ste artículo debe rapearse a ritmo de cadera de titanio y ataviados con un turbante rojigualda con manchas de caviar y petróleo.

Con el corazón partido

muy lejos de mi Zarzuela

de mi corte de milagros

de mi reino de peineta.

Rodeado de califas,

de la Zeca a la Meca,

suspirando por España

Sherezade en mi bragueta.

Aquí soy un inmigrante,

un balsero sin patera

el guardián de mis mordidas

el banquero de mis cuentas.

El exilio de mi padre

con Franco la cuarentena

los borbones caen de pie

con democracia o sin ella.

Y ahora viene este rapero

este hijo de la miseria

este rojo con estudios

zángano de la colmena

a insultarme desde el fango

a reírse de mis penas,

picadura de mosquito,

cucaracha del coletas.

Ni Corina, ni Sofía,

ni Felipe, ni Elena,

me la sudan los ladillas

me la sudan los profetas.

Yo sé bien que estoy afuera

no tengo trono ni reina

hago siempre lo que quiero

soy el rey de la verbena.

Campechano picha brava

tonto tonto, mierda mierda

me cepillo a lo que pillo

también me cepillo a Hacienda.

Este rap desde el palacio

del que mueve Al Qaeda

es un canto libertario

para ese que entró en la trena.

(A Pablo Hásel)