Una frase del responsable de catequesis de Vitoria, Nacho Rodríguez, resume a la perfección la paradoja que se vive en la Iglesia alavesa: “La sociedad, por un lado, lleva al alejamiento de la Iglesia y por otro, a acercamientos de la misma cuando uno empieza a hacerse preguntas”. Por eso, aquí, en Gasteiz, además de los bautismos y confirmaciones que protagonizan los niños y adolescentes, están “en auge” los de adultos. Hasta tal punto es así que la diócesis quiere a partir del curso que viene “institucionalizar” lo que tienen que hacer las personas que quieran recibir estos sacramentos, a pesar de que hayan cumplido cierta edad, “para que sepan que pueden ir a su parroquia a pedirlo”. Y, por contra, sigue el declive de las bodas religiosas, lo que obligará a la diócesis a hacer “una reflexión”.
“Dentro de la Iglesia se llama iniciación cristiana a la celebración de los tres sacramentos –bautismo, confirmación y eucaristía–, al ser un proceso de formación para conocer la fe. Y lo novedoso es que aunque eso se puede hacer desde niños, ahora, cada vez más, se hace en cualquier momento de la vida. Y cada vez hay más debido a la secularización de la sociedad y a la falta de conocimiento de la Iglesia”, destaca Rodríguez.
Cuando se trata de un bautismo en edad adulta, los procesos suelen durar entre un año y año y medio “porque no solo hay catequesis, sino un conocimiento de la Iglesia, de los ritos y de la comunidad cristiana”.
“Se han bautizado 13 adolescentes y dentro de unos días se confirman 14 adultos en Salburua”
32 años
En este caso, las edades suelen variar “pero suelen ser bastante jóvenes, por ejemplo, este año en Vitoria en la Catedral Nueva se ha bautizado una chica que tenía 32 años”. En el resto del Estado precisa que como llevan más tiempo haciéndolo así “en Cataluña ha habido más de 200 en esta Semana Santa; en Madrid, 20; en Jaén, 6; en Burgos, 3. Y en Vitoria, por ejemplo, se ha bautizado un grupo de 12 adolescentes en distintas parroquias”.
En cuanto a confirmaciones, dentro de unos días en San Joaquín y Santa Ana (Salburua) lo van a hacer 14 adultos. Este proceso dura menos, al ser “más sencillo”: “Si llega a la parroquia entre septiembre u octubre, está como cinco meses, y en la Pascua, por mayo, ya se confirma”.
Para 2023
Para las siguientes semanas, hay 41 bodas programadas, 140 comuniones, 174 bautizos y 68 confirmaciones en templos como las catedrales Nueva y Vieja, Estíbaliz, San Miguel, Salesas, Armentia, Santa Clara de Zabalgana y San Pedro. Si bien el número de bautismos puede aumentar, porque su fecha se suele reservar con apenas unas semanas de antelación, a diferencia de las bodas que suelen pedirse con meses. “Lo que nos dice 2022 y lo que vamos viendo en este 2023 es una ligera remontada a cifras previas a la pandemia”, declara la diócesis.
Sin embargo, las bodas religiosas continúan su particular declive a pesar de que el resto de sacramentos hayan confirmado en este 2023 su resurgir tras la pandemia, como prueba el hecho de que el obispo tenga todas las semanas hasta finales de junio confirmaciones o que solo en la iglesia de Santa Clara de Zabalgana haya hasta 98 comuniones en agenda. En concreto, solo 41 parejas han manifestado el interés de darse el sí quiero en una Iglesia en esta diócesis, cuando en 2022 hubo 89, lejos de las cifras prepandemia, porque en 2019, el año que se suele tomar como referencia, se oficiaron 171.
“Aunque se puede hacer desde niños, cada vez más se hace en cualquier momento de la vida”
Y eso que es ahora cuando la temporada de BBC (bodas, bautizos y comuniones) vive su particular boom tras el Domingo de Resurrección. “Toda las parroquias, comunidades, colegios y cofradías miraremos desde el 6 de mayo al santuario de la patrona de Álava. Durante 12 meses este año jubilar nos impulsará para que muchas familias alavesas vuelvan a los sacramentos del bautismo, de la comunión y del matrimonio como hicieron sus mayores y los mayores de sus mayores”, desea la diócesis que, como matiza, no es solo cuestión de tradición. “Se trata de que Dios esté en sus vidas y les acompañe desde el inicio con el bautismo, cuando maduren con la confirmación y en el momento en que se comprometan con otra persona por amor en el matrimonio. Poner a Cristo en medio de sus vidas supone un salto cualitativo de calado y eso es lo que la Iglesia quiere con estos sacramentos”, agrega.
¿Qué ha pasado?
En cuanto al bajón de cifras de las bodas, “desde la Iglesia tenemos que hacer una reflexión para ver qué ha pasado porque en los años 90 el 80% de las bodas eran religiosas y ahora son el 10%. Quizá es más rápido y menos ceremonioso en todos los sentidos una boda civil o por el juzgado, incluso más económico. Pero la Iglesia es clara en este aspecto: lo importante es el sacramento, el acto en sí y la celebración consentida en relación a la fe de los novios y eso descarta, o al menos no implica necesariamente, un coste económico grande. Lo que rodea a la celebración es secundario. Tener a Dios como parte importante de nuestras vidas no ha de costar nada”.
La diócesis de Vitoria lamenta que el ritmo de vida actual, el estrés, la organización familiar, laboral y social actual no favorecen que la fe tenga peso en la relación y en los grandes acontecimientos como puede ser un enlace. “Vivimos en una cultura muy individualista, que no favorece precisamente las opciones permanentes. No se promueve el amor y la entrega, sino el paso de una relación afectiva a otra. También la falta de oportunidades de futuro impide plantearse un proyecto con vistas a poder formar una familia y esto implica bodas religiosas como no religiosas”, subraya.