vitoria. Suele decirse que no hay mal que dure cien años y que siempre que llueve escampa y pese a que en más de una ocasión resulta harto complicado de creer, la siempre terca realidad acostumbra a confirmar lo veraz de estas expresiones. El Deportivo Alavés, lo está comprobando en primera persona. Después de sufrir una temporada marcada por la interminable lista de lesiones que ha afectado a su plantilla, en estos momentos, cuando está a punto de afrontar la prueba del algodón de los play off de ascenso puede mirar a su enfermería con cierta satisfacción.
Porque después de que haya estado más concurrida que el metro de Tokio en hora punta, ahora mismo -y ojalá que por mucho tiempo- se encuentra prácticamente desierta. Una circunstancia casi desconocida a lo largo del curso que permite al Glorioso acceder a la lucha definitiva por el gran objetivo de la campaña con todo su arsenal a punto. Algo que se antojaba prácticamente imposible hace apenas unas jornadas pero que, con el paso de los días, se ha ido haciendo realidad.
De hecho, durante las últimas semanas Natxo González ha ido recuperando progresivamente a todos aquellos hombres que arrastraban molestias físicos de un tipo u otro. El último en integrar esta lista positiva ha sido Luismi, que pese a que finalmente no se sentó en el banquillo de San Mamés el pasado sábado sí que formó parte de la primera convocatoria de diecinueve elementos confeccionada por el preparador alavesita. Así pues, después de enlazar una dolencia con otra de manera casi continuada desde que arrancó la Liga, el mediapunta extremeno puede considerarse un fichaje de lujo para los decisivos play off. Con dos jornadas de Liga todavía por delante para poder disfrutar de algunos minutos de juego y recuperar sensaciones, su presencia como elemento de refresco en la vanguardia será una alternativa táctica más a la hora de encarar las siempre exigentes eliminatorias de ascenso.
Algo similar puede decirse de la retaguardia albiazul, muy castigada también a lo largo de la temporada por las lesiones y los castigos disciplinarios. Cuando más eficaz se había mostrado el equipo alcanzando un grado de solidez que le hacía prácticamente inabordable para sus adversarios, los problemas físicos continuados de varios de sus defensores comenzaron a abrir grietas en el hasta entonces indestructible muro alavesista. Entonces llegaron los problemas para conservar la portería a cero, los errores y, con ellos, las dudas que dan origen a la inseguridad.
En definitiva, una espiral más que peligrosa que debía atajarse cuanto antes. Las recuperaciones de Javi Hernández -al que le está costando mucho volver a mostrar el nivel que exhibió durante la primera vuelta- y Agustín -bastante más reciente- permiten al combinado del Paseo de Cervantes jugar con todas sus fichas y, en consecuencia, disponer de alternativas para hacer frente a posibles bajas formas o cambios de sistema.
Único lunar Pese a la evidente mejoría del estado de salud general del Deportivo Alavés, el enfermo todavía mantiene una pequeña infección. En concreto, la que afecta a la portería. A la consabida pérdida de Miguel Martínez para toda la campaña tras su grave lesión de rodilla, se han unido los diferentes problemas que han afectado a Urtzi durante buena parte del curso. El último, en la mano, le mantiene en el dique seco.
En principio, su baja no es especialmente preocupante en estos momentos puesto que el arco está siendo defendido con garantías por Iván Crespo desde su llegada a Mendizorroza el pasado mes de enero. Sin embargo, las peculiaridades de la posición de cancerbero hacen que sean víctimas frecuentes de expulsiones -con sus correspondientes sanciones- o pequeños golpes que obligan a abrir la puerta de entrada a los teóricos suplentes.
Pues bien, si el Deportivo Alavés viviera uno de estos episodios en estos momentos, se encontraría en una situación más que delicada. Porque en el banquillo se siente cada siete días el joven guardamenta del filial -todavía en edad juvenil- Sergio Herrera. Pese a que ya actuó en el Camp Nou en el encuentro de vuelta de la Copa, se antoja demasiada exigencia que deba defender la portería alavesista en un play off de ascenso.
Junto a Urtzi, aún permanecen en la enfermería el citado Miguel Martínez, Rubén Negredo y Sergio Llamas, aunque todos ellos saben desde hace mucho que su regreso no se producirá hasta el próximo curso.