Detenerse no es una opción. Y eso que la pandemia se lo está poniendo muy difícil a Señor Koski-Koski. Su primer disco, Sentir y soñar, vio la luz poco antes de marzo de 2020. “Solo pudimos dar un par de conciertos con él”, recuerda el cantante y guitarrista Oskar Urkiza. Después vino el confinamiento y todo quedó paralizado, más allá del camino que aquellas canciones pudieron hacer en formato digital. Ahora, dos años después, la banda nacida en Samaniego lanza su segunda referencia, La era de la estupidez, un álbum “con temas más eclécticos” que justo estas semanas está empezando a encontrarse con el público.

Eso sí, el covid ha hecho que todo el proceso sea distinto. También el regreso a los escenarios. Las restricciones de movimiento y los confinamientos perimetrales, más allá de otras cuestiones, han derivado en que el trío -completado por Iraultza Urkiza (bajo) y Guti (batería)- no haya podido juntarse para ensayar debidamente. Por supuesto, tampoco para grabar. Así que la docena de temas que componen esta segunda referencia están interpretados de principio a fin por Oskar Urkiza. Él, que también compone, se ha encargado de todos los instrumentos y las voces, más allá de algún coro femenino en Neure buru ezezaguna. “Mi mujer tiene una voz preciosa”.

Como “el grupo está latente” pero no se quería esperar más “porque tenemos más canciones que siguen surgiendo”, y además hay que volver a enganchar público al proyecto, La era de la estupidez es una realidad, también en directo, aunque por ahora los conciertos los esté llevando a cabo el cantante y guitarrista en formato acústico y en solitario. Samaniego y Lagrán ya se han dejado atrapar por la propuesta. “Somos una banda de bar y espero que podamos volver como tal; aunque tampoco podemos perder de vista cómo está la hostelería después de estos dos años, que también influye mucho a grupos como el nuestro”.

Más allá de las circunstancias que marcan el contexto general, doce son las canciones con las que se va a encontrar el público, temas que no tienen entre sí un nexo común como sí pasaba en el primer álbum, aunque hay canciones como la que da título a todo el trabajo o La cultura del éxito y Donde está la solidaridad que miran de frente a una sociedad que vive demasiado deprisa, “tanto que no nos damos cuenta de lo que tenemos y de lo que nos perdemos”. Sucede algo parecido en Me duele, en donde “se habla de cosas que son difíciles de entender en nuestro presente, como que me hables de libertad cuando me estás apuntando con tu arma”.

Pero también hay temáticas “más mundanas” o composiciones de un marcado carácter personal como pasa con Nuestras tardes de piscina con Arantxa, un regalo en forma de canción que el músico hizo a una amiga que ya no está, una letra que habla de vivir cada momento de manera especial. De todas formas, ahora es el instante de quienes se asomen a este trabajo discográfico, de que cada persona haga sus interpretaciones y lecturas de cada uno de los temas. “Es una invitación a reflexionar”, que a buen seguro muchos oyentes aceptarán al encontrarse con un álbum que solo se puede encontrar en formato digital. Mientras tanto, la senda sigue en directo. “La idea es tocar todo lo que se pueda en los bares y en los pueblos, sobre todo teniendo en cuenta lo que no pudimos hacer con el primer disco”. Actuaciones en las que se recuperan varias de aquellas canciones, se presenta alguna nueva y, sobre todo, se le da protagonismo a La era de la estupidez.

Ante la imposibilidad de reunir al trío por las diferentes restricciones, Oskar Urkiza ha grabado todos los instrumentos y voces

Un total de doce canciones componen un disco que ya está disponible en su versión digital y que está dando sus primeros pasos en directo