Vitoria - La firma de Paco San Miguel no necesita presentaciones. Su ya dilatada trayectoria habla por sí misma. Igual que lo hacen sus creaciones, tanto aquellas que a pie de calle siguen asomándose al mundo como las que, desde el interior de una sala de exposiciones, reclaman protagonismo. En esta ocasión, el autor alavés vuelve a encontrarse entre cuatro paredes, las de Talka Galeria, un espacio "que hay que poner en valor", reclama quien asegura una vez más que "yo es que tengo la suerte de haberme encontrado con el arte".
En el espacio de Marqués de la Alameda presenta desde hoy -la inauguración se realizará a partir de las 20.00 horas- hasta el 28 de marzo una muestra sin título, algo que a San Miguel le gusta y que sólo contraviene cuando alguna institución le encarga una escultura y la autoridad necesita un nombre para la obra. "Pero con la crisis ya no se trabaja para las administraciones", sonríe. Con todo, aprovechando esta exposición, se ha editado un catálogo especial -con prólogo de Nekane Aramburu y con fotos de César San Millán- en el que se hace un amplio repaso a las dos últimas décadas de creación pública.
Más allá de esas páginas, en las que recorrer lugares en muchos casos cercanos, Talka reúne casi 40 obras de distintos formatos (incluyendo una quincena de maquetas) en las que queda claro el elogio a la esfera, ese lenguaje de la curva entrelazada con el que el autor viene trabajando desde hace años, como define y recuerda Carlos Lalastra, encargado de ubicar en el espacio de la sala la selección realizada por el propio autor. "Nos entendemos muy bien", apuntan con una sonrisa.
"Aquí está el abecedario de Paco, su lenguaje propio, su manera de entender y de hacer", describe Lalastra, empeñado desde hace tiempo, como recuerda el propio San Miguel, en buscar los espacios que sean para los artistas locales, para aquellos creadores a los que, con la crisis como excusa, se les quiere silenciar e invisibilizar. "Lo que pasa es que con Paco no pueden, él no se detiene".
Mármoles de diferentes tipos copan el protagonismo de la exposición, ofreciendo diferentes planos y formatos para que las curvas creen laberintos imposibles, ya lo hagan insertadas en esferas, en totems o en piezas planas. Junto a esta cuidada selección se presentan, en menor tamaño, una serie de maquetas, de pequeños sueños que son obras en sí mismos, esferas de lo que será o es más grande, principios que tienen valor por sí solos.
"La esfera es un elemento que empecé a trabajar a principios de siglo y que me ha cautivado mucho", como queda patente en sus últimas exposiciones y también en esta muestra, donde se recogen también unas seis piezas realizadas esté recién terminado 2019. Así, las obras más recientes y las no tanto dibujan, como cuando el artista empieza a diseñar una de sus creaciones, esta nueva propuesta al público, a quienes quieran volver a sumergirse en su forma de hacer o tal vez tengan intención de conocer por primera vez este lenguaje de la curva.