
El lugar elegido para hospedarse durante la Eurocopa de Francia está igual de aislado pero las condiciones en las que comienza el trabajo de España al título europeo nada tendrán que ver en la isla bonita. Lo que siempre se repite y en esta ocasión todavía con mayor seguridad por los riesgos de atentado en la gran cita que acoge Francia, es la imagen de búnker que da el recinto en el que se aíslan del mundo los internacionales españoles.
Las amplias medidas de seguridad con las que llegó el autobús de la selección española y que acompañaron su estancia, contrastan con la paz que se respira en la isla. De hecho, la expedición española perturbó la tranquilidad de los cerca de 3.000 habitantes que viven ajenos al ruido futbolístico.
La elección se asemeja al camino hacia las dos Eurocopas conquistadas. Sin las verdes montañas pero con la paz que se respiraba en Neustift en la Eurocopa 2008 o la pequeña localidad polaca de Gniewino en la Eurocopa 2012.
El Atalante Thalasso Spa presume de ser uno de los mejores hoteles de Francia, un escenario de ensueño pegado al mar Atlántico, que se ve desde habitaciones que cuestan, las más baratas, 260 euros el día. La proximidad al aeropuerto de La Rochelle, a no más de diez kilómetros de distancia, fue un factor clave para la elección por parte de la Federación Española de Fútbol.
Las lluvias que se esperan en esta época del año hacen que en estas fechas la Isla de Ré no sea un destino masificado de turistas. Sus gentes tienen la bicicleta como principal medio de transporte para recorrer la plana superficie que abarcan los 30 kilómetros de largo y cinco de ancho entre los diez pueblos que se agrupan dentro de una isla ubicada frente a La Rochelle, a medio camino entre Burdeos y Nantes. Para entrar en ella hay que cruzar un puente de tres kilómetros.
Casas bajas y blancas, con el colorido que dan sus persianas de colores, playas salvajes que se entremezclan con viñedos, y un restaurante en el complejo reservado por la selección española llamado Atalante que cuenta con dos tenedores Michelín y un prestigioso chef, llamado Arnaud Thiry, en una tierra donde las ostras se erigen como el producto estrella. Así es la Isla de Ré. Todo lo contrario a Curitiba. El lugar donde España quiere encontrar de nuevo el camino al éxito.