Vitoria - El gasteiztarra Javier Rojas lleva la montaña en su corazón y vive el deporte con gran intensidad. De pequeño comenzó haciendo atletismo y llegó hasta la categoría de pioneros -de 15 a 17 años- de scout. A lo largo de su vida también ha pasado por los deportes vascos y, cuando con 27 años entró en la Once le animaron a hacer powerlifting -levantamiento de pesas-, deporte en el que fue campeón del mundo en 1997. Ahora juega en el equipo Hamaika de la Once de Euskadi de goalball, el único deporte paralímpico creado específicamente para personas ciegas y con discapacidad visual.
Aunque padece retinosis pigmentaria, eso nunca le ha detenido para perseguir sus sueños y es precisamente lo que quiere inculcar también a la gente. "Yo conozco a muchas personas que se quedan en casa, que no se sienten capaces, y lo que hago también es para ellas. Cuando te falla un sentido desarrollas otros, y haciendo estas cosas te encuentras a gente con unos valores increíbles", cuenta.
Una de sus grandes aventuras llegará el jueves, cuando parta junto a otros seis compañeros a una expedición ártica en Noruega, en una travesía de la que es pionero a nivel estatal. Va a ser la primera persona ciega que lo realice sin barras direccionales, sin bastón y sin perro, porque en esta ocasión tampoco podrá acompañarle su amigo Luik. "A Luik le encanta el frío. Se me baña todos los días en el río y estaría encantado con la nieve, pero es mucho tiempo y las patitas sufrirían y se le agrietarían", explica este aventurero.
Conoce desde hace tiempo a dos de sus acompañantes, Yosu y Alfonso, de Montes Solidarios, porque ha compartido alguna que otra ruta con ellos. Ya hace dos años realizó junto a ellos la senda Camille en los Pirineos y fue allí donde le propusieron esta idea. En esta ocasión no van como miembros de Montes Solidarios, sino que Yosu lleva ya dos años formándose como guía profesional de montaña y este va a ser uno de sus primeros trabajos como guía. También participará como jefe de expedición José Arco -es guía ártico y tiene una empresa de guías de montaña llamada Latitud Nómada- y un ayudante, así como dos cámaras de la productora Antartik que van a grabar la expedición para crear un documental que ilustre las vivencias.
El jueves partirán desde Barcelona rumbo a Oslo, desde donde tomarán un tren hacia Finse e iniciarán su aventura en el parque natural Hardangervidda, con una superficie de 8.000 kilómetros cuadrados y una altitud que ronda los 1.100-1.400 metros. Es el altiplano más extenso de Europa. Además, tanto Yosu Vázquez como Javier coinciden en que han escuchado que el recorrido en tren es "uno de los más bonitos del mundo" y que "es de esos trenes que tienen unas cuchillas con forma de triángulo para ir retirando la nieve a su paso", por lo que están seguros de que va a ser una gran vivencia.
Para enfrentarse a una aventura de estas características, Vázquez asegura que una de las cosas más importantes es la preparación mental. "Fondo físico sí hace falta, pero sobre todo mucha cabeza", dice. Por eso, confía en que el equipo va a funcionar bien y recuerda que uno de sus mayores intereses en esta expedición es "dejar que Javi vaya libre y ver cómo se desenvuelve".
El hecho de no llevar barras direccionales es en parte también para eso. Aprovechando que es una zona cómoda y extrema al mismo tiempo, cerca de la civilización y alejada a su vez, y que es un terreno bastante liso porque caminarán por un lago helado, este guía quiere responder a una petición que le han hecho ya en repetidas ocasiones: "Hablando con personas ciegas, me dicen que sería una liberación caminar libres. Mi intención es hacer eso, montarnos en un lago helado con muchos kilómetros para un lado y para otro. Esta aventura no consiste en hacer ninguna cima ni en recorrer muchos kilómetros, sino que consiste en supervivencia", resume.
bajo cero Aunque las temperaturas en Noruega están siendo este año algo más altas que durante otros inviernos -rondan los 10 o 15 grados bajo cero-, una de las mayores preocupaciones de estos aventureros es el viento. Recuerdan, además, que van a acampar en tipis -tiendas de campaña de estilo indio- y a moverse arrastrando ellos mismos unos trineos llamados pulka con todo lo que necesitan para sobrevivir. Entre las actividades que van a llevar a cabo durante la expedición se encuentran, por ejemplo, la de hacer un agujero en el lago y pescar, aunque también llevarán víveres. "Yo ya sé que me lo voy a pasar bien", confiesa Javier, y añade que "nunca he comido la comida liofilizada que llevan los astronautas, pero me parece que es la que vamos a llevar".
Al ser una zona a la que en invierno no suele ir mucha gente, no creen que se vayan a encontrar a nadie durante la travesía, aunque cuentan con sus propias medidas de seguridad, ya que durante esta expedición de nueve días estarán conectados a través de una baliza satelital. También se dedicarán a lo largo de los días a realizar ejercicios de orientación.
planes de futuro Todos los participantes de este viaje tienen ya claros sus planes de futuro. Yosu quiere seguir con este tipo de aventuras, y a ser posible, hacerlo cada vez más duro. "El año pasado estuvimos pensando en hacer algo en la costa oeste de Groenlandia con dos personas ciegas y había osos, por lo que era extremo y teníamos que ir con un cazador. Esa idea sigue en mente. Nos va la marcha", cuenta este guía con emoción mientras asegura que sus planes de ser guía profesional de montaña siguen intactos y que se quiere especializar en personas con discapacidad.
Por su parte, cuando Javier vuelva a Barcelona después de hacer noche en Oslo a su regreso del parque natural, apenas va a tener tiempo de cambiarse de ropa. "Va a ser volver de la expedición y al día siguiente tengo competición en Vitoria de goalball, porque comienza la segunda división", explica.
Lo que les deparará el futuro nadie lo sabe, aunque ambos tienen claro que van a seguir apuntándose "a un bombardeo" porque tanto Javier como Yosu y el resto del equipo que les acompañará tienen la aventura como forma de vida. "Físicamente me encuentro bien", concluye Rojas, siempre con una sonrisa y alguna broma. En este caso, ni el frío ni el viento va a detenerles a la hora de coger este jueves su avión desde Barcelona rumbo a lo desconocido, porque, como asegura este deportista, "tengo ganas ya de que llegue y aunque vamos a estar encebollados este tipo de experiencias te hacen crecer como persona". Él confiesa que su aventura en los Pirineos le marcó mucho, y está seguro de que con esta le ocurrirá lo mismo.