Una obra en una calle de una ciudad. Alguien ha pisado una raya amarilla recién pintada en la calzada y ha dejado sin querer la huella de su zapatilla sobre el asfalto. Puede parecer algo banal, aislado, anecdótico. Una pared en un edificio de una ciudad. Varios hilos de pintura blanca caen por efecto de la gravedad ya que alguien no se ha preocupado mucho de dejar las cosas en condiciones. Puede parecer algo fallido, casual, superficial. Pero se empieza a dibujar un patrón. Es de lo que se ha dado cuenta Jon Gorospe al asomarse a su archivo, una mirada que se ha traducido en la publicación del libro fotográfico The Splash.
Con esta obra, el artista gasteiztarra abre una colección que ha venido a bautizar como Peripatetic Studies, haciendo referencia a la escuela peripatética y a su hábito de andar en un jardín al aire libre reflexionando sobre la vida.
“Este proyecto tiene mucho de pasear, de ir tomando notas e ir haciendo estudios a la vez que caminas”, describe. Él, de hecho, siempre lleva una cámara pequeña. Lo hace como el escritor que no se separa de su cuaderno de notas. En cualquier lugar y momento puede aparecer algo que, más pronto que tarde, sirva.
De ahí nace esta propuesta, del archivo que Gorospe empezó a generar hace nueve años cuando trasladó su residencia a Oslo. De hecho, ha sido una beca concedida por el Ministerio de Cultura de Noruega la que le ha permitido liberar tiempo para adentrarse en sus propias fotografías. Ha ido buscando patrones con la idea de “intentar poner luz a temas urbanos que se van repitiendo” en las imágenes.
Lo que se repite en The Splash son esos manchurrones captados en diferentes ciudades. “Son errores pictóricos. Me interesa mucho esa idea de comete más errores y disfrútalos. Se trata de buscar la poética en el error. Vamos a ensalzar el error como acto creativo”, reclama, el artista, que describe tiene “cientos” de fotografías con este motivo. “Lo que he hecho para dar a las imágenes un cierto sentido es que el libro empieza con el blanco, termina con el negro, y, entremedio, hace una especie de paseo visual por el espectro cromático que percibimos”.
La ciudad globalizada
Lleva Gorospe un decenio trabajando con temáticas muy parecidas que tienen que ver con la ciudad, “con la vida con la que habitamos el espacio urbano. Siempre digo que el principal motivo por el que trabajo tanto con la urbe es por cómo me eduqué en Vitoria. Me crié al lado del skate park de San Martín y mi forma de entender la ciudad tenía más que ver con un parque de juegos que con un sitio en el que ir de A a B. Para mí, la manera de comprender la ciudad siempre ha tenido que ver con un gran sitio de juegos”.
En este contexto, el artista apunta que “puede parecer que este es un proyecto basado en algo banal, pero cuando lo ves, empiezas a reconocer los patrones. Me interesa mucho esa idea que te lleva al expresionismo americano, esa apuesta de pintar como lo hacía Pollock. Miras las fotos y piensas en cuántos artistas ha habido sin pretenderlo”, sonríe el creador alavés.
Al mismo tiempo, asegura que “me interesa este pensamiento de cómo se globaliza el espacio urbano”. Sucede en estas páginas, en las que hay instantáneas captadas en ciudades tan diferentes como Milán, Colonia o Vitoria y, sin embargo, todas parecen una única.
A futuro
El resultado de todo ello ya está disponible. En el caso de la capital alavesa, la publicación se puede conseguir en Zuloa. Allí espera este libro para el que Gorospe ha querido contar con el trabajo de diseño de Carlos Cánovas, con quien coincidió estudiando en IDarte. “Mi idea, en cada próximo número, es invitar a otros amigos diseñadores para que la propuesta tenga también ese punto colaborativo”.
En las siguientes entregas, que le gustaría que fueran llegando a una por año, se mantendrá el formato, pero las temáticas irán cambiando.
“Eres lo que es tu archivo. Cuando no impones mucha racionalidad, en él está el corazón de lo que te interesa”. También de él nacerá la segunda entrega de Peripatetic Studies, que girará en torno a “la arquitectura hostil, sobre esos diseños urbanos que se hacen para crear arquitectura exclusiva y no inclusiva”.
Todo llegará. De momento, lo que es realidad es The Splash, que el artista ha editado para hacerlo coincidir con la reciente apertura de la exposición Higher Highs, Higher Lows que se puede ver en Buskerud Kunstsenter y en la que el creador vitoriano participa junto a Javier Barrios, Monica Flakk y Andrea Scholze.
De todas formas, su agenda no para. Dentro de nada, volverá a contar con una muestra en Lisboa, en la galería La Nave, presentando una intervención nacida a raíz de su estancia en Japón el pasado abril gracias a una beca artística. También espera otro encuentro con el público en Roma. Será en marzo de 2024.