- El parque de San Ginés, el gran espacio para el disfrute del tiempo libre en el medio ambiente, a los pies del Toloño, se ha visto transformado en el último año, gracias al apoyo de la Diputación al Ayuntamiento de Labastida para mejorar sus instalaciones, facilitar la accesibilidad y dotar de servicios al enclave. La alcaldesa, Laura Pérez Borinaga, detalla que San Ginés llevaba muchos años sin actuaciones de mejora y “pedía una cierta reforma, un lavado de cara”, ya que por ese parque pasan o acuden muchos miles de personas a lo largo del año. “Este es un parque de los llamados del caracol, dependen de la Diputación Foral de Álava y después de ponernos en contacto con ellos vieron que se podían realizar algunas mejoras, especialmente en la zona que está más cerca del porche de la ermita donde hay una chimenea para poder asar”.

Aquel espacio tenía un suelo cubierto de cascajo que resultaba dificultoso para personas con limitaciones de movilidad. De común acuerdo, la Diputación y el Consistorio realizaron un diseño de suelo de madera, ajustado al entorno, para facilitar no solo la movilidad sino también la posibilidad de instalar una terraza, atendido por el pequeño bar que hay en la ermita y que gestiona una pareja de vecinos de Labastida, por encomienda del propio ayuntamiento.

La obra respetó la zona de hierba circundante donde existen mesas de piedra con bancos del mismo material y un asador grande, que también se retocó con el fin de que, junto al que se encuentra en la ermita, los vecinos o visitantes puedan asar su comida, incluso en esta época del año, gracias a las protecciones instaladas y a los depósitos metálicos para recoger las cenizas y rescoldos.

A raíz de aquella reforma, explica Pérez, se pensó que había otro problema que se podía resolver fácilmente. A San Ginés, ubicado a dos kilómetros y medio del Labastida, es complicado y costoso llevar energía eléctrica convencional. Eso ocasionaba que el bar tuviera que utilizar un generador de gasolina que “contaminaba el aire y producía un molesto ruido”, pero que se necesitaba para tener luz, una cámara donde mantener los helados “porque sobre todo éste es un sitio al que se acude en verano”, y la maquinaria necesaria en un bar.

Por ello se decidió la colocación de placas solares y, gracias a una subvención foral para el fomento de la sostenibilidad, se logró el dinero necesario, también para un punto de recarga de coches eléctricos en el aparcamiento del polideportivo del pueblo.

Las placas se colocaron en el tejado a más altura de los dos cuerpos que tiene la ermita y se buscó una ubicación para las baterías y un generador automático. Como no había mucho espacio, se realizó una modificación en el lateral del edificio, donde está el porche. Allí se ha adosado un cuarto, respetando el estilo de ese lugar, a base de piedra y madera, ya que apenas se aprecia que se trata de una nueva incorporación de obra y a partir de ahora bastará darle al interruptor para tener luz en el interior de la ermita o energía suficiente para todo lo que precise el bar.

San Ginés es uno de los espacios elegidos por muchas personas para acudir los fines de semana a pasar el día. Las mesas y bancos del lugar, con capacidad para diez personas, se ajustan a los protocolos de seguridad. El espacio es además.punto de llegada o de paso de cientos de senderistas.