De un joven navarro que se compró una iglesia románica del siglo XIII para restaurarla y convertirla en su estudio de arte, amante del patrimonio, de lo antiguo y de las ermitas que tanto ha pintado, solo podía surgir la fantástica idea de recrear cada una de las estancias de una torre ficticia que imagina y en las que adapta la etnografía, para que ésta no solo se quede en el pasado.
En 2023, Adrián Irisarri, graduado en Bellas Artes, lo hizo con la antesala (DeerHound Dorrea I), el año pasado con el salón (DeerHound Dorrea II) y en este 2025 con un palomar “raro” (DeerHound Dorrea III) que se inaugura ste viernes, a las 19.00 horas, en la sala Jovellanos de Montehermoso, gracias al programa de difusión de proyectos artísticos enmarcado en un convenio de colaboración entre este centro cultural y la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco.
Esta exposición, que se podrá visitar hasta el 2 de marzo, lleva el curioso nombre de DeerHound Dorrea o torre del lebrel porque esta raza escocesa “se usa mucho en la heráldica y me lleva a este contexto”.
Un juego con muchas licencias
“Lo que se van a encontrar es un juego en el que me permito un montón de licencias para construir un palomar, de manera que estéticamente y visualmente a mí me conmueve me produce algo o me gusta”, explica Irisarri, que animar a fijarse en los objetos pequeños que componen ese espacio grande para traer la idea del palomar a las prácticas artísticas actuales, puesto que “no deja de ser un ejercicio estético de acercamiento y de humor. Se van a encontrar un palomar raro”, resume.
Este proyecto, como ha contextualizado este jueves en su presentación, la edil de Cultura de Vitoria, Sonia Díaz de Corcuera, es el primero de los cuatro seleccionados en la convocatoria de Montehermoso + EHU/UPV que ofrece la posibilidad de desarrollar los trabajos bajo tutela y comisariado. “Esta torre para el artista es un lugar en el que materializar un imaginario propio que bebe de lo etnográfico, de lo histórico, de lo ritual, del afecto al territorio propio e incluso de lo medieval y hasta de lo romántico”, precisa.
Pequeña publicación
Por su parte, la vicedecana de extensión cultural de la Facultad de Bellas Artes de la UPV/EHU, Edurne González, ha dado las gracias a todas las personas que hacen posible que cada año esta colaboración siga adelante y ha destacado la pequeña publicación que se ha creado sobre esta misma muestra para permitir que “no se queden solo en un recuerdo”.
Y aunque cada año salen de esta facultad 100 graduados al año, Mawatres, comisario de la exposición, está convencido de que Irisarri puede estar entre una de las cuatro personas que finalmente se pueden convertir en artistas profesionales y vivir de ello, ya que “este proyecto de la torre es de vida y viene con una implicación enorme”.