Berlín - La actriz británica Helen Mirren recibió ayer en Berlín el Oso de Oro Honorario de la Berlinale como premio a toda una carrera cinematográfica que, según confesó durante una rueda de prensa, no empezó por su amor a la gran pantalla: "Yo no tenía ningún interés en el cine, quería ser actriz de teatro".
Mirren nació a las afueras de Londres, en una casa en la que "no teníamos televisión, y ni siquiera íbamos al cine", algo que le empujó hacia el mundo del teatro. En su carrera en el escenario cosechó rápidamente varios éxitos, logrando convertirse a los 22 años en una de las personas más jóvenes en unirse a la prestigiosa Royal Shakespeare Company. No fue hasta más adelante cuando empezó a interesarse por el cine, algo que reconoció como "una forma increíble de contar historias". También admitió que al dar el salto desde el escenario al set de rodaje "era completamente ignorante respecto al mundo del cine".
"Al principio yo sólo quería hacer películas", recordó Mirren, siendo esta pasión por actuar la que le llevaría a "aceptar todos los papeles" que le ofrecían. Desde que su carrera está más consolidada, aseguró, mira más atentamente qué proyectos escoge a la hora de trabajar: "Cada película que haces representa un periodo de tu vida, pasas mucho tiempo con el reparto y el equipo, por lo que esas decisiones son muy importantes".
Una de estas decisiones le llevó a aceptar el papel de Reina Isabel II en La Reina (2006), que le valió un Oscar, un Globo de Oro y un BAFTA a mejor actriz. Mirren recuerda su reticencia inicial a contar una historia sobre personajes reales, que aclaró sólo aceptó una vez hubo leído el guión. "Tuve que asegurarme de que se trataba todo de forma humana", afirmó Mirren, que a pesar de considerarse republicana quería tratar con delicadeza este retrato de la reina de Inglaterra. También habló sobre otros de sus trabajos más recordados, aunque por motivos distintos. Calígula se estrenó en 1979 con numerosas críticas negativas por sus escenas sexuales completamente explícitas, recordó Mirren. Incluso, añadió, la cinta no se proyectaba en cines convencionales, sino que había quedado relegada a "cines eróticos". Sin embargo, la recepción de la película ha cambiado a lo largo de los años, algo que la actriz esperaba. "Cuando se estrenó esta película dije que en 20 años tendríamos escenas iguales o peores en la televisión". "Tenía razón", afirmó, ya que ahora "tenemos Juego de Tronos".
'rizi', cine en silencio El cine sin palabras del malayo-taiwanés Tsai Ming-Liang acaparó ayer la jornada a competición de la Berlinale. Rizi es el último exponente de poética silenciosa del director asiático. Una historia protagonizada por Kang -Lee Kang-Sheng-, un hombre aquejado de unos dolores de cervicales que trata de aliviar con acupuntura y otros remedios de la medicina tradicional; y Non -Anong Houngheuangsy-, un joven inmigrantes de Laos que trabaja en lo que puede, incluidos los masajes con servicio sexual incluido. "Transporto al lenguaje del cine los ruidos que nos rodean", explicó el realizador, nacido en Malasia y asiduo en los festivales europeos. Que en Rizi no se precisen subtítulos en ningún idioma ya no extraña a nadie. Forma parte de su amor por el silencio, o más bien la ausencia de diálogos, en este caso llevado al extremo: los dos protagonistas no se cruzarán ni una frase.