Heredó el baserri de su abuelo y bisabuelo, y con el apoyo de sus padres lo rehabilitó y se lanzó a abrir su propio negocio. Hoy, ni un año después, La Cabaña Pottery & Plants, más conocida en Sarria como La Cabaña, cuelga el cartel de completo cada fin de semana.

Un despegue fulgurante en un “oasis de paz y tranquilidad al que acudir cuando las prisas y el ruido de la ciudad te colapsan y agobian”, como lo define su propia promotora, Maitane Sáez. En un momento laboral convulso, con continuas aperturas y cierres de negocios y fallidos proyectos, el de esta mujer emprendedora de 31 años es un ejemplo de éxito.

Desde el 10 de septiembre que abrió el establecimiento ya ha recibido a mil visitantes, que han disfrutado de sesiones de hatha y vinyasa yoga, talleres de cerámica y experiencias que combinan yoga, brunch local y cerámica en un caserío rehabilitado en plena naturaleza y con vistas al monte.

¿Con qué objetivo? Activar el cuerpo, liberar la mente y dejar fluir la creatividad para mejorar no solo el bienestar físico y mental sino también el social, puesto que con La Cabaña, como se conoce en la zona, “hemos creado una comunidad en la comarca; entre semana acuden los vecinos de la zona y los fines de semana, gente de Vitoria, Bilbao, Gipuzkoa... Y, al mismo tiempo, un foco de atracción de visitantes, ya que mucha de su clientela de fuera de Álava acaba haciendo turismo por Zuia.

“Sabía que la idea iba a funcionar, por ser original, y presentía que la gente lo iba a disfrutar, ya que la mezcla de yoga/almuerzo/cerámica tiene buenos resultados, lo que no tenía tan claro es que íbamos a colgar el cartel de lleno todos los fines de semana. No llevamos ni un año, no esperábamos en absoluto llenar y poner agotado en la web en tan poco tiempo”, confiesa.

El perfil de su clientela es de una mujer de entre 25 y 45 años que acude a La Cabaña a disfrutar de un plan diferente y a relajarse, ya sea con pareja, amigas... “Desde vecinas que vienen semanalmente a yoga hasta un grupo de jóvenes estadounidenses que estaba disfrutando de un año sabático por el Estado y ésta fue una de sus paradas, pasando por familias con niños, reencuentros de amigas, despedidas de soltera, etc. ”, cuenta orgullosa Maitane.

El éxito rápido no le da vértigo. “Para que la gente esté tranquila, tenemos que estarlo nosotras; sabemos que tenemos un buen producto y un buen servicio, así que vértigo, ninguno; sí que me dio vértigo empezar a emprender porque todavía estábamos en pandemia y era una inversión muy potente; además, sabes que, una vez que empiezas, no puedes dar marcha atrás, pero ahora estoy muy contenta de haberme lanzado”, indica.

Quería tener su propio negocio

Esta joven emprendedora siempre ha sabido que quería tener su propio negocio, lo tuvo claro desde que acabó de estudiar Publicidad, Relaciones Públicas y Diseño Gráfico. Después, se formó como sumiller de té y se adentró en el mundo del café y té en Vitoria. Precisamente fue durante un viaje a Praga, visitando las tiendas de té locales, cuando Maitane descubrió la cerámica artesana del país y a su regreso a Gasteiz, no tardó en apuntarse a clases de cerámica. Hoy, tiene su propio taller.

“De pequeña ya quería estudiar Publicidad, me encantaban los anuncios de la televisión, la estética del diseño y la imagen, me gusta ese mundo. Es vocacional”.

Obstáculos en el camino también se ha encontrado. “Hay un trabajo de fondo que si no eres tenaz, no sales adelante, si no das pico y pala cada día y te cansas enseguida, olvídate”, señala al recordar lo costoso y latoso que fue todo el proceso de reforma del caserío y de trámites burocráticos.

La experiencia denominada Toca tierra es hasta ahora el taller más demandado, el plato fuerte de La Cabaña. “Combinamos yoga, un almuerzo con producto local, sostenible y de temporada y taller de cerámica; es la oferta más innovadora y completa”, valora la responsable de La Cabaña Pottery & Plants.

La idea surge porque Maitane realizaba estas actividades los días laborables en Vitoria, pero llegó a la conclusión de que hacerlo con prisa y entre semana era imposible, ya que se necesita estar relajada; de lo contrario, no se disfruta de la clase, ya que para cuando empieza, uno se tiene que ir; de ahí nació la experiencia actual.

“En yoga te da tiempo a relajarte, un relax que continúa en el almuerzo, al tiempo que entablas conversación y socializas con otras personas y, al final, terminas la experiencia con la parte más intuitiva y creativa, la cerámica. Resultado: la gente nos dice que se va encantada, que se respira tranquilidad y que La Cabaña es un lugar con buena energía porque todo está cuidado al detalle y no existen las prisas”, valora Maitane. Asimismo, a la oferta Toca tierra se suman otras experiencias ocasionales, como macramé, cuidado de plantas, cosmética natural, plantas medicinales, masaje tailandés y acroyoga, entre otras actividades.

Aperos de labranza

La Cabaña debe su nombre a la parte del baserri en la que la familia almacenaba los aperos de labranza, en la parte que da a la era. Al lado se situaba la cuadra y encima de la cabaña, la sobrecabaña; espacios que Maitane ha reconvertido con mimo en jardín, taller de cerámica, salas de yoga y vestuarios, entre otras dependencias.

Por ahora, no se plantea ofrecer alojamiento, pero sí le gustaría organizar un retiro de fin de semana, con varias actividades y llegar a acuerdo con establecimientos de la zona para ofrecer el pack completo. También repetir eventos especiales como los desarrollados por Halloween, Navidad y la Fiesta de la Primavera.

De momento, afronta su primer verano a tope, así que deja para más adelante la posibilidad de ampliar servicios y talleres. “Cerraremos la segunda quincena de agosto para regresar con energía renovada el nuevo curso”, sostiene. Nada de prisas ni ruido ni estrés, la Cabaña de Maitane seguirá siendo un placentero oasis de bienestar.