El Baskonia sufrió ante la Virtus Bolonia una dolorosa derrota no tanto por caer en casa ante el colista de la Euroliga, sino por tirar por la borda un partido que estaba ganado a 18 segundos del final por sus propios errores desde la línea de los tiros libres, una defensa desastrosa y la trágica decisión de no hacer falta a Clyburn en la última jugada hasta que Moneke lo arrolló para provocar el tres más uno que dio a los italianos un triunfo de fe al más puro estilo Dusko Ivanovic.
El encuentro comenzó algo trabado por parte de ambos conjuntos, con desacierto en el tiro y la Virtus Bolonia logrando una pequeña ventaja gracias al rebote ofensivo y a la claridad de Shengelia, uno de los pocos entonados de los primeros compases con siete puntos seguidos para su equipo.
Al conjunto gasteiztarra, con su habitual quinteto titular formado por Forrest, Howard, Sedekerskis, Moneke y Hall, le costó sumar puntos en el juego combinativo y tuvieron que ser Howard y Moneke con sus acciones individuales quienes sostuvieran al equipo en ataque en un primer cuarto que, tras un afortunado triple de Forrest contra el tablero y otro de Rogkavopoulos en el último suspiro, terminó con el marcador igualado (21-21).
En la reanudación, el Baskonia, ante la ausencia de opciones de correr la cancha, siguió teniendo dificultades para encontrar canastas fáciles bajo el aro rival y se apoyó en su acierto exterior unido a las trabajadas canastas de Sedekerskis en el poste para compensar sus agujeros en la defensa interior, donde la Virtus volvió a hacer daño mediante el rebote ofensivo y el poderío físico de Zizic y Diouf.
Con este guión y los dos equipos incómodos y sin fluidez en su juego, el marcador se movió en distancias cortas, con la Virtus por delante, pero sin lograr escaparse en ningún momento. Al final, tras dos pérdidas de Hackett y Forrest y un triple que no tocó el aro de Morgan fiel reflejo del atascado juego, se llegó al descanso con el marcador de nuevo en tablas (38-38).
Al regreso de vestuarios, el Baskonia encontró al fin esos puntos con cortes a canasta de Tadas o Moneke que no encontró en la primera parte y llegó a colocarse por delante con un 45-41 que hasta entonces era su máxima ventaja con una buena penetración de Forrest. Sin embargo, no tuvo el acierto de la primera parte desde el perímetro y sí se mantuvo el mal del rebote ofensivo, que facilitó que la Virtus Bolonia, más enérgica y activa bajo los tableros, volteara el electrónico con un parcial de 0-7 cimentado en tres capturas bajo el aro local de Shengelia y Cordinier.
Tras ello, llegó un tramo del encuentro en el que el conjunto italiano volcó su ataque en Will Clyburn, para quien Ivanovic dibujó jugadas en el poste. El norteamericano, protagonizó varias buenas acciones mostrando su enorme calidad mientras el Baskonia, dándole de su propia medicina a los hombres de Ivanovic, sacó partido del gran trabajo en el rebote ofensivo de Diop, Rogkavopoulos y Sedekerskis para conseguir cerrar el tercer cuarto por delante, aunque por la mínima (57-56).
Final trágico
Se llegó, por lo tanto, con todo por decidir al parcial decisivo, en el que el rebote ofensivo siguió dando réditos al Baskonia y en concreto a Diop y a Rogkavopoulos, que lograron estirar su tiempo sobre el parqué gracias a su esfuerzo para conseguir segundas opciones. También se mantuvo en la cancha un Baldwin con mayor clarividencia en la dirección que Forrest y así, con el segundo triple de un Howard de nuevo desacertado desde fuera, los locales alcanzaron los cinco puntos de renta.
Clyburn, incansable y asumiendo galones, recortó diferencias, pero los locales siguieron trabajando en la misma línea y Rogkavopoulos encontró su recompensa con un triple desde ocho metros para el 70-64. Aún hubo que seguir trabajando, ya que Cordinier en transición y Shengelia de nuevo tras rebote ofensivo igualaron el choque en un pestañeo.
Moneke y Hall se dejaron puntos en el tiro libre y tuvo que ser de nuevo el encendido Rogkavopoulos quien sacara las castañas del fuego con otro triple y un palmeo para poner el 75-72 con un minuto por delante. Tras un alley oop de Hall y una canasta de Cordinier, Howard fue a la línea de personal con 18 segundos en el reloj, metió sólo el segundo y todo parecía encarrilado (78-74). Pero ante un equipo de Ivanovic nunca se puede pensar eso.
La Virtus no perdió la fe y el Baskonia se cavó su propia tumba. Cordinier aprovechó la autopista dejada por los alaveses para anotar en cinco segundos el 78-76, la acción se repitió con Grazulis para el 80-78 y Rogkavopoulos, cruelmente, falló un tiro libre a falta de cuatro segundos (81-78). Pudieron hacer falta los locales para evitar un triple, pero incomprensiblemente no lo hicieron hasta que Clyburn lanzó el triple ganador y Moneke lo arrolló torpemente por detrás para facilitar el tres más uno y regalar a la Virtus la victoria en un desenlace absolutamente increíble.