Triunfaron. El viernes 15 de diciembre Vitoria vivió una de sus noches más multitudinarias y un bar del Casco Viejo arrasó.

Las comidas y cenas de empresa inundaron bares y restaurantes de la capital alavesa con mucha gente que luego llenó pubs y discotecas.

Y uno de los bares que tuvo más éxito fue La Gildería.

Tal y como prometieron, la fiesta 'remember' que habían organizado fue una de las mejores.

Y es que La Gildería, en el Cantón de Santa Ana, decidió organizar una fiesta muy especial como homenaje al mítico Four Roses.

A partir de las 23.00 horas la barra se despejó para comenzar a servir los famosos chupitos que triunfaron en los años 90 y la década de los 2000.

Tras el éxito de clientes, desde La Gildería han querido agradecer todo el apoyo recibido

Tras el éxito de clientes, desde La Gildería han querido agradecer todo el apoyo recibido esa noche del viernes con un emotivo mensaje en redes:

"El #remember superó todas nuestras expectativas gracias a vosotrxs. Veros disfrutar así es nuestra alegría y nuestro motor para seguir organizando este evento todas las veces que haga falta. ¡Muchísimas gracias a todxs lxs que compartisteis la noche con nosotrxs! ¡Y gracias también a @pablofzdj que pinchó una música de 10! ¡Sois increíbles, familia!".

El Four Roses fue un antiguo pub que se puso de moda y se convirtió en una parada obligatoria cada viernes y sábado por la noche gracias a los famosos chupitos con los que hicieron historia en toda la ciudad.

Se encontraba donde actualmente está ubicada La Gildería. Fue un auténtico referente en la noche vitoriana donde la mayoría se pasaba por allí a por un machacao.

Gaseosa y una tapa

En las últimas semanas, muchos han estado intentando recordar qué tenían realmente los machacaos que arrasaron en Vitoria durante años.

Algunos recuerdan un licor morado que se llamaba Perfecto Amor. Otros, los más expertos, lo tienen muy claro: vodka fijo, luego si era morado licor de mora y gaseosa para machacarlos.

Y algunos recuerdan vodka con 7up, y ron con limón.

Lo que no solía fallar era una curiosa petición que los clientes hacían a los camareros del Four Roses: una tapa del barril de cerveza para dar el golpe maestro.