vitoria - A primera vista pueden pasar desapercibidos, pero en su día supusieron toda una revolución en Vitoria por sus rompedoras características constructivas. Se trata del edificio de viviendas situado en la esquina donde confluyen el número 15 de la Avenida Santiago y el 17 de la calle José Mardones, obra de los arquitectos Jesús Guinea y Emilio Apraiz, y el bloque, también de pisos, erigido entre los números 55 de Florida y el 4 de Pío XII, diseñado en este caso por Ignacio Lasquíbar.
Aunque pertenecientes a décadas diferentes y, como bien puede comprobarse de un vistazo, de fisonomías también muy distintas, acaban de ser distinguidos por el Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro (COAVN) como dos relevantes exponentes del movimiento moderno en Álava, un honor que compartirán con otras obras ya reconocidas en años anteriores como las iglesias de Coronación y Los Ángeles, la antigua gasolinera de Goya o, algo más lejos de Vitoria, el Hospital de Leza. Desde este momento, los dos edificios lucen en sus respectivos portales una placa identificativa del registro DOCOMOMO ibérico, la delegación estatal de una organización internacional dedicada a inventariar, divulgar y proteger el patrimonio arquitectónico perteneciente a este estilo, que por ser extenso y muy reciente tiende a ser poco valorado por la sociedad y las administraciones responsables de su protección.
“La arquitectura moderna responde a la aparición de nuevos materiales que dan nuevas posibilidades de confort: Ventanas más grandes, espacios mayores o una mayor distancia entre pilares, y también a un lenguaje distinto, marcado por la aparición de curvas o vuelos”, expone Edorta Mujika, arquitecto y gerente de la delegación alavesa del COAVN, que participó ayer en una visita a los dos edificios en la que tomaron parte también los descendientes de los autores de sus proyectos arquitectónicos y algunos de sus vecinos, actuales y pasados.
desde 1942 Isabel, hija del constructor del edificio de la Avenida Santiago -Arsenio Díez- y, curiosamente, también vecina de este inmueble desde hace 64 años, no ocultó su “orgullo” por el reconocimiento otorgado a su hogar, “una joya” levantada en el año 1942 junto a las vías del Ferrocarril Vasco-Navarro, donde entonces “todo eran huertas”, que conserva toda su estructura salvo por una reforma realizada en su fachada, en origen de estuco y después del menos vistoso mortero monocapa. Luis Ángel Apraiz, descendiente de uno de los arquitectos, alabó también la revolucionaria entrada de este tipo de construcciones en la gris Gasteiz de la posguerra pero, al mismo tiempo, reconoció su mayor gusto por el diseño original de este inmueble, que iba a tener una altura más de las cuatro con las que finalmente se quedó por circunstancias no muy claras. En sus manos, un precioso -y preciso- dibujo del ilustre Obdulio López de Uralde de ese proyecto que no fue.
El otro inmueble reconocido por los arquitectos, el ubicado en el número 55 de Florida, fue descrito por el propio hijo de su diseñador, Adrián Lasquíbar, como un edificio “muy representativo de la arquitectura moderna” de la época, marcada en este caso por la “sencillez”: Un conjunto de doce viviendas erigidas entre los años 1959 y 1961 con fachada a tres calles, un elemento central de galería acristalada y balcones trapezoidales a ambos lados, que garantizaban la luminosidad. Lasquíbar, que fue arquitecto municipal desde 1958, fue según su descendiente “una persona tremendamente racionalista en su modo de vida “, algo que llevó a la arquitectura “hasta sus últimas consecuencias”, como en este caso.