Desde esta mañana, Dato luce de manera diferente. Una de sus referencias más conocidas y fotografiadas se ha ido a la enfermería y va a permanecer allí durante un breve espacio de tiempo.
Son miles y miles las fotografías que pululan por internet con la escultura como protagonista de muchas cosas: de viajes turísticos, de reuniones familiares, de despedidas de soltero, de protestas contra leyes varias... y, por supuesto, con mascarilla. Hasta en esto la pandemia está dejando su huella.
Desde 1994, se ha convertido en un punto de referencia no ya de la calle Dato sino de toda la capital alavesa, y eso que muy poca gente sabe que Reflexión se llama así. Para la gran mayoría es El torero, aunque también ha sido bautizada como Minotauro.
Un cuarto de siglo después de su colocación definitiva en la céntrica calle, el Ayuntamiento de Vitoria, que es desde entonces el titular de la pieza creada por Casto Solano, ha decidido que es hora de llevar la obra a la enfermería. No es que tenga nada grave, pero sí es necesario llevar a cabo diferentes actuaciones que aseguren su continuidad.
Por eso, pasadas las diez de esta mañana, con el cielo gris y la lluvia cayendo, han empezado los trabajos para llevarse la escultura, unas labores que han sido seguidas de manera atenta por el autor navarro, residente en Vitoria desde hace muchos años. En principio, las maniobras tenían que haber empezado un poco antes, pero un pequeño problema con el transporte ha ralentizado todo un poco.
En total, las obras que se van a realizar tienen un presupuesto de 5.965,30 euros. De manera fundamental, se va a sustituir el banco en el que se sienta el torero por un nuevo, realizado en acero inoxidable. Asimismo, se va a limpiar la figura de bronce y hierro y a aplicar una pátina. El propio Solano se va a encargar de la restauración de la pieza.
La escultura fue realizada por el creador para la Expo de 1992. Concluida aquella cita, el Consistorio de Gasteiz la adquirió para, desde 1994, situarla en la calle Dato, desde donde ha sido testigo de tantos y tantos momentos.
"Siempre me han gustado las esculturas en la calle, rodeadas de gente, sin pedestales para que puedan ser accesibles. Pero también me gusta la libertad de la propia escultura. Mi reto es cuando estoy haciendo la obra y una vez que está instalada, prefiero que lo esté en un sitio rodeado de humanos que de cabras", decía el autor en una entrevista a este periódico hace unos años. De hecho, sus creaciones están presentes no solo en distintos puntos de Vitoria, sino en un interminable número de ciudades de todo el mundo, desde Vancouver a Dallas.
Desde esta mañana, Dato luce de manera diferente. Una de sus referencias más conocidas y fotografiadas se ha ido a la enfermería y va a permanecer allí durante un breve espacio de tiempo.