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Contra viento y marea

El Alavés vuelve a ganar en Mendizorroza después de 127 días pese a la expulsión de Antonio Blanco y Antonio Sivera

Las imágenes del Alavés-Villarreal en Mendizorroza

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Qué manera de ganar en Mendizorroza después de 127 días de pura agonía. Con el tercer guardameta de la rotación, en un descuento de casi 20 minutos y con dos futbolistas menos tras las revisiones del VAR en una pésima actuación del ínclito Ortiz Arias. Pese a todas esas circunstancias fue capaz el Deportivo Alavés de certificar los tres puntos y dar el ansiado golpe sobre la mesa frente al Villarreal en un duelo que pasará a la historia por el orgullo y la resiliencia mostrada por el conjunto albiazul.

El Glorioso vuelve a sonreír. Lo hace, además, de manera titánica y superando todos los contratiempos habidos y por haber en un duelo en el que quedó claro que el premio en juego eran más que tres puntos para el anfitrión. Significa no solo derrotar a un rival de los más potentes de la categoría, sino salir momentáneamente de los puestos de descenso y volver a hacer de Mendizorroza un auténtico fortín. Esa es la hoja de ruta marcada para cumplir con el objetivo de la permanencia.

El desarrollo del partido, controlado por el Alavés desde los primeros compases, cambió por completo en el minuto 55. Fue el momento en el que el Glorioso se quedó sin Sivera tras la revisión del VAR en una acción en la que el guardameta quedó noqueado tras recibir un rodillazo en el rostro. Sin embargo, el balón tocó en su brazo, que estaba fuera del área, y fue suficiente para que Ortiz Arias dejase con un hombre menos al Deportivo Alavés.

A partir de ahí llegó el momento de sacar las garras y exhibir un colmillo que se echaba en falta, sobre todo en Mendizorroza. Los futbolistas albiazules se convirtieron en auténticos guerreros que ni pese a todos los elementos dieron su brazo a torcer. Y hubo actores inesperados en la contienda, como Adrián Rodríguez, que tuvo su debut en un escenario de altísimo voltaje y dejó la portería a cero en una recta final de partido no apta para cardiacos.

Coudet ajustó como pudo su planteamiento táctico. El mismo que dio sus frutos en el primer tiempo con la apuesta de Pau Cabanes en el flanco derecho en detrimento de Carlos Vicente. En cualquier caso, todos los elegidos por el técnico argentino dieron el do de pecho frente al Villarreal y fueron conscientes en todo momento de que era el momento soñado para volver a certificar un triunfo.

De los milagros de Antonio Sivera en el primer tiempo se pasó a los rezos en la segunda parte debido a la ausencia del guardameta babazorro. Adrián Rodríguez, como es lógico, se ciñó a no cometer errores de juventud durante su actuación y cumplió con el cometido de perder tiempo. Ello le costó una amarilla por parte de Ortiz Arias, que mostró una actitud de lo más chulesca hacia los jugadores del Deportivo Alavés.

Tres centrales

Marcelino quemó las naves con la entrada de todos sus atacantes. Y al Glorioso no le quedó otra que saber sufrir. Una de sus tareas pendientes ya que desde la llegada de Coudet siempre había encajado un gol. El técnico babazorro tuvo claro que la victoria pasaba por fortificar la retaguardia y optó por jugadores como Mouriño, Tenaglia, Abqar, Garcés y Diarra para el epílogo.

La agonía en Mendizorroza resultó interminable. Hasta 15 minutos agregó Ortiz Arias en el segundo tiempo con motivo de las interrupciones que hubo en una batalla constante entre ambos contendientes. La afición albiazul arropó y llevó en volandas al equipo, como en las mejores galas, y todos los futbolistas babazorros dieron el do de pecho en la consecución de los tres puntos.

El Villarreal, como es lógico, encerró al Deportivo Alavés en su propio área. Pero el conjunto vitoriano supo certificar la portería a cero pese a todas las circunstancias. El equipo babazorro celebró cada despeje con efusividad, aunque no es menos cierto que por fin tuvo fortuna en las tareas defensivas. El equipo groguet desperdició varias ocasiones muy claras entro del área, pero tal y como manifestó Coudet en rueda de prensa, "el fútbol te da lo que te quita".

La emoción se desbordó en Mendizorroza tras el pitido final. El Deportivo Alavés necesitaba certificar tres puntos en casa después de cuatro meses de sequía. Los jugadores, tanto los convocados como los que se quedaron fuera de la lista, celebraron el triunfo en la tribuna de Polideportivo bajo un diluvio universal, algo que demuestra que el vestuario está unido para la consecución de una permanencia que se antoja agónica.