La relación entre el Deportivo Alavés y el Levante no se limita únicamente a la rivalidad que se vivirá mañana y el próximo sábado. Han sido varios los jugadores, y también entrenadores, que han pasado por ambos clubes y, para comentar dicha eliminatoria, este periódico ha contactado con Santi Carpintero. El exjugador leonés, compañero del representante vitoriano Joseba Díaz en la actualidad, ascendió a Primera División con los granotas en la temporada 2003-04 y, al año siguiente, hizo lo propio vestido de albiazul, aunque en el inicio de la época más oscura del Glorioso.
¿Cómo ha visto la eliminatoria entre el Eibar y el Alavés?
Muy igualada, tal y como se preveía por la dinámica con la que terminaron la temporada todos los equipos de la zona alta. Podría haber pasado cualquier cosa, pero creo que empezar ganando tan pronto fue la clave de la eliminatoria.
¿Le ha sorprendido, precisamente, que los aspirantes al ascenso hayan llegado tan justos a estas últimas semanas de competición?
Para nada. Considero a la Segunda División como una de las categorías más exigentes de Europa, sobre todo, ahora que la diferencia económica entre los recién descendidos y los demás no es tan importante. Ese control ha reafirmado la igualdad que hay en LaLiga SmartBank.
Y la eliminatoria entre el Levante y el Albacete, ¿qué le pareció?
El 6-1 es muy engañoso. Durante la eliminatoria, tanto en el Carlos Belmonte como en el Ciutat de Valéncia, el Albacete ha tenido bastantes ocasiones para poner en apuros al Levante, pero le ha faltado acierto. Aun así, se vio que los granotas eran más equipo, tanto por talento en plantilla como por su experiencia sobre el césped.
Alavés-Levante y Levante-Alavés, la gran final por el ascenso.
Es una batalla que debería parecerse más a la que disputaron el Glorioso y el Eibar que a la que pudo verse entre el Levante y el Albacete. Pienso, eso sí, que los de Javi Calleja parten con un puntito más en la parte emocional, pues han sido el único equipo capaz de ganar los dos partidos a los de Luis García esta temporada. Habrá que ver, en este sentido, si a la plantilla albiazul le han servido de algo esas dos experiencias para, esta vez, cambiar las tornas.
Parece lógico pensar, de todas formas, que no se verá un resultado tan amplio como en la eliminatoria entre valencianos y manchegos.
A ver, sería extraño, pero esto no deja de ser fútbol y hay veces en las que te sorprende. Si el Alavés muestra su mejor fortaleza defensiva, maniatando a los atacantes granotas que están en racha -De Frutos y Brugué-, podrá pasar cualquiera de los dos.
¿Las opciones del Glorioso pasan por el partido de ida?
Yo sigo pensando que, en las eliminatorias, lo más determinante es no encajar gol en casa. Uno prefiere tomar ventaja, como es lógico, pero el empate no me parece del todo malo, ya que te mantiene con muchas opciones en el duelo de vuelta.
En los últimos días, Luis García ha hablado mucho de la desigualdad, en tema de descanso, que existe entre ambos equipos, ¿cómo valora sus comentarios?
Razón no le falta. Cuando acumulas 44 partidos en las piernas, un día de descanso se nota mucho, en especial, habiendo tan poco tiempo entre encuentros. Ahora bien, no te puedes agarrar a eso para decir que no vas a competir o que vas más bajo emocionalmente. Si el equipo empieza bien, sentirá menos el cansancio.
Propuso, por ejemplo, una Final Four para solucionar este problema, ¿qué le parece?
Me gusta más el actual formato que el que yo viví, cuando ascendían tres clubes de manera directa y, en consecuencia, muchos no se jugaban nada durante los dos últimos meses, pero también me atrae su propuesta. Sería muy bonito conseguir algún día, aunque su fútbol es diferente al nuestro, una experiencia similar a la que se vive en Inglaterra, donde las finales por el ascenso se juegan en un Wembley a rebosar.
Lo que igual no ve tan atractivo, en relación con lo ocurrido en las últimas horas, es que jugadores como Antonio Blanco, internacional sub-21, se pierdan una eliminatoria así por jugar un amistoso.
No tiene ningún sentido, al igual que el hecho de no parar la Segunda División, al contrario que la Primera, cuando hay jornada internacional. Se ha hecho siempre, eso es cierto, pero no me parece justo. Máxime, si no se hacen excepciones en casos como los de Blanco, quien se va a perder el partido más importante del año por un amistoso. Luego nos sorprendemos cuando los clubes admiten que prefieren no fichar futbolistas así aun sabiendo que les van a dar un plus.
Según la opinión de un exjugador como usted, ¿qué importancia toman los nervios y la tensión en finales como esta?
Buena parte del rendimiento de los futbolistas está en esa tensión. Yo, por suerte, he podido jugar encuentros de este calibre y me he encontrado con compañeros muy experimentados que se han quedado bloqueados y otros que, sin tanta trayectoria, se han mostrado mucho mejor mentalmente y han podido destacar. El factor emocional es muy importante, tanto o más que el físico.
¿Luis García o Javi Calleja?
Bueno, aquí no puedo ser objetivo y me tengo que decantar por mi relación con Calleja. Conozco también a Luis, pero la convivencia que tuvimos en el vestuario del Málaga hace mucho.
¿Le veía ya, por aquel entonces, con madera de entrenador?
Para nada. Era una persona que, a nivel de jugador, era muy bueno en todos los sentidos, pero que no hablaba mucho. Cuando estás en un vestuario, relacionas con la figura del entrenador a aquellos compañeros que son líderes, y él o no tenía o no quería mostrar ese desparpajo necesario.
¿Qué recuerda de su etapa en el Levante?
Fue mi primer ascenso, y eso nunca se olvida. Pese a que el final no fue el deseado, pues, con una oferta de renovación sobre la mesa, decidí marcharme por problemas con el presidente, guardo buenos momentos de aquella temporada.
¿Y en el Alavés?
Me fui a una ciudad espectacular, con una afición increíble y un club, en cuanto a estructura, de ensueño, pero tuve la mala suerte de vivir la etapa de Dimitry Piterman, cuya gestión fue un esperpento. Lo que vivimos allí, en el día a día, fue lamentable.
¿Se decanta por alguno de los dos en esta final por el ascenso?
A Vitoria le tengo un cariño especial, no lo puedo negar. El hecho de haberlo pasado tan mal allí refuerza las pocas cosas bonitas que hubo. Por ello, aunque preferiría que ascendieran los dos, yo me decanto por el Glorioso. Además, conozco y tengo relación con Sergio Fernández, que es también de mi ciudad natal (León).
DESDE JASON HASTA FEDDAL, CAMARASA, DEYVERSON, PABLO O MANÉ
Santi Carpintero no es, eso sí, el único futbolista que ha podido defender la camiseta tanto del Deportivo Alavés como el Levante en la época más reciente de ambos clubes. Actualmente, ya lo hace Jason Remeseiro, a quien, cabe mencionar, no guardan demasiado buen recuerdo en Orriols por haberse marchado a su máximo rival –el Valencia– y poco antes lo hicieron otros como Zou Feddal, Víctor Camarasa y Deyverson.
Estos tres llegaron a Mendizorroza en la temporada 2016-17, justo después del éxito conseguido por la plantilla de José Bordalás, y pudieron dejar su nombre grabado en la historia albiazul. Ahora bien, no sin antes tener que enfrentarse a las dudas sobre todos ellos, pues se incorporaron al Glorioso después de una muy mala temporada en el Ciutat de València que derivó en el fatídico descenso a Segunda División de la entidad granota.
Como parte del Alavés, y a las órdenes de Mauricio Pellegrino, Feddal, Camarasa y Deyverson certificaron una permanencia muy holgada y, además, ayudaron a conseguir el billete a la primera final de Copa de la historia babazorra junto a otros grandes jugadores como Pacheco, Femenía, Laguardia, Theo, Llorente, Manu García, Ibai o Edgar. Algo que, sin lugar a dudas, les convierte en integrantes ilustres del club del Paseo de Cervantes.
Varios años antes, otro exgranota que aterrizó en Vitoria-Gasteiz para triunfar, aunque en su segunda etapa, fue José Manuel Esnal Mané, quien, no debe olvidarse, también llevaría a los de Orriols a Primera en 2006. Tras mucho tiempo, y muy bueno, en el Lleida, el técnico de Balmaseda probó en el Mallorca, luego en el Levante y, posteriormente, regresó a Mendizorroza para marcar lo que, a día de hoy, se sigue recordando como la época más gloriosa del conjunto albiazul.
El ascenso a élite, con los Leal, Karmona, Téllez, Desio, Serrano, etc., fue el primer paso y luego llegaron cinco campañas consecutivas en esa máxima categoría. Entremedias, no debe olvidarse, también hubo dos participaciones europeas (UEFA Cup) y, en la primera de ellas, el Glorioso se ganó el corazón de todos los aficionados al fútbol, alavesistas y no, gracias a su actuación de coraje en la final frente al Liverpool en el Westfalenstadion alemán.
Parte de aquel gran equipo, por cierto, también formó otro gran ilustre, y con pasado en el Levante, como Pablo Gómez. Aún habiendo ya debutado como albiazul, el centrocampista vitoriano decidió vestir una temporada (1996-97) la casaca granota para volver a la siguiente, ya con Mané en el banquillo, y proseguir con su leyenda babazorra.