En un partido marcado más por las reivindicaciones políticas que la sociedad alavesa realizó tanto fuera como dentro del pabellón que por lo sucedido sobre el parqué, el Baskonia consiguió sin demasiados sobresaltos llevarse la victoria ante un endeble Maccabi Tel Aviv. Los gasteiztarras, impulsados por la clarividencia de Forrest, la agresividad de Moneke en ataque y el enorme acierto exterior de un Howard renacido, Luwawu-Cabarrot y Rogkavopoulos, superaron sin necesidad de exprimirse en tareas defensivas a un rival que sólo cuestionó la victoria local con una racha anotadora de Sorkin en el último cuarto.

El encuentro, en el que Laso, condicionado por la baja de Diop, volvió a apostar por Samanic como pívot titular junto a Forrest, Baldwin, Luwawu-Cabarrot y Moneke, comenzó con ambos equipos intercambiándose canastas y dejándose llevar en una puesta en escena defensiva muy contemplativa.

Con un elevado acierto en el lanzamiento exterior en los primeros minutos y un Moneke entonadísimo en ataque con 11 puntos sólo en el primer cuarto, el Baskonia compensó su agujero interior y mantuvo el choque igualado durante los diez primeros minutos, que terminó con un marcador de 22-23. El Maccabi, por su parte, también jugó cómodo y logró encontrar a Sorkin, Williams y a Rivero bajo el aro gasteiztarra.

En la reanudación, el encuentro se convirtió en un festival del triple y, de hecho, las seis primeras canastas del segundo parcial llegaron desde más allá de la línea de 6,75 metros, algo que benefició al Baskonia y en concreto a Markus Howard, que tras conseguir ver aro entró en calor y junto a un también preciso Rogkavopoulos comenzó a poner tierra de por medio con el Maccabi. Con Forrest acumulando asistencias y tras otra canasta del alero griego sin demasiada oposición de los macabeos, los alaveses alcanzaron una ventaja de dobles dígitos por primera vez con el 44-34.

Tras ello y después de que Howard se marchara al banquillo con su segunda falta personal, el Baskonia bajó algo sus revoluciones en ataque y dio algo de oxígeno a los visitantes. Eso sí, Moneke, con unos números estelares en la primera parte, se encargó con omnipresencia en el rebote y su acierto ofensivo de que la diferencia se mantuviera al descanso pese al intento de Randolph de acercar a los suyos.

Pequeño susto al final

El 51-42 con el que se llegó al descanso fue indicativo del predominio del ataque sobre la defensa y flotaba la sensación de que el Baskonia no necesitaba más que apretar los dientes en defensa para poder romper el encuentro. Ese cambio de mentalidad, sin embargo, no se dio tras el paso de vestuarios, cuando se mantuvo el pacto de no agresión entre ambos conjuntos.

Samanic, encadenando buenas acciones en la zona con errores en el tiro y malas decisiones, ejerció como eje del ataque azulgrana en los primeros minutos de la segunda parte hasta que los de Laso volvieron a apoyarse en el lanzamiento exterior con los triples de Luwawu-Cabarrot, Forrest y Markus Howard, este último encargado de que los alaveses lograran ampliar ligeramente su ventaja en el tramo final del tercer cuarto (73-59).

El Maccabi, sin ninguna intención de desfondarse en defensa y con una de sus piezas más importantes como Rokas Jokubaitis sin minutos en la rotación, se dejó llevar y fueron más bien los errores locales fruto de la falta de concentración los que permitieron a los hombres de Kattash volver a meterse en el partido casi sin quererlo gracias a un parcial de 0-9 comandado por Sorkin en el comienzo del cuarto decisivo.

El propio interior israelí, haciendo mucho daño al Baskonia en la pintura, se encargó de acercar a los israelís a sólo cinco puntos con el 82-77 a falta de tres minutos y medio para el desenlace y dio emoción a un partido que parecía sentenciado cuando los alaveses ganaban por 78-61 a 7:45 del final.

Afortunadamente, los visitantes no aprovecharon las oportunidades que tuvieron para haber metido el miedo en el cuerpo a los gasteiztarras, no apareció un segundo referente para acompañar a Sorkin y Howard y Luwawu-Cabarrot, con dos fogonazos, se encargaron de sentenciar definitivamente una victoria de 89-82 que, si bien podía haber sido más abultada, cuenta igual y permite al Baskonia regresar a la senda de la victoria tras sus derrotas ante el Unicaja y el Mónaco.