Vitoria - Con su sensacional resurgir de las últimas jornadas, el Deportivo Alavés se ha ganado por méritos propios la oportunidad que le llega esta tarde de dar un paso de gigante hacia la permanencia dejando prácticamente eliminado en la competencia directa a un oponente como el Deportivo de La Coruña que hace no tanto tiempo disfrutaba de un cómodo colchón sobre el conjunto vitoriano que ha perdido con creces. El Glorioso, que semanas atrás se encontraba en la dramática posición que ocupa el hoy visitante de Mendizorroza, no quiere meterse de nuevo en la piel de su ahora rival y darle una oportunidad de asomar la cabeza. En muchas ocasiones se habla de partidos que tienen un valor superior a los tres puntos que se ponen en juego y el duelo de esta tarde supone un claro ejemplo. Hasta cuatro puntos se llevará a su casillero el ganador de esta tarde, ya que a la victoria habría que sumar también el gol average tras el 1-0 de la ida. En caso de triunfo alavesista, una diferencia real de doce puntos con los coruñeses que, en este caso, sería definitiva y que serviría también para, como mínimo, conservar el actual margen de seguridad con respecto a la zona roja.
La diferencia actual entre los dos contendientes es abismal, pero hace poco más de dos meses, a la llegada de Abelardo, la situación era la contraria. Entonces era el Alavés el que veía su nombre dentro de los puestos de descenso y el Deportivo el que miraba hacia abajo con cierta sensación de tranquilidad, cuando contaba con seis puntos de ventaja con respecto a los vitorianos. La resurrección albiazul traducida en diecinueve puntos de treinta posibles ha coincidido en el tiempo con el hundimiento coruñés, que en este mismo período solo ha sido capaz de sumar cinco nuevos puntos a su casillero para hundir hasta el fondo sus pies en el fango. El segundo relevo en el banquillo, con la llegada de Clarence Seedorf en detrimento de Cristóbal Parralo -quien anteriormente había sustituido a Pepe Mel-, dio de sí para una mejoría en la pasada jornada ante el Betis, aunque insuficiente para lograr un triunfo que tan necesario era en Riazor, sobre todo para mantener viva la esperanza.
El Glorioso tiene claro que su trabajo, por excelso que haya sido, no ha terminado todavía y que aún le queda por remar. Nunca se sabe en qué momento puede llegar una crisis, ya que mantener el actual ritmo puntuador -Abelardo está en números de Liga de Campeones, que se dice pronto- se antoja como del todo improbable. Por ello, cuanto más se aproveche el impulso de la ola positiva será mucho mejor para los intereses de un equipo que sabe que se juega mucho esta tarde.
Mantener la línea La idea del Alavés es no variar ni un ápice el que viene siendo su discurso habitual en las últimas jornadas. Siempre competitivo, el cuadro albiazul ha convertido Mendizorroza en un fortín prácticamente inexpugnable del que solo se han escapado dos puntos de quince posibles durante el periplo del técnico asturiano. Repetir victoria hoy supondría un paso de gigante hacia la salvación, ya que permitiría ensanchar distancias con la zona de peligro y meter en la relación a nuevos equipos de entre los que preceden a los vitorianos.
Las armas de este equipo son bien conocidas e ineludibles para tener opciones de victoria. La presión, el esfuerzo, la seguridad defensiva y esa pegada que se ha mostrado en las últimas jornadas han supuesto una combinación explosiva, sobre todo al calor de Mendizorroza.
De nuevo, tiene Abelardo a todos sus mejores jugadores disponibles y habrá que ver cómo los mezcla. Si hace unas semanas sus alineaciones titulares se podían recitar de memoria, ahora el asturiano ha dado paso a diferentes variantes que le están ofreciendo un rendimiento lineal y siempre positivo. El que entra como novedad mantiene el nivel y esa competencia está siendo fundamental en la mejoría que ha experimentado un colectivo que esta tarde buscará dar un paso de gigante hacia la salvación con otra victoria más.