El Deportivo Alavés vio ayer la luz al final del túnel en el que perdió su rumbo durante las últimas semanas. Tras más de 400 minutos sin encontrar la manera de ver portería durante las cuatro últimas jornadas, la insistencia del Glorioso obtuvo por fin su premio en el trascendental enfrentamiento ante el Tenerife. La visita del cuadro chicharrero a Mendizorroza era uno de los últimos cartuchos de los vitorianos para acercarse a la zona noble y, por fin, el Alavés no perdonó.  

Pese a un comienzo de partido titubeante debido al excelso nivel en la circulación del Tenerife, los de Luis García encontraron su sitio con el paso de los minutos. Después de superar una media hora inicial con claro peligro tinerfeño, el Alavés dio un paso al frente y dominó mediante el pundonor de la sala de máquinas

Y eso que el Glorioso tuvo que hacer frente a un parte de guerra que condicionó la convocatoria. La ausencia de futbolistas básicos como Abqar y Blanco obligó a la plantilla a duplicar sus esfuerzos. El choque ante el Tenerife era, a todas luces, una prueba de carácter que el plantel babazorro debía superar para dar un golpe sobre la mesa y poner tierra de por medio respecto a sus perseguidores.

Desde la retaguardia, el conjunto vitoriano mostró su sobriedad para impedir al Tenerife desplegar su poderío físico. No en vano, la actuación más destacada correspondió a una sala de máquinas formada por Salva Sevilla, Moya y Guridi que, tal y como comentó el técnico babazorro en el pospartido, estuvo “en algodones” durante la semana. Sin escatimar en los esfuerzos, Moya y Salva manejaron a su antojo el ritmo del partido y Guridi simbolizó la perseverancia del Glorioso.

PREMIO AL SACRIFICIO

Durante gran parte de la contienda, eso sí, al Alavés le costó encontrar la manera de derribar la fortaleza tinerfeña. Los jugadores babazorros tuvieron ante sí las ocasiones más claras como un remate en el área pequeña que Soriano despejó de forma milagrosa. Después de agitar el árbol en busca de oxígeno en los metros finales, Javi López se destapó en una carrera por el sector izquierdo para asistir a Guridi, que obtuvo el premio al incansable trabajo realizado desde el comienzo del curso. 

La botella de los goles, esa que se mantuvo cerrada a cal y canto en las últimas semanas, se descorchó mediante el todocampista guipuzcoano. Tenía que ser Guridi el encargado de deshazer la fatídica racha de cuatro partidos sin ver portería. Con una pizca de ayuda por parte del guardameta visitante, el azpeitiarra sacó a relucir su repertorio técnico y remató de tacón un pase medido por Javi López, que sorteó a los rivales con una superioridad física aplastante. Finalmente Cordero Vega le concedió el tanto en el acta pese a que fue Soriano quien introdujo el balón en la red.

El guipuzcoano se mostró muy participativo y halló por fin la recompensa que venía buscando desde hace tiempo ante la portería rival

La realidad es que el Alavés ya sumaba jornadas haciendo méritos para sumar goles a su casillero particular. En una prueba de resistencia a la plantilla como pocas hasta la fecha, los de Luis García salieron airosos a través de un sacrificio coral que la grada de Mendizorroza reconoció. Y es que el feudo babazorro tenía ganas de volver a sumar de tres y celebrar un triunfo con la característica comunión entre el equipo y la grada.

El reencuentro con la victoria llega, además, en uno de los momentos más decisivos del campeonato. El Alavés, que había desaprovechado varias oportunidades para liderar la tabla, no perdonó en un auténtico match-ball que se saldó con un triunfo por la mínima para encauzar el rumbo del navío