Costó mucho. Tal vez más de lo esperado. Pero el Deportivo Alavés hizo los deberes (2-1) ante el Málaga, quien compitió hasta el final en Mendizorroza. Gracias a los goles de Asier Villalibre y Toni Moya, los babazorros viajarán la próxima semana al Gran Canaria dependiendo de sí mismos para ascender a Primera División.

Hubo novedades, y no pocas, en el once elegido por Luis García para tratar de superar a los boquerones. Hasta seis cambios, en concreto, introdujo el técnico madrileño, quien modificó, sobre todo, la parcela ofensiva dando entrada a Villalibre, Abde, Guridi y Salva Sevilla en lugar de Sylla, Rioja –sancionado–, Jason y Moya. Atrás, se esperaban los regresos de Sivera y Duarte, ausentes en Albacete al igual que el dieciocho, y así ocurrió.

Los jugadores del Alavés saltaron intensos al césped, como no podía haber sido de otra forma, pero con menos pulsaciones que en el reciente duelo contra el Granada. Su presión fue mucho menos opresiva que entonces, mostrando poca preocupación ante los momentos con balón del Málaga, y no dudaron en buscar combinaciones rápidas para tratar de castigar el costoso repliegue defensivo de los visitantes, desordenados en varios tramos.

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En imágenes: Mendizorroza vibra con la primera final por el ascenso del Glorioso Iñigo Foronda

Esta vía, sin embargo, no fue apenas productiva. Aunque los locales no sufrieron atrás y, cuando enfocaron la portería costasoleña, la merodearon con cierto peligro, lo cierto es que las ocasiones brillaron por su ausencia. Algo curioso teniendo en cuenta que, en todos los demás campos con el ascenso directo en juego (Granada, Las Palmas, Eibar, Levante y Albacete), ya se había movido el marcador para el minuto 30, al contrario que en Mendi.

A raíz de lo anterior, la afición reclamó más por medio de sus cánticos y el Alavés, demasiado tiempo adormecido, pegó un pequeño arreón que le permitió acabar la primera mitad con sensaciones no tan amargas. Fue Abde, la principal amenaza del Málaga durante la tarde, quien tuvo la ocasión más clara en una acción individual que terminó sacando el portero. Ese remate, junto a otro de Villalibre al inicio, fue lo más reseñable en ataque.

Se echó mucho de menos, en este sentido, más participación y acierto por parte de Rober y Guridi. Pese a que uno y otro se mostraron dispuestos a combinar con sus compañeros, les faltó el empaque necesario para encarar y superar a sus marcadores. De esta manera, la zaga boquerona se sintió muy cómoda defendiendo en bloque, en especial, al ver que los gasteiztarras tampoco probaron a disparar desde fuera del área. 

El arranque de la segunda mitad, afortunadamente, curó los males de todo Mendizorroza. Nada más pitar el árbitro, el mencionado Abde recuperó el balón que había sacado el conjunto andaluz y, sin mirar atrás, esprintó hasta pisar el área rival y dejarle el balón a Villalibre, quien no perdonó (1-0). Ahora bien, para que el Búfalo cabeceara a la red fue necesario que uno de los defensores dejase la pelota muerta más allá del punto de penalti. 

Ese gol, además de provocar el popular “Súbete con nosotros al tren, que te lleva a Primera otra vez” en la grada, hizo que el Alavés se sintiera mucho más cómodo sobre el césped. El Málaga buscó el empate, tal y como se esperaba, pero cada ofensiva de los albiazules llevó más peligro que en la primera parte. Lógico, por otra parte, teniendo en cuenta que, con el paso de los minutos, fueron apareciendo cada vez más espacios.

Para tratar de darle un empuje extra al equipo, sobre todo cuando los costasoleños apretaron más, Luis García introdujo a Arroyo, Toni Moya y Alkain en lugar de Tenaglia, amonestado, Salva Sevilla y Rober. Tres cambios a los que, poco después, tuvo que sumarse el de Miguel, pues los de Pellicer, que ya habían avisado en un par de ocasiones, lograron el empate por medio de Luis Muñoz (1-1), completamente solo para ejecutar desde la frontal.

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La contienda, eso sí, pudo ponerse mucho peor tras ese jarro de agua fría. El Glorioso, volcado al ataque, descuidó más de lo debido su retaguardia y, en una combinación de tres pases, el Málaga pudo adelantarse en el electrónico. Solo la acción defensiva de Abqar, a la que, en la  jugada posterior, siguió una gran parada de Sivera, evitó que los boquerones, casi en un mano a mano, dieran la vuelta al encuentro.

Tanto sufrimiento, afortunadamente, acabó en euforia cuando, ya con el partido en un momento muy delicado, Moya recibió un balón cerca de la medialuna y, empujado por toda la grada, lo puso en la mismísima escuadra. Un tanto que, si todo sale bien frente a Las Palmas en el Gran Canaria, puede valer un ascenso a Primera División.