¿Qué supone para ustedes el Premio +Voz que les concede DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA?

–Recibir un premio aquí, en Álava, es algo muy grande. La Asociación CaMinus nació en Vitoria y todo lo que hemos conseguido lo hemos logrado gracias al apoyo de la gente. Entendemos que es un reconocimiento no solo a nosotros, sino a toda la gente que nos ha ayudado. Entonces, estamos súpercontentos; es algo muy grande.

Nacieron en 2019 con la idea de hacer el Camino de Santiago en silla de ruedas.

–Nació de casualidad. Nos hicimos amigos en un camping y las familias al final hicieron cuadrilla. Un año, toda la cuadrilla menos nosotros dos se fue a hacer el Camino de Santiago. Cuando estaban llegando a Burgos, decidimos ir, verles e invitarles a comer. Empezamos a picarnos a ver cuándo nos íbamos los dos... Y llegó un momento que fue, me cago en la leche, por qué no vamos a hacer el Camino. Y así nació. Nos encontramos con muchas negativas: nadie creía en nosotros, ni las propias asociaciones del Camino querían saber nada de esto. Escuchamos unas cosas... pero todo eso nos hizo más fuertes. Empezamos a buscar apoyos y nos dimos cuenta de que había más gente que lo quería hacer. Nos propusimos hacer una guía, no solo hacer el Camino sino también documentarlo para que más personas pudieran hacerlo. Fue una locura: cualquier persona que hace el Camino son 790 kilómetros, a nosotros nos costó 1.200 kilómetros llegar a Santiago. Íbamos por un camino, avanzábamos diez kilómetros, nos encontrábamos un puente con un pelado de diez centímetros y vuelta para atrás... Hicimos un 70% por el Camino original, más de lo que pensábamos. Recaudamos un dinero y decidimos que tenía que ir a la investigación y, a través del doctor López de Munain, llegamos a la Fundación Isabel Gemio y llevamos más de 20.000 euros recaudados.

Pero no solo es dinero.

–No, también son los valores que ha cogido la asociación. Estamos dando mucha visibilidad a las enfermedades minoritarias, estamos trasladando mucha positividad a la gente que padece estas enfermedades o alguna discapacidad y recaudar fondos para la investigación que es muy importante. Vimos que era una bola que no podíamos parar.

Y así nace CaMinus.

–Había mucha gente encerrada en sus casas y que, gracias a lo que estábamos haciendo, estaban saliendo de su zona de confort. Recibíamos miles de mensajes de agradecimiento, de familiares de personas que se animaban a salir de casa y hacer actividades después de vernos. Somos muy activos en redes sociales y hemos conseguido que personas enfermas vuelvan a reírse y se han animado a salir de sus casas. Eso te llena mucho. Todo el mundo nos decía que no podíamos parar.

Y llegó la pandemia...

–Tuvimos la idea de hacer un grupo burbuja e irnos al desierto de los Monegros, que ahí no íbamos a contagiar a nadie. En la comarca no se creían lo que íbamos a hacer. Fue increíble y nos grabaron un documental, Persiguiendo el límite, continuamos dando visibilidad y la bola ya no podía parar. Nos damos cuenta que gracias a la guía están llegando a Santiago cientos de personas en silla, estamos ayudando a asociaciones con ELA, esclerosis, parálisis cerebrales, que nos preguntan cómo es el Camino... Y decidimos volver al Camino, pero a la versión más larga, el mozárabe, que parte desde Almería. Fue una locura: fuimos los primeros en hacerlo una vez más y creo que seremos los únicos. Nos ayudaron muchísimo, pero en algunos puntos la accesibilidad era cero, las pendientes en algunos pueblos era tremenda, no podíamos ni llegar a los albergues y tuvimos que dormir a la intemperie alguna noche porque no teníamos a donde entrar. Pero, a la vez, el apoyo era tremendo y seguíamos recaudando. No era lo que buscábamos, pero hemos conseguido que poblaciones o albergues se adaptan.

Embajadores de la accesibilidad universal.

–Estamos muy orgullosos delo que estamos viviendo. Somos dos personas en una situación complicada, con una enfermedad que no nos permite hacer deportes adaptados. El hacer algo así y volver a vernos en la naturaleza, perdidos en el monte y de una forma autónoma es muy emocionante. Vuelves a vivir cosas que pensabas que nunca más las ibas a vivir. A nivel personal es muy importante, pero a nivel emocional es la leche por lo que estás haciendo por otra gente y esto no hay quien lo pare.

2023 ha sido el de la vuelta a Euskal Herria, con una llegada en la etapa final a Vitoria que fue apoteósica.

–Brutal. Después de todos los miles de kilómetros que llevábamos hechos, estábamos tremendamente agradecidos a toda la gente de aquí que nos había apoyado y decidimos hacer algo en casa. La primera vuelta a Euskal Herria en silla de ruedas ha sido el proyecto más emotivo de todos por el apoyo que hemos recibido, por la cantidad de pueblos que nos estaban esperando y nos recibía la gente desde las calles y los balcones aplaudiendo. El apoyo y la recaudación han sido brutales, pero, sobre todo, la cantidad de personas con otras discapacidades que se ha acercado y que se unían a nosotros a hacer un tramo de la ruta. Han vivido con nosotros esa experiencia, hemos compartido las dificultades que tenemos en nuestras vidas y hemos vivido algo muy potente y hemos llorado mucho. Llegar a la Virgen Blanco con cientos de personas esperándonos fue muy emocionante.