Inmerso en una permanente búsqueda de respuestas, propias de quien no se conforma con lo que ya está establecido y busca avanzar e innovar, Eduardo Moreno ha dado el paso para grabar su Sinfonía abstracta, un trabajo que “alberga muchas de las preguntas que me he hecho durante años ante la escucha y la creación musical”, según expresa el músico, director de la Banda de Laguardia y promotor de grupos, investigador, escritor y compositor alavés.
Avanza que quizás “los argumentos sonoros que muestro en este disco no convenzan a todos; no por ello quedaré menos satisfecho. Lo que sí creo es que podré mostrar de una manera ordenada en este documento sonoro todo lo reflexionado, las preguntas que me he hecho y las dudas que me han asaltado para intentar buscar otra vía musical, si acaso es posible encontrar otro camino”.
Refiriéndose al clarinete, su herramienta principal, afirma que “tal vez un instrumento sólo sea un amplificador de nuestras ideas y mi instrumento no quiere ocupar una función tradicional. Hasta ahora las posibilidades del clarinete ya estaban definidas debido a la asimilación colectiva de distintas prácticas sonoras, pero yo me planteo una redefinición de sus posibilidades. Mi relación con él, afortunadamente ha cambiado y ahora lo entiendo como un conjunto de posibilidades y no de limitaciones”.
Dentro de esas posibilidades se planteó la duda de “¿cuál va a ser mi relación en esta creación con un elemento fundamental como es el silencio?”. Explica que lo lógico era realizar la grabación del disco en un estudio. Pero “después de visitar dispares lugares en busca de distintas acústicas, decidí dividir la grabación en dos partes: la primera se ejecutó en una de las cuevas de los Husos, donde se encuentra una curiosa bóveda natural empleada como abrigo por el ser humano desde hace más de 6200 años y situada cerca de la población de Elvillar. Y la segunda un espacio urbano. El elegido fue la plaza Nueva de Vitoria, complejo arquitectónico construido a finales del siglo XVIII”. Y es que ese emplazamiento “me permitió escuchar y dialogar con la ciudad, sus transeúntes, vehículos, terrazas y todo aquello que formaba su paisaje sonoro”. Con todos estos elementos, surgió su Sinfonía abstracta, que se grabó el pasado martes 22 de febrero en Rioja Alavesa y en Vitoria ,y que dentro de unas semanas estará convertido en un CD lleno de música y de inquietud por evolucionar.