O mucho cambia el decorado en próximas fechas, o esta Euroliga 2021-22 promete convertirse en un calvario para el Baskonia. La gira turca que debía acelerar el reenganche al Top 8 ha deparado, a la postre, unos réditos funestos para un maratoniano azulgrana cada vez más lejos de los puestos de privilegio. La segunda vuelta se le puede hacer interminable si, como así parece, termina descolgándose a la hora de subirse a una locomotora que circula a una velocidad endiablada.
Si frente al Efes pudo abandonar la pista con la conciencia hasta cierto punto tranquila tras competir durante tres cuartos de forma notable, este jueves reapareció el Baskonia. A remolque desde el salto inicial, la tropa alavesa fue incapaz de sacudirse los pesados grilletes de un anfitrión que vivió de las rentas y tiró de oficio tras un pletórico arranque.
Un constante quiero y no puedo mientras afloró una manifiesta incapacidad ofensiva para alcanzar unos dígitos mínimamente razonables en otra noche de auténtica ceguera y rebosante de pérdidas infantiles. Regresan los fantasmas alrededor de un equipo que no puso encima de la mesa ningún argumento para dar la réplica al molino de viento otomano.
Solo se salvaron del naufragio dos jugadores. Enoch representó el único islote en cuanto a acierto mientras que el espíritu de lucha tan solo corrió a cargo del canterano Kurucs. ¿El resto? Sin excesivos comentarios.
Menos de dos minutos tardó Spahija para capear el duro temporal que se le venía encima. Dos madrugadores triples de Henry -al que las faltas le impidieron estar más tiempo sobre la cancha- y otro de Mahmutoglu dibujaron un panorama desalentador para un Baskonia sin la tensión necesaria que exigía un partido de este calibre e intimidado por el escenario.AGONÍA PARA ANOTAR
El Fenerbahce, que se despegó en el marcador con una facilidad pasmosa pese a reservar de inicio a sus mejores pistoleros (De Colo y Guduric), martirizó a los vitorianos con su desbordante energía, una defensa extremadamente física y una superioridad apabullante en todas las facetas. Prueba de la intensidad de plastilina de los alaveses es que la primera falta, obra de Kurucs, llegó pasado el minuto 8.
El exterior letón volvió a adelantar en la rotación exterior a Marinkovic, que por segundo partido seguido vio los toros desde la barrera en un mensaje claro de que tiene abiertas las puertas de salida del club pese a sus tres años de contrato. Tras un pequeño amago de reacción liderado por Enoch, el Baskonia siempre hizo la goma con un rendimiento ínfimo en ambos aros y una versión tan descafeinada como en muchos tramos de esta campaña.
Los pesos pesados azulgranas volvieron a defraudor y de ello se aprovechó un Fenerbahce sobrado de recursos y cuyo rendimiento en esta Euroliga describe una línea ascendente. La terrible agonía para facturar una canasta en las filas azulgranas contrastó con la asombrosa facilidad de los turcos para sumar mediante un pick and roll central. Una jugada que los de Djordjevic repitieron hasta la saciedad sin que la pizarra de Spahija consiguiera desactivarla.
El conjunto vitoriano tuvo que sobrevivir un día más con la famélica aportación ofensiva de Baldwin y Giedraitis. También careció de antídotos para contrarrestar la clase del elegante De Colo, una pesadilla recurrente en los enfrentamientos europeos de los últimos tiempos, o la supremacía interior de Vesely y Booker, el clásico pívot del segundo paso que maltrató el aro vitoriano en infinidad de ocasiones. La ausencia en la segunda mitad del pívot estadounidense, aquejado de problemas físicos, constituyó un alivio.
Tras el descanso, el Baskonia amagó con meterse en el partido en varias ocasiones recortando la desventaja hasta la decena de puntos, aunque sus intentonas carecieron de excesiva fe. Las incesantes pérdidas frustraron una y otra vez cualquier atisbo de remontada ante un Fenerbahce poco exigido y al que ni siquiera le temblaron las piernas pese a su punto de mira cada vez más desviado.
En definitiva, otro baño de realismo para un Baskonia que ni siquiera mostró vergüenza torera para evitar un castigo de proporciones siderales. Esta imagen de viva impotencia mantiene sumidos a los aficionados en el desencanto más absoluto. Queda claro que la única solución para enderezar el rumbo estriba ya en mover alguna ficha de una plantilla a todas luces mejorable en todas las posiciones.
Más de lo mismo El partido de ayer devolvió al Baskonia al callejón oscuro de casi toda la temporada. Un equipo sin acierto, baloncesto y, he aquí lo peor, ni alma para competir con cierto decoro ante un Fenerbahce que tan solo apretó el acelerador al comienzo para abrir un boquete suficiente y luego vivir de las rentas.
Sin referentes Llueve sobre mojado ya con un puñado de jugadores que están lejos de las expectativas. Baldwin y Giedraitis volvieron a dar la de arena y otros parecen no tener el nivel suficiente para competir a estos niveles. El talento de Enoch y la brega de Kurucs fueron lo único destacable en otra noche tormentosa.