Durante todo este fin de semana, la asociación vitoriana Sweet Country Boots está disfrutando de dos días de baile y confraternización en torno a una disciplina que mueve masas por todo el mundo y que, poco a poco, va calando también en la capital alavesa. El III Gasteiz Country Fest arrancó ayer con la celebración de unos talleres de country line dance, el baile country en línea, impartidos por cuatro coreógrafos catalanes, Cati Torrella, Belén Márquez, Toni García y María Rovira.

Después de cenar en el restaurante O Moinho, muy cerca de Hell Dorado, el casi medio de centenar de socios de Sweet Country Boots y los aficionados llegados de Barcelona, Zaragoza, Valladolid o Madrid se fueron a la sala vitoriana para disfrutar de los conciertos de Chisum Cattle Co y La Rosa Negra, representantes del género que calentaron al personal de cara a la fiesta final que este mediodía se celebrará en La Perdición (calle Artapadura, 2). Antes, ayer por la mañana, oriundos y visitantes se fueron de visita a Estíbaliz.

No es la de 2022 una edición cualquiera. En 2020, tras dos citas iniciales que fueron un éxito, la pandemia metió a todo el mundo en casa y la incipiente actividad de este colectivo pasó del mundo real al digital, como cuenta Laura Nanclares, una de las fundadoras de la asociación. “La idea este año es pasarlo bien, conocer otros profesores, ver cómo enseña otra gente”, señala Laura, quien explica cómo se las arreglaron para mantener viva la llama del baile country cuando juntarse con otras personas era un peligro para la salud pública.

“Hemos conseguido no parar. Los primeros meses, cuando estábamos confinados, seguíamos con clases online, un poco de aquella manera, para mantener la cohesión en el grupo, te hacían estar activo y no perder el contacto con la actividad”, señala.

Cuando llegó el virus Sweet Country Boots apenas tenía unos pocos años de vida. “Éramos un grupo que nos dedicábamos a bailar country, nos habíamos conocido en los centros cívicos, y luego ya decidimos crear una asociación para potenciar la música, el baile country y el line dance, que es nuestro objetivo”, afirma Laura.

“Como tenía los teléfonos de la gente que habíamos estado en el curso nos juntamos y decidimos ir por nuestra cuenta para seguir aprendiendo. Después vimos que había una formación, que esto era más amplio de lo que creíamos en Vitoria, y empezamos a aprender para dar clases bien; así entramos en este mundo que no conocíamos para nada”, rememora.

A partir de aquel primer paso, Sweet Country Boots fue moviéndose de un lado para otro, hasta acabar en una lonja de la calle Pintorería “que cerró”. Luego estuvieron una temporada bailando en DameSwing, una escuela de baile de la calle Postas, y de ahí pasaron al colegio Ángel Ganivet, “que es donde empezamos”, detalla Laura.

Laura explica que Sweet Country Boots se financia solamente con las cuotas de los socios y con las clases, que se cobran, “pero todo el dinero que se saca va para la asociación y gracias a eso podemos organizar festivales, conciertos, sesiones de baile, traer coreógrafos de fuera y promocionar el line dance”.

Gracias a esas cuotas el público vitoriano ha podido disfrutar de los conciertos de Barroom Buddies, Jeb Andrews Foundation Band, Frank Blackfield, Fabio Canu, The Bilbobillies, Lobo&Carmine o La Vil Canalla. Además, todos los meses se organiza una quedada de baile a la que a veces, incluso, asisten aficionados de fuera de la capital alavesa.

También se mantiene una viva relación con otras asociaciones del Estado y del resto de mundo. “Yo pertenezco a la Line Dance Association, que es donde me formé para dar clases de country, y ahí hay gente de toda España y de todo el mundo, solemos ir a congresos, a festivales, y sí que tenemos relación. Ahora con la pandemia más –añade–, porque estamos conectados a través de las redes sociales”. De hecho, explica, en cierta ocasión les invitaron a un festival folklórico que se celebraba en México pensando Sweet Country Boots eran de Texas.

Una de las salidas subrayadas en el calendario es la cita anual en Riaza, Segovia, en el Festival de Huercasa. Sweet Country Boots ha estado en todas sus ediciones, salvo en la primera. “Alucinas mucho. Ahí ves a 3.000 personas bailando todos las mismas coreografías en la plaza, y así es como se crea afición, lo bonito es aprender y bailar, pero también irte por ahí”, afirma Laura.

Gasteiz Country Fest

‘Line Dance’. El ‘line dance’ ha estado asociado tradicionalmente a la música country, pero actualmente, se baila acompañado de todo tipo de estilos musicales, como la música celta, el swing, pop, rock, hip hop o funky. A mediados de los años noventa del pasado siglo el baile en línea se extendió desde los Estados Unidos hacia el resto del mundo.

Música country. El estilo musical country&western surgió en la década de años veinte del siglo XX en las regiones rurales del Sur de Estados Unidos y en las Marítimas de Canadá y Australia. Nació fruto de la mezcla entre la música folclórica de los países europeos que nutrieron de inmigrantes a los Estados Unidos, principalmente Irlanda, con estilos como el blues, el bluegrass y la música espiritual y religiosa, como el gospel. El término country comenzó a utilizarse en los años 1950, en detrimento del término ‘hillbilly’, que era como se le conocía hasta entonces, y su uso terminó de consolidarse en los años 1970.

Huercasa. La referencia del country en España en lo que a citas respecta es el Huercasa Country Festival, en Riaza, Segovia, que con siete años de vida reúne cada año a cerca de 12.000 aficionados del género durante todo un fin de semana de julio. Huercasa es ya uno de los festivales de country más importantes de Europa, pero también abarca otros géneros, como el folk, el bluegrass, el honky tonk o blues. Además, durante el evento se organizan sesiones de ‘line dance’ en la plaza de Riaza.