El fútbol y las dinámicas tienen una relación directa. Se trata de aprovechar al máximo los estados de lucidez y dar con el punto de inflexión para resolver cuanto antes las rachas más desacertadas. Y eso mismo es lo que le sucede en los últimos tiempos a Carlos Vicente, quien protagonizó un inicio de temporada extraordinario con el que llegó a estar sobre la mesa una posible convocatoria de Luis de La Fuente, pero en la actualidad pasa por un bache de irregularidad como el líder del carril derecho.
El último encuentro en el que incidió directamente en un gol fue en el triunfo frente al Betis. Fue, precisamente, el autor de dos asistencias en el hat-trick protagonizado por Kike García, consolidado como su mejor socio en la parcela ofensiva albiazul.
Ante el Leganés también realizó el centro con el que posteriormente Aleñá asistió con el pecho a Kike García, pero en los últimos compromisos le ha costado mostrar su colmillo habitual en los metros finales y el equipo echa en falta esa enorme capacidad para producir ocasiones de peligro.
De hecho, Carlos Vicente fue el cambio realizado al descanso por el Chacho Coudet en la derrota frente al Espanyol en el último encuentro disputado en Mendizorroza. Una sustitución que, además de generar desconcierto en las gradas del templo albiazul debido a su ascendencia sobre el equipo, no acabó de dar buenos réditos, ya que su reemplazo, Pau Cabanes, tampoco ofreció una actuación positiva en el extremo derecho.
Nadie genera más que él
Con tres asistencias en lo que va de temporada y las 45 ocasiones generadas de acuerdo con la estadística que ofrece la base de datos de Opta, queda fuera de toda duda que el caudal ofensivo del Deportivo Alavés pasa por las botas de Carlos Vicente. Y cuando no está fino, el equipo lo nota sobremanera, sobre todo porque las alternativas en su demarcación son más bien escasas.
El único futbolista que puede sustituir a Carlos Vicente en el flanco derecho es Pau Cabanes, un debutante en Primera, llegado a Mendizorroza mediante una cesión en el mercado invernal y que, durante su presentación como futbolista babazorro, reconoció que la posición en la que puede sacar a relucir su mejor versión es, precisamente, la contraria a la que ha ocupado en sus escasas participaciones con el Glorioso.
Adaptación inmediata
Cabe recordar que, desde su llegada a Mendizorroza en la ventana de traspasos de invierno de la pasada campaña, Carlos Vicente ha sido un fijo tanto para Luis García como para Coudet. Su adaptación a la máxima categoría fue inmediata y le arrebató el trono de la banda derecha a Álex Sola, enrolado en la actualidad en las filas del Getafe.
Pero es que la competencia para el maño durante esta temporada, desde antes de la llegada de Cabanes, ha resultado muy escasa. Durante la primera vuelta, el único reemplazo natural de Carlos Vicente fue Luka Romero, quien pasó sin pena ni gloria por las filas del Deportivo Alavés. Tan irrelevante fue la presencia del argentino (apenas ocho partidos entre Liga y Copa) que el Milan cortó su cesión para traspasarlo a Cruz Azul a cambio de tres millones de euros.
Queda claro, por tanto, que Eduardo Coudet necesita recuperar la mejor versión de uno de los pilares de su plantilla. Carlos Vicente, desde su llegada a Vitoria, ha demostrado que es uno de los pocos futbolistas babazorros capaces de marcar las diferencias en Primera División, pero en los últimos tiempos no termina de lograrlo.
Uno de los motivos que pueden justificar su bajón en la contribución ofensiva es el desempeño que realiza en el flanco derecho. Con Luis García, su rol consistió más en consolidarse como el clásico extremo capaz de realizar transiciones rápidas y nutrir a los delanteros mediante un sinfín de centros laterales. Con el libreto de Coudet, sin embargo, ha tenido que mostrar su cara más asociativa entre líneas, ser más participativo en la elaboración de juego e incluso, en alguna ocasión, le ha tocado actuar como carrilero, una posición que, lógicamente, le aleja de su zona de mayor impacto: el frente de ataque.