Nunca se le había pasado por la cabeza que pudiera ser donante, pero en un momento determinado "mi cuñado necesitaba un riñón y decidimos apuntarnos mi hermana y yo para donarlo. Y después de pasar un montón de pruebas en Txagorritxu nos derivaron a Cruces y allí se decidió que fuese yo el que lo donase".

Hostelero de éxito en Labastida junto a su compañera, Joseba Petralanda explica que las pruebas no fueron para que su riñón se trasplantase directamente a su cuñado. La realidad es que el proceso fue mucho más complejo.

"Hubo que hacer un plan cruzado entre cinco personas entre Alicante, Madrid, Barcelona y Bilbao. Este es un plan en el que, si no eres compatible, te apuntas en el hospital y la red de trasplantes busca a alguien que sí lo sea. Es como una rueda: yo te lo doy a ti, para que uno de tu familia se lo dé a tu cuñada y se hace una rueda entre cinco personas".

Cuenta que quitarlo se quita a la vez a todos, a los cinco. Por eso, las operaciones se realizaron simultáneamente en Madrid, Barcelona, Alicante y Cruces. Una vez extraídos, los riñones se llevaron en helicóptero a los aeropuertos y posteriormente se trasplantaron a las personas que lo esperaban.

Tras la operación, Joseba Petralanda recuerda que "lo único que notas durante un tiempo es que estás cansado, porque el riñón que te queda debe crecer un poco para hacer el trabajo de los dos. Pero dolores o algo parecido, nada de nada". Y añade que "yo hago la vida normal, como siempre. Para mí es la mejor experiencia que he tenido en mi vida y me llena como persona".

Su experiencia fue a través del hospital a raíz de que su cuñado acudiese a una consulta de las que tenía de revisión para comenzar la diálisis. Fue entonces cuando "mi hermana y yo fuimos al médico y le dijimos que queríamos donar. Nos hicieron un montón de pruebas de todo tipo, incluso las más especializadas, a los dos, porque hasta el último momento no se sabe a quién van a seleccionar y descartaron a mi hermana por si había algún problema con su marido, que era el receptor, ya que tienen hijos. Por eso me seleccionaron a mí".

Esa fue una parte del proceso. "Después tuve que ir al psicólogo en Cruces, y al juzgado en Barakaldo para certificar que lo hacía por decisión propia y no porque te pagan, o porque vayas a traficar con tus órganos. Lo más duro de todo fue el juzgado, porque sales con la sensación de ser casi un delincuente por las preguntas que te hacen".

Todo el proceso no le cuesta nada de dinero a los donantes. Joseba Petralanda comenta que así fue y que la gente que lo atendió era "encantadora. Si hubiera que pagar todo el proceso pasaría de los 300.000 euros, porque vale mucho dinero por las pruebas, médicos, aviones y helicópteros y operaciones. Pero todo se hizo sin costes gracias a la Sanidad Pública. La verdad es que nuestro país es líder en estas cosas. Leí que en un día habían realizado una rueda con 16 personas".

Petralanda desconoce qué otras personas participaron simultáneamente en el trasplante, aunque sí que comentan si es el de Alicante o el de Madrid, pero se llevan con mucha discreción los nombres de las personas o las familias.

Joseba anima a la gente a ser donante. "No pasa nada y ayudas a la gente que lo necesita para vivir. Lo único que necesitas es estar convencido de que lo quieres hacer".

Muy sensibilizado con la experiencia, Petralanda decidió implicarse en apoyo a esta causa y lo primero que organizó fue un partido de pelota en Labastida para recaudar fondos en apoyo a los trasplantes. Y como quería seguir con esa ayuda, "se nos ocurrió poner en marcha en nuestro local, Jai Alai, un pintxo solidario".

3 euros. El pintxo solidario fue una idea de Lorena, pareja de Joseba Petralanda. "Lo comentó una noche en casa y nos gustó. Lo pusimos de común acuerdo a 2,50 euros, para donar 50 céntimos a ALCER, pero antes de ponerlo en marcha fue cuando se enteró Carlos Fernández, de Bodegas Tierra, que se sumó a la iniciativa. En vez de a 2,50, nos sugirió añadir un Blanco Tierra y cobrar 3, para así donar un euro. Les preguntamos a ALCER si les parecía correcto llevarlo a cabo y nos dijeron que estaban encantados".