“Nos hemos parecido poco al equipo de la temporada pasada”, valoró Joan Peñarroya el pasado domingo tras la victoria del Baskonia en Lugo. “El año pasado se nos acusaba de ser un equipo que solo tiraba triples y hoy hemos tirado el doble de dos que de tres”, añadió al respecto para consolidar su argumento.
“Este es un equipo en construcción, un equipo que tiene que crecer y lo de hoy es un buen toque de atención para mejorar”, indicó tras el sopapo recibido en Murcia ante el UCAM de Sito Alonso. Así es. No le falta razón al técnico azulgrana.
Este Baskonia está aún a media cocción. Le falta. Todavía no carbura como debiera y tiene un buen número de asignaturas pendientes que debe enmendar en las próximas semanas. Los números, y sobre todo las sensaciones mostradas en ambos partidos, así lo confirman.
Queda claro que tras estos dos encuentros de la competición doméstica el equipo carece de un faro que guíe su transitar en cancha como hacía el pasado año Darius Thompson. La sombra del director de juego reclutado por el Efes es alargada y de momento sus sustitutos, Codi Miller-McIntyre y Nico Mannion, especialmente este último, no se han mostrado muy fiables a la hora de manejar los partidos.
Un Baskonia espeso, sin ritmo, que abusa del bote en exceso, mucho más lento que el del pasado ejercicio y con una menor clarividencia a la hora de jugar en ataque. Buena prueba de ello es lo vivido durante los nefastos primeros 20 minutos en Murcia, duelo en el que el Baskonia llegó al descanso con tan solo una asistencia.
Al final del partido, la tropa azulgrana acabaría el choque con 10 pases de canasta, cifra demasiado escasa y que demuestra la falta de juego colectivo de este nuevo Baskonia en este arranque de temporada. Este apartado estadístico desvela un equipo menos generoso y fluido en ataque. Y es que si la temporada pasada, la escuadra gasteiztarra rozó las 20 asistencias por partido, en estos dos duelos lleva tan solo 13. Siete menos.
'Howarddependencia'
Un Baskonia más individualista. No en vano, tanto ante el Breogán como frente al Murcia durante muchas fases del partido, la escuadra gasteiztarra salió a flote gracias al talento individual de Howard. El 'Markus sistema'. El de New Jersey tira del carro por su cuenta ante la incapacidad del grupo de morder a través de una actuación coral.
Otro que echa de menos la clarividencia de los bases es Maik Kotsar. El pívot estonio formó un sociedad bien avenida con Thompson el pasado ejercicio. Un pick & roll letal que este año brilla por su ausencia. Y es que el correoso jugador báltico se ha visto obligado a generarse sus propios puntos por su cuenta subiendo a recibir al poste alto y desde allí empezar a driblar contrarios hasta llegar a canasta. Aún no ha encontrado el socio perfecto al que unirse.
Esta falta de clarividencia en los bases ha provocado también en varias fases de los partidos ver a un Baskonia caótico y fuera de control. Muy errático e impreciso, especialmente Mannion, quien promedia la friolera de cuatro pérdidas por partido, mientras que su compañero en la dirección de juego, Miller Mc Intyre, no le va muy a la zaga y ya acumula tres. De momento, el Baskonia del curso 2023-24 promedia 16 balones perdidos por choque cuatro más de los que perdía hace un año cuando acabó la ACB con 12.
Adiós al vértigo y ritmo alto
Además, hay que dejar claro que estas pérdidas no son fruto de un ritmo de juego endiablado o de caer en la precipitación por querer jugar rápido. No. El vértigo que sedujo al Buesa Arena hace unos meses ha brillado por su ausencia en este inicio de curso.
En Murcia, el Baskonia llegó al descanso sin protagonizar contragolpe alguno y al final del partido tan solo anotó cinco puntos tras sus salidas al contrataque
Buena prueba de ello es que en Murcia, el Baskonia llegó al descanso sin protagonizar contragolpe alguno y que al final del partido tan solo anotó cinco puntos merced a sus salidas al contrataque. Hay más pausa, menos ritmo y mucho menos vértigo en el juego azulgrana.
Hay otro dato estadístico que confirma esta apreciación sobre la velocidad en cancha del Baskonia. Con ataques más lentos, se generan menos posesiones por lo que hay menos lanzamientos. En el primer año con Joan Peñarroya en el banquillo, el conjunto azulgrana promedió 65 tiros de campo por 56,5 en el arranque de este. 8,5 disparos menos. Significativa es además, la forma en la que se repartieron esos lanzamientos.
Y es que si el año pasado había más igualdad entre los tiros de tres y de dos, con 30,5 intentos desde más allá del arco y 34,5 dentro, este curso el Baskonia casi dobla los tiros de 2, con 37, a los de tres, en los que tan solo lanza 19,5, diez menos que la pasada campaña.
Sin embargo, los problemas no terminan ahí. Hay más frentes abiertos, además de la falta de clarividencia en el puesto de base, que en principio parece el más palpable.
Y es que los aleros tampoco aportan en exceso. Sedekerskis promedia 2 puntos en este arranque, Raieste 3 y Rogkavopoulos 4. Entre todos ellos aportan en este arranque 9 puntos, casi dos menos de los que hacía un gladiador todoterreno como Rokas Giedraitis (10,8) la pasada temporada.
Problemas en el rebote y en defensa
Otro aspecto a tener en cuenta es la falta de contundencia para cerrar el rebote, aspecto este del que también se quejó Peñarroya tras la derrota ante al UCAM. La llegada de jugadores como Diop y Moneke pretendía frenar la sangría de rechaces que se escapaban debajo del aro, pero el Murcia capturó 12 balones debajo de la canasta baskonista y el Breogán le birló 16.
Por último, ese Baskonia tampoco ha encontrado de momento esa fortaleza defensiva que buscaba tras la llegada de jugadores con más músculo e intensos. Buena prueba de ello, es que el Murcia, a poco que hubiese estado acertado desde la línea de personal –falló 15 de sus 34 tiros libres– hubiese rebasado la centena de puntos ya que se quedó en 88.
Las cifras confirman que de momento, este Baskonia incluso recibe más puntos que el del ejercicio anterior en el que encajó 82,8 por duelo y ahora la cifra ha subido hasta los 83,5. Otra asignatura pendiente. Una más. Lo dicho. Hay muchos frentes abiertos.