katmandú. Edurne Pasaban se declaró ayer "motivada" antes de ascender su último ochomil y restó importancia al hecho de que pueda ser la primera mujer en subir las catorce grandes cimas del planeta. "Si soy la primera, bien. Pero ser la primera mujer (en lograrlo) no me preocupa. Sólo para los periodistas hay una competición", zanjó la guipuzcoana.
Pasaban coronó el 17 de abril su decimotercer ochomil, el Annapurna (8.091 metros), pero en la montaña llegó a coincidir con la coreana Oh Eun Sun, a quien tan sólo le falta alcanzar esta cima para completar la hazaña. La alpinista partirá mañana hacia el Tíbet para atacar el Shisha Pangma (8.027 metros), un reto que afronta con optimismo. "Como es el último, me siento más motivada", declaró.
Pero el Shisha ya se le ha resistido cuatro veces debido al mal tiempo. "Cada montaña tiene dos cumbres. Una es la cumbre de verdad y la otra el campamento base después del ascenso", reflexionó. La peor experiencia alpinista que recuerda Pasaban, a causa de las congelaciones que sufrió, es el ascenso al K2 (8.611 metros), la segunda montaña más alta del mundo, situada en Pakistán. La alpinista evocó también sus primeras expediciones, como la de Ecuador cuando tan sólo tenía 16 años, o su intento fallido de coronar el Dhaulagiri (8.172 metros), en Nepal, con 24 años. "No llegué a la cumbre pero aprendí mucho durante el ascenso", dijo Pasaban.