Paolo Galbiati prometió a la afición del Baskonia diversión en su llegada a Vitoria el pasado verano y ciertamente pocas veces se habrá divertido más el Buesa Arena que en la histórica primera parte con la que trituraron este domingo al Bilbao Basket (110-91).

Los vitorianos se impusieron en el derbi vasco gracias a 20 minutos ofensivos descomunales, en los que combinaron una puntería inusitada desde el triple, una genial lectura de juego y movimiento de balón y transiciones hipersónicas tras robo. La mezcla les permitió romper varias plusmarcas y sobretodo sellar con comodidad una victoria holgada que les permite reengancharse a la pelea por estar en la próxima Copa del Rey.

La fatiga de haber competido 36 horas antes contra el Bayern en la Euroliga no se le notó al Baskonia en el arranque del derbi, cuando con el quinteto formado por Simmons, Howard, Diallo, Kurucs y Diop los azulgranas elevaron pronto el ritmo del encuentro con una defensa muy agresiva con la que Diop robó dos balones a los bilbaínos y permitió al equipo correr en transición.

Tras el 7-0 inicial, el Bilbao Basket reaccionó a base de acierto exterior y el encuentro se convirtió en un entretenido intercambio de golpes con varios jugadores entonados en cada lado de la cancha. El primero en aparecer fue Howard, después Diallo anotó ocho puntos seguidos para su equipo, Normantas y Krampelj mantuvieron a los bilbaínos cerca en el marcador y hacia el final del cuarto inicial cinco puntos seguidos de Spagnolo y dos triples de Luwawu-Cabarrot para cerrar diez minutos de altísima anotación colocaron el 33-23 en el electrónico.

La lógica decía que los porcentajes de acierto no podrían mantenerse en el segundo cuarto, pero nada más lejos de la realidad. El recital ofensivo continuó e incluso alcanzó cotas aún más altas. Ocho puntos consecutivos del exbaskonista Darrun Hilliard, una dolor de muelas para Diallo, acercaron al Bilbao Basket a tres puntos con el 37-34, Simmons respondió con un triple y una dificilísima canasta de dos más uno y Petrasek redujo de nuevo la diferencia a tres tantos (43-40). En ese momento, se señaló una técnica a Luwawu-Cabarrot por protestar y acto y seguido tuvo un roce verbal con el banquillo del Bilbao Basket. Mal negocio para los bilbaínos enfurecer a uno de los anotadores más en forma del continente.

Si el derbi y su confianza no eran suficiente motivación, el alero galo se creció aún más y anotó en un abrir y cerrar de ojos tres triples más (5/5 en su total hasta entonces) que dedicó al banquillo visitante con los que hizo saltar el partido definitivamente por los aires. 

Con 55-41 en el marcador y aún muchos minutos por disputarse hasta el ecuador, compañeros como Howard, Diakite e incluso Frisch, que tuvo más protagonismo que de costumbre, dieron continuidad a la racha de Luwawu-Cabarrot y encadenaron un memorable parcial de 28-6 con el que aplastaron al Bilbao Basket y colocaron el 71-46 al descanso. La mayor anotación histórica del Baskonia en una primera parte de la ACB, la más alta desde 1996 y la cuarta más alta desde que hay registros. Lógico que el equipo se marchara al vestuario ovacionado por el Buesa.

Ralentización tras el descanso

El paso por los vestuarios calmó el éxtasis de los jugadores azulgranas y el partido cambió por completo, pasando de la locura anotadora a cierto atrancamiento, tal vez pensando ya en la exigente visita al Zalgiris del próximo martes. El duelo se embarró con muchos viajes a la personal, faltas técnicas para ambos conjuntos, errores y posesiones menos elaboradas. 

Los alaveses se quedaron muy lejos de sus guarismos de los dos primeros cuartos y, a pesar de que Luwawu-Cabarrot siguió inflando su estadística anotadora, sólo anotaron 14 puntos en el tercer parcial, algo que el Bilbao Basket aprovechó para acercarse en el marcador con el 85-68, aunque sin llegar a cuestionar la victoria local.

Kurucs, eliminado por acumulación de faltas a cinco minutos del final, se encargó de dejar claro al Bilbao Basket que no había opción de remontada y los últimos minutos del choque se convirtieron en una pelea por no perder la concentración y por el basket average en la que Galbiati aprovechó para dar descanso a sus principales jugadores con la mente puesta en el siguiente reto: Kaunas.