Casi dos semanas y 800 kilómetros después, Rubén Zulueta, José Fernández y Antonio González han recibido este viernes el calor de los vitorianos en una recepción que se ofreció en el café Kursaal de Lakua para celebrar un nuevo gran hito de CaMinus, la asociación crada en 2019 con tres objetivos fundamentales: mostrar al mundo que las enfermedades raras existen, transmitir positividad y optimismo, y recaudar fondos para la investigación de estas enfermedades, la única esperanza para todos aquellos que las padecen.

Sus aventuras

Desde su nacimieno, CaMinus ha recorrido en silla de ruedas el Camino de Santiago francés (Roncesvalles-Santiago de Compostela), ha cruzado el desierto de los Monegros en 10 días, ha peregrinado desde Almería hasta Santiago de Compostela a lo largo de 1.395 kilómetros; y ha dado la primera vuelta a Euskal Herria en silla de ruedas, más de 550 kilometros alrededor de la geografía vasca.

Esta vez el objetivo no era menos ambicioso. El 6 de junio partieron desde Vitoria hacia Roma con el objetivo de ser recibidos por el Papa Francisco tras un recorrido en silla de ruedas por etapas que les ha llevado por Logroño, Zaragoza, Fuentes de Ebro, Lleida, Anglesola, Montserrat, a través de los distintos caminos de Santiago (Camino del Ebro Camino Catalán).

Desde Barcelona viajaron hasta el puerto italiano de Civitavecchia, y desde allí siguieron camino hasta la Ciudad del Vaticano, donde el pasado miércoles fueron recibidos por el papa Francisco. Por el camino encontrado “bastante gente que está concienciada con estas enfermedades, pero, por desgracia, hasta que a alguien no le toca de cerca y ve la dificultad que supone vivir con esto, a veces se mira para otro lado”, señalaba Zulueta, que al igual que Fernández sufre una distrofia muscular. González, también jubilado antes de tiempo por otra enfermedad degenerativa, les asiste en las actividades cotidianas dificultosas para ellos, como ducharse, ir al baño o vestirse todos los días.

Además de recabar testimonios, en su periplo han vendido camisetas, bolígrafos y otros materiales para recabar fondos y favorecer así la investigación de las enfermedades raras.

Ya en Roma, su primera parada fue en la embajada de España en el Vaticano, donde fueron recibidos por la titular de la delegación, Isabel Celaá, y un día más tarde asistieron a la recepción del papa, a quien le pidieron que “interceda con los Gobiernos del mundo para que inviertan más” en la lucha contra las enfermedades raras. En la audiencia pública le entregaron una figura de barro, llamada txikito y que representa a uno de estos activistas en silla de ruedas junto al papa, que sostiene un vaso de mate argentino.

Y si llegar a Roma les ha supuesto toda una aventura de casi 15 días, el regreso ha sido mucho más fugaz, pues apenas 48 horas después de visitar la plaza de San Pedro, ya en Lakua, han vuelto a reunirse con todas las personas y entidades que les han apoyado desde la distancia.