Última oportunidad. A Sander Raieste le ha llegado esta temporada la hora de la verdad. El prometedor jugador estonio, que cautivó al mundo del baloncesto en el verano de 2016 tras ser distinguido como el mejor jugador del Europeo sub-16 B disputado en Sofía y en el que su selección se hizo con la medalla de oro, afronta su último año de contrato en Vitoria con la necesidad de reivindicar su valía.

Así es. Ya no le quedan más balas en la recámara para sacar a relucir todas esas cualidades que en su día el imberbe letón apuntaba y que le permitieron ser reclutado por el Baskonia cuando tan solo tenía 17 años. Es su momento.

Tras cocerse a fuego lento, primero en los equipos de las categorías inferiores de la Fundación 5+11, y después en su país natal al que regresaría de vuelta para seguir creciendo en el BC Kalev Cramo en el que jugó en calidad de cedido, Sander Raieste debe pegar este curso la explosión definitiva.

El tiempo se agota. Y es que tras siete años en Vitoria, el alero báltico cumplirá esta campaña su tercera temporada en el primer equipo. La tercera debe ser la vencida. Un paso adelante al fin. En el club confían en que así sea.

La advertencia de Peñarroya

Ya lo advirtió en el inicio del pasado curso Joan Peñarroya sobre el papel que debían jugar entonces los canteranos baskonistas –Tadas Sedekerskis, Artur Kurucs y Sander Raieste–. El técnico catalán entendía que ya el pasado ejercicio debían dar algo más en su rendimiento, no limitarse a ser meros comparsas y estar en el grupo gracias a su condición de cupo de formación. “No son tan jóvenes”, precisó entonces el de Terrassa para dejar ver que debían asumir más responsabilidades.

Así es. Raieste cumplió en marzo 24, Sedekerskis alcanzó los 25 en enero y Kurucs, que dejó el club el pasado verano, se marchó con 23. La salida del letón tras expirar su contrato debe servir a Raieste para ponerse las pilas. Un ejemplo de que le podría suceder lo mismo si no da el salto necesario para seguir en un club de las exigencias del Baskonia.

Unos jovencísimos Raieste, Sedekerskis y Kurucs posan con el trofeo de la liga ACB conquistado en la burbuja de Valencia en junio de 2020 ACB Photo

De momento, el pasado ejercicio fue capaz de revertir la mala dinámica en la que había entrado su tratyectoria como baskonista. Y es que tras estancarse y dar un paso atrás en su segunda temporada como miembro de la plantilla azulgrana, al menos el último ejercicio no volvió a retroceder sino que incluso mejoró las prestaciones de su primer curso en el primer equipo.

Las estadísticas así lo confirman. En la campaña 2020-21, a las órdenes de Dusko Ivanovic y tras arrancar el curso con 21 años, Raieste jugaría una media de 7:17 minutos a las órdenes del técnico montenegrino en los que anotaría 1,7 puntos, con unos porcentajes del 52,6% en tiros de 2, 40% en triples y 60% en tiros libres, cogería 0,8 rebotes y daría 0,5 asistencias por partido para acabar con una valoración media de 1,3 puntos en los 21 partidos que disputó de azulgrana.

Paso atrás en su segundo año 

Pues bien, sus números cayeron en picado la temporada siguiente en la que arrancaría con Ivanovic y concluiría con Spahija en el banquillo del Buesa. Raieste, jugaría seis partidos menos, 15, en los que también vio reducida su cota de minutos hasta los 6:05 por encuentro. Sus estadísticas bajaron mucho más incluso tras promediar 0,2 puntos, 0,5 rebotes, 0,3 asistencias y una valoración negativa de -0,3. No fue su año. 

Raieste, durante un partido ante el Valencia Basket de la temporada 2021-22 Aitor Bouzo

De hecho, no estuvo fino ni en una de sus especialidades, la del lanzamiento de tres, virtud por la que en su época de formación maravilló al baloncesto europeo. Si el año anterior acabó con un notable 40% tras anotar cuatro de sus diez intentos, en el curso 2021-22 se fue con un rosco tras errar sus seis lanzamientos.

Al menos, la pasada campaña Raieste volvió a ver algo la luz de la mano de Peñarroya. Un poco. Y es que en los momentos cruciales del curso, el preparador catalán no contó con sus servicios, pero al menos en el resto de la campaña sí que tuvo un mayor papel que en el pasado.

Su ración de minutos en pista se duplicó al pasar en los 27 partidos que jugó, casi el doble, de 6:05 a 13:08, mientras que promediaría 2,8 puntos, con unos porcentajes del 46,4% en tiros de 2, 30,6% en triples y 72,2% en tiros libres, capturaría 1,9 rebotes y daría 0,4 asistencias por partido para acabar con una valoración media de 2,2 puntos. Sensible mejoría. Sin embargo, todo apunta a que este año deberá dar un poco más. Llega la reválida de Raieste.