El Baskonia viene de cosechar otra hiriente derrota en El Pireo, donde a Pablo Laso no se le puede acusar de no haber agitado el árbol ni innovado con su plantilla en busca de soluciones para frenar la sangría propiciada por el Olympiacos en el marcador.

Por primera vez en la presente temporada, el vitoriano apostó por quintetos inéditos a los que la afición no está acostumbrada. Medidas casi a la desesperada a las que suelen recurrir los entrenadores para tratar de rearmar a cualquier equipo tocado en el plano baloncestístico y anímico cuando las cosas vienen mal dadas. Sin embargo, ni por esas consiguió salir el Baskonia del oscuro túnel en el que se ha adentrado.

El problema es que todas las teclas que Laso está tocando para hacer del vitoriano un conjunto realmente competitivo siguen sin surtir el efecto deseado. Con el marcador bastante decantado a favor de los griegos, el vitoriano decidió prescindir de los servicios de sus dos bases disponibles en ausencia de Baldwin, actualmente concentrado con Georgia en estas ventanas FIBA para cambiar su estatus.

Forrest, con evidentes problemas para meter marchas elevadas al timón y acostumbrado a jugar al ralentí con un desmedido abuso del bote, y Jaramaz, quien tampoco está demostrando estar a la altura de la exigencia, perdieron progresivamente la confianza del gasteiztarra.

Hasta el punto de que, bien avanzado el choque, fue Howard de forma circunstancial el encargado de subir el balón. Y todo ello a sabiendas del evidente perjuicio para un escolta que, desde el primer minuto, ha acreditado en Vitoria sus grandes dotes finalizadoras.

El técnico vitoriano opuso ante el Olympiacos un quinteto sin bases ni ‘cincos’ puros en otra vuelta de tuerca no vista hasta ahora; Howard ejerció como base de circunstancias y Ndiaye como poste puro, aunque su apuesta no reanimó al equipo en El Pireo

Aunque fuera durante un corto intervalo de tiempo, esta apuesta resultó indicativa de la desesperación de un entrenador que volvió a ver cómo sus cabezas pensantes dieron otra vez la de arena a la hora de imprimir un mínimo de criterio y orden al juego, especialmente en el ataque posicional de cinco contra cinco.

No quedó ahí la pequeña revolución. En la cuerda interior también se produjo una buena sacudida en el Baskonia que tampoco llegó a buen puerto. Hall y Diop, claramente superados por la poderosa dupla formada por Fall y Milutinov, también coincidieron durante bastantes minutos en el banquillo, algo que no había sucedido casi nunca en la presente temporada.

Laso conversa con Moneke en pleno partido Josu Chavarri Erralde

Hasta ahora, bien el azerbayano bien el senegalés se habían mantenido en pista aún siendo el cuerpo técnico consciente de su escasa generación en el juego de espaldas al aro o su nula amenaza exterior.

Noviembre maldito

Laso probó en su lugar con la dupla Sedekerskis-Moneke o incluso con Ndiaye como 'cinco' circunstancial. Eso sí, fueron alternativas que no alteraron el decorado de un encuentro dominado con puño de hierro por el Olympiacos, que supo hurgar desde el salto inicial en el débil estado anímico azulgrana.

Estas apuestas resultan indicativas del grado de desesperación de Laso, que sigue sin reanimar a un grupo con el ánimo alicaído que acumula una sola victoria en ocho encuentros en este terrorífico mes de noviembre

Lo cierto es que todas las variantes tácticas desde el banquillo no están consiguiendo propiciar un cambio en la inercia perdedora del Baskonia. A expensas de lo que suceda el próximo jueves en el Zalgirio Arena ante un rival con la confianza por las nubes y claramente al alza esta temporada como el Zalgiris, el conjunto vitoriano puede concluir este terrorífico mes de noviembre con unos números sonrojantes.

Los ocho partidos disputados se han saldado con siete derrotas (París Basketball, Gran Canaria, Barcelona, Anadolu Efes, Mónaco, Casademont Zaragoza y Olympiacos) y una agónica victoria ante el Lleida por la mínima en el Buesa Arena (100-99).

El parón debido a los compromisos de las selecciones puede ser útil si el Baskonia encuentra por fin las soluciones a todos los males que cualquier aficionado ha podido detectar. De lo que no hay duda es que alguna ayuda del exterior en forma de fichaje, especialmente para el puesto de 'cuatro', también sería bienvenida.

De momento, Laso sigue tratando de exprimir al máximo a una plantilla de trece efectivos que a la hora de la verdad fía su suerte durante los partidos a un núcleo duro de, a lo sumo, ocho o nueve jugadores. Un número realmente escaso para simultanear dos competiciones tan exigentes como la Liga ACB y la Euroliga.