- Tras hacer lo más difícil, el Baskonia acabó ayer con cara de tonto. Se le escurrió, a la postre, un partido dantesco en el que nadie mereció ganar debido a la interminable retahíla de errores. Cuando se levantó de la lona para enviar un directo al mentón culé gracias a un contundente parcial de 17-0 -del 52-58 se pasó en un abrir y cerrar de ojos a un esperanzador 69-58 que parecía definitivo-, llegó un apagón incomprensible que puso en bandeja el triunfo a un Barcelona tan mediocre como en pasadas temporadas.

Cuatro minutos finales en los que los hombres de Ivanovic se pegaron un tiro en el pie con una cadencia de errores difíciles de ver hoy en día en el profesionalismo. La palma se la llevó en este sentido Vildoza, protagonista negativo con una deficiente lectura del juego y una pérdida en un saque de banda que insufló oxígeno a un visitante capaz de sentenciar el triunfo gracias a un mate de Abrines en un contragolpe. Una velada tormentosa y escasamente estética, reflejada en las 41 pérdidas entre ambos protagonistas, se vio clausurada con un 0-11 mortal de necesidad que dejó al Baskonia con un pésimo sabor de boca.

Aun con sus innumerables errores, la tropa alavesa dispuso de una doble oportunidad con el fin de enmascarar su caótico epílogo. Sin embargo, el partido ya estaba para entonces viciado tras sendos triples de Abrines y Kuric, dos canastas del escolta estadounidense y del balear y otra más a cargo de Davies. En primera instancia, Henry desperdició una sencilla bandeja con su mano izquierda. El colmo de los despropósitos fue el tapón final de Mirotic a Peters. La puntilla definitiva para un Baskonia que ayer dejó escapar una de esas victorias de las que puede acordarse más adelante en la áspera carrera hacia el Top 8.

Un final absolutamente enrevesado y diabólico para un TD Systems que tras destapar la debilidad mental culé y sobreponerse a las continuas ventajas de los pupilos adiestrados por Jasikevicius en los tres cuartos iniciales tiró por la borda su buen trabajo con una inocencia clamorosa. Nadie evitó la caída a los infiernos en medio de pérdidas absurdas, ataques pésimamente ejecutados y unas defensas de plastilina que despertaron el colmillo afilado del Barcelona, que se encontró con un regalo inesperado cuando estaba a punto de firmar un nuevo naufragio en el Buesa Arena.

El partido no tuvo ningún ritmo en los albores por culpa de las incesantes pérdidas -infinidad de pasos en ambos bandos- y las faltas, aunque superada una farragosa fase inicial ambos equipos comenzaron un intenso cuerpo a cuerpo. Bolmaro, uno de los secundarios de un Barcelona con un interminable fondo de armario, constituyó la novedosa apuesta de un Jasikevicius empeñado en reducir el manantial anotador de Vildoza y evitar las fugaces transiciones de los purasangres en manos de Ivanovic.

El factor Mirotic se dejó sentir en el Buesa Arena. Ausente en la última visita culé al Buesa Arena, el hispano-montenegrino aprovechó los desajustes defensivos locales para facturar puntos con una facilidad inusitada. El dominio catalán en la primera mitad fue evidente, aunque el buen hacer de Henry y el ingreso de Fall minimizaron bastante los daños en las filas alavesas. El techo senegalés intimidó lo suyo y también firmó ocho puntos en un santiamén evitando que el Barcelona acudiera al periodo para la reflexión con una renta mucho más holgada.

A diferencia de partidos precedentes, el Baskonia apenas pudo prodigarse al contragolpe y varios jugadores estuvieron lejos de una versión acorde a sus posibilidades. Peters confirmó que su nivel de confianza continúa bajo, mientras que Vildoza y Giedraitis -castigado con muchos minutos de banco- sufrieron de lo lindo para destapar su talento. Las rentas blaugranas fueron creciendo (48-56) en un tercer cuarto donde las concesiones en el rebote abrieron otra vía de agua en el Baskonia y Calathes se adueñó del tempo. Un calamitoso Heurtel fue el mejor aliado conforme avanzaba un duelo de pico y pala que por momentos defraudó. El equipo vitoriano se agarró con uñas y dientes a un partido repleto de imprecisiones y Polonara volvió a mostrar el camino del éxito gracias a su álgida producción ofensiva, pero el castigo final fue demoledor.

Apagón final El Baskonia estuvo a merced del Barça en los tres primeros cuartos, pero firmó un parcial de 17-0 que puso en bandeja la victoria (69-58). Cuando todo el mundo se las prometía felices, una caótica gestión de los minutos finales supuso un jarro de agua fría para un anfitrión huérfano de instinto asesino, temple y clarividencia.

Una noche de pico y pala El cartel de la velada auguraba emociones fuertes, pero el encuentro resultó a la hora de la verdad decepcionante para los paladares más exigentes ante el incesante número de pérdidas, las constantes interrupciones y los errores a mansalva en ambos lados. El Barça demostró ser el menos malo y se llevó el gato al agua.

Ivanovic Le sigue faltando un jugador exterior para la rotación en el perímetro en partidos importantes como el de ayer. Volvió a utilizar la fórmula de dos bases y tres hombres altos ante su justita confianza en los canteranos. Fall ganó otra vez protagonismo entre los hombres altos en detrimento de Diop. El montenegrino castigó ayer con muchos minutos de banquillo a unos inoperantes Vildoza y Giedraitis.

Polonara

El principal artífice del parcial de 17-0 que reanimó al Baskonia. Con la confianza por las nubes para tirar del carro en los momentos comprometidos, aunque su labor resultó ayer estéril.

41

pérdidas entre ambos equipos

El partido resultó soporífero y estuvo repleto de imprecisiones (22 del Baskonia y 19 del Barcelona).

El conjunto vitoriano desperdició una jugosa ventaja (71-61) con una terrible secuencia de errores que los blaugranas no desaprovecharon

Una pérdida de Vildoza en un saque de banda coronó el despropósito; la bandeja errada por Henry y el tapón de Mirotic a Peters fueron la puntilla