Sidi y Naiara se conocieron gracias a sus abuelos, grandes amigos desde su juventud. Ambos se reencuentran tras años separados y aparece el amor. Es el hilo del que tirar para contar una historia que va más allá de una relación sentimental, que se compone de diferentes capas, lugares, personajes y momentos. Amor en la villa del mar Blanco espera a encontrarse con los lectores, algo que sucederá a lo largo de la próxima primavera, según apunta su autor, el escritor y periodista saharaui Ali Salem Iselmu.

Para llegar a ese instante, el creador, que reside en tierras alavesas desde hace unos años, tiene en marcha una campaña de micromecenazgo a través de libros.com. Con los 4.000 euros que se esperan sumar se acometerá la publicación de la novela, un objetivo que está muy cerca. Más de un centenar de personas ya han tomado parte en el crowdfunding, que terminará en nueve días. Como es habitual en estos casos, hay diferentes formas y precios para participar y conseguir reunir los 300 euros que todavía faltan.

Como bien se indica ya desde el título –“aunque al principio iba a ser otro”–, es el amor el eje fundamental que está presente en toda la novela, un amor “primero, por la tierra, la lengua, por las raíces nómadas de unos protagonistas que se orientan con las estrellas, que duermen al abrigo de una acacia o de un pequeño arbusto. Hay un amor profundo a la tierra y hacia las personas con las que tratan”. Pero en este mundo también existe la destrucción y las separaciones inesperadas, como aquí se relata, aunque a veces la vida también tiene sus sorpresas. Son instantes insospechados en los que puede aparecer, como es el caso, el amor entre dos jóvenes.

Recorrido

“Ojalá esta historia tenga un recorrido largo, que pueda llegar a mucha gente y ser traducida a otras lenguas”, encontrando un eco que invite a escribir la segunda parte, ya que donde hay un viaje de ira siempre puede haber otro de vuelta. Todo se andará.

De momento, el libro tiene que tomar forma física definitiva, una novela que empezó a relatarse poco antes de la aparición de la pandemia. “Cuando escribes crees que realmente todo es correcto y exacto. Pero los demás siempre encuentran algo que te ayuda”, dice el autor. Ahí han estado, por ejemplo, nombres como el de Xabier Monasterio, entre otros.

“Lo que más me enorgullece de esta historia es que en ella hay un poeta que no tiene nombre, que se llama el Anciano. Él siempre habla a través de la poesía, gracias a los versos. Es una técnica que aprendí leyendo mucho” títulos como La familia de Errotacho de Pío Baroja. Con personajes como este se construye una historia que también habla de la “libertad del ser humano, la libertad de existir, de expresarse, de reencontrarse a sí mismo. Esa es la libertad que yo reivindico”.

“Quiero contar a través de Sidi, Naiara y sus abuelos que las historias de los humanos, de las familias y de los individuos están por encima de cualquier discurso político o de cualquier frontera” y a ello responde Amor en la villa del mar Blanco.