“Es una profesión valiente, en la que necesitas hacer para estar ahí, aunque muchas veces eso suponga tener un trabajo precario”. “Desde Álava y desde el País Vasco se puede trabajar en esto. Otra cosa es que sea un trabajo estable”. Martín Guridi (Sonora Estudios) y Esther Villar saben bien de lo que hablan. Su experiencia y camino en el audiovisual, en las áreas relacionadas con el sonido el primero y el maquillaje y la peluquería la segunda, es tan amplia que sería imposible resumirla en estas líneas.
Ambos son dos personas de referencia en sus respectivos campos, una trayectoria que van a compartir en este arranque de 2025 de la mano de la Asociación de Productores Audiovisuales Independientes de Álava, Apika.
Ante el aumento de los rodajes en el territorio, que se fundamenta sobre todo en la apuesta económica que están realizando las instituciones tanto a través de programas de ayudas como con la nueva fiscalidad para el sector, la entidad ha puesto en marcha unos cursos específicos sobre las diferentes profesiones que intervienen en una producción.
“Cada vez se están reconociendo más los trabajos subterráneos del audiovisual, como los llamo yo”, sonríe Villar. “La gente va dándose cuenta de que una película no es solo el director y los actores”.
“Hay que aprovechar este impulso que estamos viviendo ahora con el aumento de los rodajes para coger energía y crear tejido”
Con todo, ambos reconocen que, en general, quienes quieren entrar a trabajar en filmaciones tienen una idea bastante idealizada o bucólica de lo que supone el audiovisual.
“Un rodaje es un trabajo duro y tedioso en realidad. Pero como el resultado es tan especial…”, añade Guridi. Ahí radica el objetivo de ambos a la hora de aceptar la invitación de Apika para desarrollar estos talleres, que se realizan en colaboración con Fundación Vital.
Los dos quieren transmitir su experiencia y qué supone de verdad formar parte de un equipo de una película, una serie, un cortometraje, un anuncio…
Dar oportunidades
La primera formación, en torno al maquillaje y peluquería, arranca este mismo lunes. La segunda, centrada en el sonido para cine, se producirá a finales de este mes. “Estos cursos no son para especializar a quienes acudan, sino para dar a la gente que ha estudiado maquillaje, peluquería o técnico de lo que sea algunas pautas de lo que supone trabajar en un rodaje, que es algo de lo que nadie les ha hablado en ningún lado. Salen formados pero no tienen ni idea de lo que es una filmación. Son talleres para que sepan qué necesidades tienen que cumplir en un rodaje, para que sepan cómo orientarse”, describe Villar.
La intención, como apunta Guridi, pasa también por “animar el crecimiento de la semilla que está ahí. La ilusión y la capacidad hay que estimularlas”. Además, dice Villar, se quiere hacer ver que “no hay que tener miedo de empezar y proponer cosas.
Eso sin perder de vista que en esto hay que tener mucha humildad porque siempre estás aprendiendo. Siempre”. También en el caso de ambos, a pesar de su ya contrastada trayectoria profesional.
“No hay que tener miedo de empezar y proponer cosas. Eso sin perder de vista que en esto siempre estás aprendiendo, siempre”
A eso se une la idea de mostrar que detrás de epígrafes como el de peluquería y maquillaje o sonido hay muchas sendas a desarrollar en diferentes momentos y categorías. “Hay muchas profesiones que suman en el camino de construir un hilo narrativo. En una obra audiovisual se abarcan muchos ámbitos”.
Por eso, con estos cursos desde Apika se busca ofrecer herramientas reales y prácticas a quienes puede que terminen haciendo del audiovisual su trabajo, además sin tener que irse.
Un sector en crecimiento
“Sin duda, se nota mucho más trabajo en el País Vasco en los últimos años”, remarca Guridi, una idea que comparte Villar, aunque matiza que eso no siempre se traduce en más trabajo para la gente de aquí ya que hay productoras que traen equipos de fuera. Es verdad que para obtener incentivos fiscales es necesario contar con un porcentaje de profesionales locales, pero cumplida la cuota “el resto se trae de otros lados”.
Con todo, ella apunta que ahora se nota que “siempre hace falta gente” porque “se está rodando mucho y se va a rodar mucho más”.
La nueva fiscalidad para el sector audiovisual es señalada por los dos como un eje clave para entender este crecimiento. “Es necesario que tanto esta cuestión como otras de apoyo tengan continuidad en el tiempo”, remarca Villar para que todo lo que está sucediendo de verdad se convierta en unos buenos cimientos para el presente y el futuro.
“Sonora, por ejemplo, se montó por pasión. Si nos hubiéramos puesto a hacer estudios de mercado y ese tipo de cosas en los años 90, nunca hubiéramos hecho realidad el proyecto”, rememora Guridi.
“Ha pasado el tiempo y te encuentras con que sí, con que el audiovisual tiene un peso, ya sea por moda, por glamour o por lo que sea. Lo cierto es que el audiovisual mueve. Hay un interés muy importante por parte del público en el consumo de series. Y parece que hay una cierta reconciliación con el denominado cine español. A eso se está uniendo que las instituciones se han puesto las pilas porque están viendo en esto un motor económico interesante”.
Eso sí, sigue faltando una industria como tal. “Hay cuatro productoras que se lo comen todo. Eso sigue siendo así. Es verdad que ahora, con las ayudas, hay gente nueva que está saliendo y presentando trabajos estupendos. No nos vamos a parecer a Estados Unidos, pero igual sí que podríamos acercarnos un poco a la escena europea, por ejemplo, al modelo francés. Eso sería interesante”, reflexiona Villar.
“No sé si lo mejor es un conjunto de empresas pequeñas que alimentan a un cuerpo más grande o cuál debe ser el modelo, pero es verdad que nos sigue faltando ese tejido”, señala Guridi.
De hecho, Sonora ha generado proyectos para contar con una red de profesionales en Álava, como es el caso de la denominada Vitoria-Gasteiz Orchestra, una agrupación formada por músicos principalmente alaveses, pero también de Bilbao, Donostia y Pamplona que el estudio ha usado en más de una ocasión para grabar la música de no pocas películas y producciones.
“Lo que tenemos que hacer es aprovechar este impulso que estamos viviendo ahora con el aumento de los rodajes para coger energía y crear un tejido que nos permita hacer buen cine que la gente quiera ir a ver y valore”.
Todo ello dentro de un sector como el cultural, que no se caracteriza precisamente por contar con mercado laboral estable y bien remunerado. Los dos lo saben bien.
“En esto hay un punto de fe y de alguna manera, muchos de los que trabajamos en el audiovisual tenemos eso”, dice Guridi, que resalta también la importancia que, por ejemplo en su caso, ha tenido el apoyo de los más cercanos.
“Sin el apoyo familiar, no serían posibles muchas de las cosas que hacemos”. Bueno, y tampoco hay que desdeñar el factor suerte. “Si eres valiente, tienes fe y te formas, lo puedes conseguir”, asegura.
“Si me pide consejo alguien para dedicarse a esto, y si esa persona veo que tiene vocación, le diría que tire para delante. Tiene que saber que va a haber momentos en los que no va a tener trabajo, pero que hay que seguir, como hemos hecho todos. Ahora hay muchas más oportunidades que cuando nosotros empezamos. Hay más escuelas, más formación, más rodajes… Si a alguien le gusta esto, tiene que saber que es sacrificado, que te tienes que mover de aquí para allá y que igual tienes tres meses trabajo y los siguiente cuatro, no. Pero no te tienes que desesperar. Este trabajo es estar ahí, estar ahí, estar ahí... y tirar para delante”, suma Villar.