Llegó el final. La cuadragésimo quinta edición del Festival de Jazz de Gasteiz ya descansa. Un adiós marcado por la presencia de Kase O en Mendizorroza, por la unión del rap y el jazz, por una gira que cuando termine significará para el artista abrir un paréntesis de descanso que él mismo ha anunciado y que no tiene fecha de vuelta. Este certamen, a lo largo de su historia, ha tenido clausuras de lo más diverso, pero como la de este año, muy pocas. Sin duda.
Por supuesto, a la fiesta se ha sumado un día más el calor desmedido en un polideportivo que esta vez no ha acogido dos conciertos sino solo uno. Junto a Javier Ibarra han estado sobre las tablas el resto de implicados en esta recuperación del proyecto Jazz Magnetism el saxofonista y percusionista Hugo Astudillo, el guitarrista Daniel Comas, el bajista Juan Pablo Balcazar, el percusionista Juan Berdín y el baterista Daniel Domínguez.
No han faltado Libertad, Ringui Dingui, Tiranosaurius Rex y demás, todas ellas pasadas por el tamiz que otorga el proyecto. Además, el MCha estado más que animado. “Es un sueño cumplido estar aquí”, estar invitado en un festival de jazz, algo que cuando puso en marcha la idea no pudo ser... y tampoco ahora, salvo la excepción de Gasteiz. En un polideportivo que ha rozado el lleno, se ha quitado esa espinita, dedicando además el concierto a Iñaki Añúa, ex responsable del certamen fallecido hace unos días.
Han pasado más de diez años desde que el MC de Zaragoza decidiese poner en marcha esta apuesta, que tras hacer camino en los directos luego se convirtió también en disco. Una idea que ahora ha recuperado para afrontar una última gira que después llevará a Ibarra a tomarse unas largas vacaciones, por lo menos de los escenarios. Él mismo reconoce que necesita parar y que es el momento de hacerlo. De la vuelta, nada se sabe.
Referente de la escena rapera en castellano, siempre da todo lo que tiene en el escenario. En la capital alavesa lo ha demostrado en otras ocasiones. “Vamos a sudar”. Por supuesto. Él hasta la última gota. Hay varias camisetas sudadas que lo pueden atestiguar. A partir de ahí, el público se lo ha pasado en grande, cantando con el zaragozano hasta la última letra. Bueno, cantando, saltando y de todo. Ala fiesta no le ha faltado nada. Igual algo de jazz, pero ya si eso otro día.
Eso sí, para las once de la noche, todos a casa, lo que ha sido complicado para unos cuantos de los presentes, que han salido del recinto con el subidón del concierto encima y hubieran agradecido tener alguna alternativa. El que no se ha ido a dormir ha sido, eso sí, el calor. Este ha sido de los conciertos que se sudan pero además de manera literal. Entre otras cosas porque desde casi el primer tema no ha parado quieto nadie.