En el fútbol siempre hay lugar a sorpresas. Eso es lo que le da sentido y emoción. Pero, si tuviera que señalar ahora mismo, a falta de mes y medio para que comience LaLiga, quiénes van a ser sus rivales directos por la permanencia durante la próxima temporada en la élite, el Deportivo Alavés no tendría demasiadas dudas. Y lo primero que haría es mirar hacia abajo, a quienes regresan tras su paso por la Segunda División.
Los tres clubes que han salido victoriosos de la alocada batalla que es la categoría de plata son el Levante, el Elche y el Real Oviedo. Los dos primeros de manera directa, siendo los más regulares de LaLiga Hypermotion, y los carbayones a través del playoff, en el que superaron al Almería y el Mirandés. Tres, dos y 24 son, respectivamente, los cursos que han estado cada uno de ellos alejados. Y el reto ahora volverá a ser mayúsculo.
Además, todos ellos tratarán de permanecer en la élite con técnicos debutantes en la misma. Eder Sarabia la pisó en su día como segundo de Quique Setién, pero este será su estreno como primer entrenador. Lo mismo para Julián Calero y Veljko Paunović, si bien este último todavía no ha renovado. La intención del club asturiano, de propiedad mexicana (Pachuca), es que lo haga, pero las negociaciones continúan abiertas.
Aparte de los tres recién ascendidos, otros equipos que deberían luchar por lo mismo que el Alavés son el Espanyol y el Getafe. Los pericos, eso sí, quieren evitarlo moviéndose muy rápido en el mercado. La venta de Joan García les ha dado alas y ya han firmado a Hugo Pérez, Marcos Fernández, Miguel Rubio, Marco Dmitrovic, Kike García, José Salinas, Roberto Fernández, pagando 6,2 millones de euros, y Carlos Romero.
Está por ver, de todas formas, si todos esos refuerzos son capaces de suplir una baja tan sensible como la de su guardameta, ahora propiedad del Barcelona. Los porteros que dan puntos, más si son heroicos como Joan García, pueden valer por una salvación. Y ahora no lo van a tener, por mucho que Dmitrovic no sea un mal reemplazo. Y no hay que olvidar que tuvieron que esperar hasta la última jornada para cerrar la permanencia.
Del Getafe, por su parte, es difícil saber qué esperar. La continuidad del exalbiazul José Bordalás siempre es un seguro, pues saca petróleo de una piedra, pero los finales de temporada del equipo no están siendo nada buenos, y eso le puede pasar factura algún año. El runrún de cada verano en torno a la figura del técnico alicantino tampoco ayuda y son varios los futbolistas que están yendo de más a menos. Necesitan sangre fresca.
En vista de lo ocurrido el curso pasado, también habría que meter en la quiniela al Girona y el Sevilla. La diferencia es que los catalanes no van a tener este año la presión de la Champions League, por lo que podrán centrarse exclusivamente en LaLiga. También se espera una reacción de los hispalenses. Pese a su profunda crisis institucional, no son un club para pelear por el descenso, aunque acabarán cayendo si siguen en la misma línea.
LA EXIGENCIA EUROPEA
Habrá que ver, por otro lado, cómo afecta a una escuadra como el Rayo Vallecano jugar Conference League mientras pelean por salvarse. No son pocos los equipos que, por una experiencia muy ilusionante como es jugar en Europa, han acabado perdiendo la categoría. Al Alavés, por ejemplo, le sucedió en la campaña 2002-03. Y eso que los de Mané cayeron pronto eliminados, frente al Besiktas en la segunda ronda de la UEFA.
Tampoco podrán perder de vista la zona roja clubes como Osasuna, el Mallorca y el Valencia, sobre todo este último. Está por ver si su reacción con Carlos Coberán fue algo puntual o no. Siempre hay alguna sorpresa y, normalmente, la suelen protagonizar aquellos conjuntos de mitad de tabla que miran más hacia arriba que hacia abajo. Ahora bien, ninguno de los tres arrancará el campeonato entre los claros candidatos a sufrir.