El verano es una época del año en la que el sol es, sin duda alguna, el gran protagonista. Al aire libre y aprovechando las altas temperaturas, muchas personas buscan el calor para broncearse, guiadas por la idea de que la piel dorada es igual a belleza y salud.
No obstante, conviene saber que detrás de esta creencia hay una cruda realidad: la exposición solar sin protección puede resultar muy peligrosa. Por esa razón, hay que saber muy bien cómo actuar para evitar sustos.
La influencia de las modas
Según explica la famosa dermatóloga Ana Molina, en un vídeo de su cuenta de Instagram, relata en una entrevista que el querer broncearse también está relacionado con una idea social de que la piel morena es sinónimo de atractivo físico.
Es decir, para muchas personas, el hecho de verse con “moreno” supone cumplir con este canon de belleza. Tal y como ella cuenta, aparecer sin broncear puede dar pie a juicios que refuerzan estereotipos y hábitos poco saludables.
La belleza, a costa de salud
Ana Molina es muy clara: tomar el sol, por muy necesario que pueda ser en pequeñas dosis para obtener vitamina D, puede llegar a tener efectos negativos sobre la piel como causa de una exposición solar prolongada.
De hecho, puede tener efectos dañinos en la piel si se hace en exceso. Como resultado, las radiaciones ultravioleta pueden provocar el envejecimiento prematuro del cutis, así como varios tipos de cáncer, y que muchas veces se ignoran y pasan por alto.
Para comprender mejor esta contradicción, la dermatóloga propone un ejemplo muy sencillo: nadie ve con buenos ojos a una persona con los pulmones negros debido al tabaco, pero sí a gente con la piel “tostada” por haberse expuesto al sol.
Del mismo modo, aunque la piel blanca o poco morena pueda ser un foco de críticas, su ausencia de quemaduras denota que es mucho más sana.
El valor de protegerse
Evitar la exposición solar en las horas centrales del día, cuando la radiación es más peligrosa, es igual de importante que usar protector y llevar prendas ligeras para hacer frente a quemaduras y bronceados de piel no deseados. Así ahorramos sus consecuencias a medio-largo plazo.
Por lo tanto, urge cambiar la idea de que el bronceado es un ideal estético y recordar que la piel sana, independientemente de su color, es la mejor opción antes que una construida a base de perjudicar el sistema celular.
Más allá del protector solar
Dejando a un lado las recomendaciones que hemos visto antes, hay otras medidas que pueden sernos de mucha ayuda. Una de ellas es seguir una alimentación equilibrada y que gire en torno a verduras y frutas ricas en vitaminas A, C y E.
Asimismo, se recomienda beber agua con frecuencia, sobre todo varios litros al día para hidratar la piel y el cuerpo en general. Tampoco hay que olvidar buscar zonas con sombra o con temperaturas frescas para soportar mejor las altas temperaturas y el calor.