El Deportivo Alavés cerró hace unos días el fichaje de Pablo Ibáñez, que llegó libre de Osasuna, y está muy cerca de hacer lo propio con Youssef Enríquez, por quién deberá pagar traspaso al Real Madrid. Ambas son apuestas del club albiazul a medio plazo, con una inversión importante detrás, pero que también pueden dar rendimiento desde el principio. Algo necesario cuando los recursos son limitados.

Y estos dos refuerzos van en la línea de lo acontecido en las últimas campañas. El Glorioso, además de competir en el verde para seguir en Primera División, necesita generar patrimonio, y destinar una parte de su presupuesto a futbolistas con potencial es necesario para ello. No puede pensar únicamente en lo inmediato. Y no lo hace: se espera que los contratos de Ibáñez y Enríquez sean por cuatro o cinco temporadas cada uno.

Apuestas como estas dos se hicieron en los dos anteriores mercados por Santi Mouriño y Hugo Novoa (2029) y Moussa Diarra, Facundo Garcés, Tomás Conechny, Asier Villalibre y Toni Martínez (2028). No siempre salen bien, pues acertar no es tarea sencilla en este deporte, pero con que más de la mitad funcionen ya es una buena noticia, como ha dicho Sergio Fernández varias veces. Y más si se da algún pelotazo en forma de venta.

Esto último, precisamente, podría acudir con Antonio Blanco y Carlos Vicente este mismo verano, aunque la ganancia en el caso del primero de ellos no sería tan grande debido a que el 50 % de sus derechos son del Madrid. Aun así, si acaban marchándose de Mendizorroza, habrán cumplido de sobra, ofreciendo un enorme rendimiento y dejando dinero al salir. En su día, el cordobés firmó por cuatro años y el maño por tres y medio.

No hubo pocos casos en la anterior etapa en la máxima categoría, fuera de esto quedan las renovaciones, pero quienes abrieron de nuevo la veda en este sentido fueron Carlos Protesoni y Jon Guridi. Tras el fracaso de la campaña 2021-22, que acabó con el descenso a Segunda, el Alavés modificó su estrategia y la contratación de futbolistas por tres o más temporadas, con más proyección que presente, pasó a ser una prioridad.

Así, desde el breve paso por la división de plata y con contrato de media-larga duración, han llegado a Vitoria-Gasteiz albiazules como Nahuel Tenaglia, Nikola Maras, Xeber Alkain o Ander Guevara, además de los otros once ya citados. Y eso sin pasar por alto las muchas incorporaciones que se hacen cada verano a la cantera babazorra, si bien ese es un tema diferente. Queda evidente, por tanto, cuál es la idea, salga mejor o peor.

Esto hace que, pase lo que pase cada verano, el Alavés esté protegido, pues no será fácil que le arrebaten a sus hombres sin pasar por caja, y también potencia la sinergia de la plantilla. Los futbolistas se sienten más cómodos cuando se sienten valorados por el club y su única preocupación a futuro es si serán capaces de subir otro escalón. Cuando les queda solo un año, es inevitable que la mente no esté al cien por cien en el césped.

PRECEDENTES

Por comparar, en los últimos tres cursos del anterior periplo en LaLiga (2019-22), el Alavés fichó por tres o más años a siete jugadores: Pere Pons, Joselu Mato, Lucas Pérez y Florian Lejeune (3) y Luis Rioja, Tachi y Miguel de la Fuente (4). Es decir, ocho menos que entre 2022 y 2025, en el mismo lapso de tiempo. Y acordar cinco campañas, como se hizo con Mouriño y Novoa, parecía una utopía. No se hacía desde Thiaw (5), Bodipo y Nené (7).

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La menor inversión realizada a medio-largo plazo entre 2019 y 2022 pudo deberse a dos razones: el lastre de algunos contratos firmados antes y a la pandemia. Entre 2016 y 2018, se fichó por varios cursos a Carlos Vigaray, Aleksandar Katai, Ibai Gómez, Christian Santos, Rubén Duarte, Tomás Pina, Mubarak Wakaso, Enzo Zidane, Adrián Marín y Ximo Navarro (3) y a Dani Torres, Rodrigo Ely, Antonio Sivera, Guillermo Maripán, Burgui, John Guidetti, Rubén Sobrino y Patrick Twumasi (4). Y solo cinco cumplieron su contrato.

EL 1+1

El mayor cambio, eso sí, se produjo con el ascenso a la máxima categoría del 2016, cuando Sergio Fernández aterrizó en el Paseo de Cervantes. Hasta que el leonés tomó las riendas de la dirección deportiva babazorra, lo habitual en el Alavés era el acuerdo 1+1. Es decir, un año y otro opcional. Esa es la estrategia que perfeccionó Javier Zubillaga y de la que solo se permitió excepciones para fichar a Fernando Pacheco y Gaizka Toquero.