Es imposible resumir en pocas líneas la larga trayectoria profesional de Josu Izarra López. Y aunque parezca complicado, tampoco se puede hacer en los 500.000 negativos que acaba de donar a la capital alavesa. Detrás hay muchos momentos, personas, situaciones, emociones, vivencias de las que él fue testigo detrás de la cámara.

Ahora, ese legado se encuentra en los fondos del Archivo Municipal Pilar Aróstegui, que se va a encargar de guardar, conservar y poner en valor este amplio fondo.

En concreto, son cien las cajas que guardan estos negativos, huellas de fotografías que se tomaron entre principios de los años 80 y el arranque del nuevo siglo, cuando lo digital se empezó a imponer frente a lo analógico dentro del trabajo del estudio de fotografía creado por Izarra. Entre ese material hay momentos de todo tipo y condición.

Desde actos protocolarios de la Diputación Foral de Álava hasta reportajes de boda pasando por retratos y otras instantáneas. Todo ello configura una amplia y variada mirada a 40 años de la sociedad alavesa, a esas historias que están más allá de lo que recogen los libros cuando pasan las décadas.

De hecho, son conocidos los fondos que el Archivo guarda de décadas pasadas, imágenes de un pasado no tan lejano pero sí distinto. Así se puede ver todos los días, por ejemplo, en DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, también gracias al trabajo y colaboración del centro Pilar Aróstegui.

El territorio, la capital y sus gentes son también parte de estos negativos que Izarra López quiere compartir ahora con una Gasteiz que quienes le siguen dentro de la estirpe familiar también están retratando.