Encontrar coincidencias entre el Deportivo Alavés y el Eibar no es complicado. Más de 50 futbolistas han tenido la oportunidad de defender ambas camisetas y, de la misma forma, han sido varios los entrenadores que han podido sentarse en el banquillo local tanto de Mendizorroza como de Ipurua. El más reciente es José Luis Mendilibar, triunfando ahora en el Sevilla, y antes de él pudieron hacer lo propio Josu Uribe y Manix Mandiola

Con este último, en concreto, ha contactado este periódico para repasar la eliminatoria entre babazorros y armeros. Sin equipo desde que se marchó del Olot, el técnico eibarrés intenta seguir a los clubes vascos, si bien admite que “no es un obseso del fútbol”, mientras espera ese proyecto en el que tenga “algo que ganar”. A estas alturas, comenta que se ha vuelto “más selectivo”, lo cual, al mismo tiempo, define como “contradictorio”. 

Al preguntarle sobre el duelo de ida entre azulgranas y albiazules, el cual se disputó el pasado sábado en Ipurua con resultado final de 1-1, Mandiola destaca, sobre todo, las alternativas que hubo durante el mismo: “El Alavés empezó mejor y creo, incluso, que le perdonó un poco la vida al Eibar. Luego los de Garitano reaccionaron bien y tuvieron varias opciones, hasta la expulsión, para ponerse por delante. Visto lo visto, el empate fue justo”.

No le sorprende, en esa misma línea, que el Glorioso no tomara más riesgos una vez se vio en superioridad numérica, pues las tablas le permitían volver con ventaja a Mendizorroza. “Además, los locales estaban muy bien en ese momento. Pese a que no es lógico, las expulsiones pueden venir bien en ocasiones, porque el resto de jugadores entienden que deben ser solidarios y dar un plus para salvar dicha carencia”, añade. 

“No es fácil plantear partidos en los que te vale el empate, como le sucede al Alavés en este escenario”

Manix Mandiola - Exentrenador del Alavés y el Eibar

De cara al partido de vuelta, programado para este jueves en el Paseo de Cervantes, a Mandiola le surgen dudas acerca del planteamiento de los gasteiztarras. “El Eibar tiene muy claro que debe ir a ganar, no se puede guardar nada. Al Alavés, sin embargo, el hecho de que le valga el empate puede condicionar de manera inconsciente. No es fácil tomar decisiones sabiendo que, una vez pite el árbitro, el 0-0 te permite pasar a la final”, explica. 

Lo que, por el contrario, sí tiene muy claro el extécnico tanto del club babazorro como del armero es que va a ser un choque “igualadísimo”, ya que son dos escuadras muy similares: “Las diferencias son mínimas, eso es evidente. Han tenido varias rachas buenas, también alguna mala, y saldrá adelante el que demuestre más capacidad de sufrimiento. En circunstancias así, los pequeños detalles son los que se encargan de decantar la balanza”. 

En relación con esto último, Mandiola cree que la clave en el partido de vuelta estará en la efectividad de los atacantes. Según el técnico eibarrés, el orden y trabajo en defensa “se puede entrenar”, pero el acierto puntual arriba es incontrolable. “Los entrenadores vivimos de los artistas, como me gusta decirles. La mayor parte de las veces, es su puntería de cara a gol la que provoca que un equipo parezca mejor o peor”, completa. 

Ahora bien, Mendizorroza también tiene voz en todo este asunto. Para Mandiola, su afición es la principal ventaja que tiene el Alavés este jueves, pues “empuja y ayuda a los jugadores” como muy pocas. Algo que, sin duda, ha contribuido a que el conjunto de Luis García solo haya perdido un partido en casa durante toda la temporada, convirtiéndose así en el segundo mejor local, tras el Granada de Paco López, de la categoría de plata.

LA GRAN FINAL

Por último, Manix Mandiola habla de la hipotética final por el ascenso a Primera División, en la que, salvo sorpresa, esperará el Levante con el factor campo a su favor: “Si no ocurre nada extraño el miércoles, los granotas van a llegar a la última ronda siendo los favoritos, pero de poco vale esa condición ahora mismo. Cada eliminatoria es un mundo y veo capaz tanto al Alavés como al Eibar de dar la sorpresa en el Ciutat de València”.

Manix Mandiola, como técnico del Eibar, durante un partido en Mendizorroza. José Ramón Gómez

UN PERIPLO DEMASIADO BREVE POR EL 'GLORIOSO'

Para encontrar el breve periplo de Manix Mandiola en el Deportivo Alavés, hay que remontarse hasta la fatídica temporada 2008-09. Los babazorros arrancaron aquella campaña con José María Salmerón al frente del banquillo y fue Javi López quien terminó consumando el descenso a Segunda B. Entremedias, el técnico eibarrés tomó las riendas durante solo seis jornadas, en las que sumó un triunfo, otro empate y cuatro derrotas.

Fue un tren que pasó en un mal momento. A nivel personal, estuve más tiempo en el hospital que sobre el césped, pues me tuve que operar de dos hernias cervicales, y el panorama en lo deportivo no pintaba mucho mejor. Y es una pena, en realidad, porque entrenar al Glorioso fue para mí una oportunidad grandísima, pero poco más se pudo hacer. Tomaba morfina para ir a entrenar, con eso te lo digo todo”, explica el guipuzcoano.

En aquel Alavés, Mandiola coincidió con Gaizka Garitano, hoy en el banquillo del Eibar, y ya comprobó entonces que tenía madera de entrenador. “Se veía que iba a tomar ese camino, sí. Mi primera alineación como míster albiazul, por ejemplo, la hizo él. Conocía bien al equipo y, durante una comida, decidimos que esa era la mejor manera de empezar. Por desgracia, pronto se demostró que no se habían hecho bien las cosas”, recuerda.

No todo fue negativo, eso sí, en su etapa al frente del Alavés. Pese a que no le da mucha importancia, el técnico eibarrés fue quien confió en Óscar de Marcos para asentarse en el primer equipo babazorro. A sus órdenes, el de Laguardia fue titular en cuatro ocasiones y marcó dos goles para, ese mismo verano, marcharse al Athletic. “Tuve buen ojo, pero era fácil en esa situación de necesidad. Nadie se acuerda de todas las apuestas fallidas”, dice.

Manix Mandiola, durante su breve etapa al frente del Alavés. Redacción DNA

Después de Manix Mandiola, tal y como se ha mencionado al comienzo, Javi López asumió el cargo de entrenador para las siguientes 19 jornadas y fue incapaz de evitar el descenso de categoría. El Glorioso acabó 19º y sus esperanzas se disiparon en Balaídos, donde un joven canterano, cuyo nombre no era otro que Iago Aspas, dio la victoria al Celta, también envuelto en la lucha por la permanencia, en los últimos minutos del encuentro.