Apreciado el espectacular ambiente de ayer, el alavesismo tenía hambre de Primera División. A pesar de estar aún en época estival, y que muchos vitorianos estuvieran aún de vacaciones, y aunque fuera un lunes por la tarde, nada de eso importó para que ayer se viviera un bonito reencuentro entre la afición albiazul y el Glorioso.

Momento en que la plantilla celebra los tres puntos al final del partido junto a la grada donde se encuentra Iraultza.

El primer partido de la temporada en casa ante un peso pesado como el Sevilla tuvo una nota especial que comenzó con la apertura de puertas a las 18.00 horas para que los primeros aficionados en entrar al estadio pudieran disfrutar de la sesión del DJ Adriá Ortega.

Las camisetas albiazules en la grada fueron incontables.

Las camisetas albiazules en la grada fueron incontables. Iñigo Foronda

Algo de lo que también gozaron los cientos de aficionados del Sevilla que se desplazaron hasta la capital vasca para disfrutar de esta segunda jornada. Y es que la hinchada andaluza también estuvo desde primera hora animando a los suyos en el campo ubicado en el Paseo de Cervantes.

La comunión entre el equipo y la afición hizo viables los tres primeros puntos de la temporada.

Eso sí, el goteo albiazul fue constante y la grada enseguida cogió color local para que los albiazules disfrutaran con la música. El plato fuerte de esta bonita previa organizada por el Alavés tuvo lugar en los instantes previos al encuentro cuando Tayra Taylor interpretó junto al violinista Carlos Tego el himno del Alavés en una versión única y espléndida.

Josean Querejeta, en el palco antes del inicio del encuentro.

A raíz de aquí y después del pitido inicial del colegiado Cuadra Fernández, tan solo se escucharon cánticos y ánimos para un Deportivo Alavés que contagió a la grada con un fútbol cautivador, electrizante y presidido por un ritmo más propio del fútbol inglés. Eso sí, con dos minutos de silencio como señal de protesta a que se jueguen los lunes por parte de Iraultza.

Los más pequeños vibraron con el triunfo alavesista.

En ese sentido, el ambiente de Mendizorroza volvió a lucir como en cursos anteriores, es decir, animando a sus jugadores sin parar, incluso en los peores momentos de su equipo cuando el Sevilla remontó el tanto inicial de Rioja. Es más, el empate a dos firmado por Duarte con un latigazo con su pierna izquierda ayudó para que la afición bailara de nuevo al ritmo del violín de Carlos Tego que se volvió a escuchar en el descanso.

Laguardia da una entrevista.

Laguardia da una entrevista. Iñigo Foronda

Tampoco hay que olvidarse de los momentos previos al encuentro, ya que también fueron especiales. Desde primera hora de la tarde se pudieron ver por los aledaños de Mendizorroza reuniones de amigos y aficionados con las elásticas albiazules. La frase más escuchada entre todos ellos fue la de que “bonito reencuentro tenemos y con un gran rival delante”.

“Kikegol, Kikegol”

Al final, el estadio de Mendizorroza volvió a presentar una gran imagen al mundo. Lo hizo como siempre liderada por Iraultza, que durante todo el encuentro convirtió el estadio en una fiesta que estuvo apoyada por la gran actuación del equipo de Luis García Plaza. Desde febrero de este año no se veían cuatro goles en Mendizorroza y a pesar de que Rafa Mir metió el miedo en el cuerpo con un gol en los últimos instantes, este hecho no aguó la fiesta local.

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En imágenes: todas las fotos del Alavés frente al Sevilla en Mendizorroza Iñigo Foronda

El alavesismo entró en erupción con la clase de Luis Rioja y la pegada de Kike García, que ya se ha ganado el corazón de todo el alavesismo. El cántico de “Kikegol” retumbó con fuerza en la segunda mitad cuando el conquense, previa asistencia del sevillano, perforó en dos ocasiones la portería de Dmitrovic.

De camino a los vestuarios cuando, exhausto por su generoso despliegue físico, fue retirado por Luis García, el ex del Eibar y Osasuna recibió una estruendosa ovación por parte de todos los presentes.

Después del final del encuentro y con las uñas todavía en carne viva por el intento de reacción de los andaluces, nadie se movió de sus asientos. Y es que toda la plantilla albiazul celebró con sus aficionados este precioso y caluroso reencuentro.

Los más de 15.308 aficionados que acudieron ayer a Mendizorroza sintieron más que nunca el calor que se vivió en el templo alavesista. No solo el meteorológico, sino que fue el Alavés quien realmente subió la temperatura como hacía tiempo que no lo hacía.