Howard, el rostro de la palidez baskonista
El desacierto del escolta estadounidense alcanza tintes preocupantes en la visita al Zaragoza con sus seis triples errados
El hundimiento fue colectivo. Prácticamente nadie se salvó del suspenso en otra tarde de perros en el Príncipe Felipe de Zaragoza, lugar en el que al Baskonia se le indigestó este domingo de mala manera el arranque liguero.
A lo sumo, hubo que rescatar algunos ramalazos de orgullo protagonizados por Diallo y Luwawu-Cabarrot o los destellos –únicamente ofensivos– de Samanic, de nuevo un coladero en defensa y el rebote.
Entre los que dio la de arena nuevamente hubo que ubicar a un gafado Markus Howard, que conservó su taquilla en el vestuario para el bautismo liguero al descartar Galbiati a Nowell de cara la cita programada en tierras mañas.
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Nadie acierta a reconocer hoy en día al mortífero escolta que en sus dos primeras campañas como azulgrana exhibió un instinto voraz a la hora de profanar el aro rival. Tras su multimillonaria renovación al poco de acabar la temporada 2023-2024, el escolta de New Jersey ha perdido su magia.
Huérfano de su desenfreno anotador, queda prácticamente reducido a la nada porque todos los entrenadores rivales saben cómo buscarle las cosquillas en defensa habida cuenta de su déficit en cuanto a centímetros.
La llegada de un entrenador como Galbiati que en teoría potencia las habilidades ofensivas de sus discípulos debía suponer un punto de inflexión para que las virtudes de Howard volvieran a hacer acto de presencia y se rencontrara consigo mismo.
Craso error a tenor de su pobre rendimiento tras otra pretemporada presidida por los problemas físicos y en la que apenas ha trabajado con cierta normalidad víctima de una lesión muscular.
Ante un Casademont Zaragoza pleno de fe, Howard se convirtió en el vivo rostro de la palidez azulgrana. Falló lo inimaginable desde más allá del 6,75 (0 de 6) pese a gozar de francas posiciones de tiro.
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Su lenguaje corporal fue el de un jugador completamente sobrepasado, reo de la desconfianza, ansioso y con fantamas en su cabeza que le hicieron ver el aro local completamente diminuto. Howard erró sus seis triples, perdió tres balones y, mientras estuvo en pista, el diferencial del Baskonia fue de -16.
Joaquín Rodríguez, su sombra
Un escolta casi desconocido para el público en general como Joaquín Rodríguez le sacó por completo del partido. En ataque y en defensa, el uruguayo se convirtió en una pesadilla para Howard, desquiciado al ver que todos sus tiros eran repelidos por el aro maño.
En definitiva, un calco de lo que le sucedió ante el Asvel, si bien ese día queda el consuelo de que despertó de su letargo en el último cuarto con varios triples marca de la casa.
Galbiati le mantuvo en pista, pero el norteamericano fue incapaz de encontrar rendijas por las que reengancharse al partido. Tanto él como sus compañeros bajaron los brazos demasiado pronto.