con casi dos días y otras tantas noches de fiesta a las espaldas, que se unieron en la mañana de ayer a un clima bastante fresco, a Gasteiz le costó amanecer y recuperar el brío de las primeras horas de La Blanca, pero no tardó demasiado en hacerlo al tratarse de un día festivo para la mayoría de sus vecinos y mantener en sus calles a centenares de visitantes. Visitantes y vecinos que, una vez más, convirtieron la céntrica plaza del Machete en uno de los puntos más concurridos y animados de los festejos vitorianos, el epicentro de la cultura euskaldun, un espacio ideal para vivir la fiesta en euskera como lo es también -aunque más en horario de tarde y nocturno- el recinto de txosnas. Por el escenario del Machete pasaron durante la mañana los trikitilaris de la Academia Municipal de Folklore, los bertsolaris Felipe Zelaieta, Paula Amilburu, Xavier Terreros y Sebastián Lizaso y, ya por la tarde y la noche, Folkon eta Argiako Dantzariak y los gaiteros de la Academia Municipal, pero como suele ser habitual no fueron los únicos atractivos de la jornada.

En torno a la txosna de Geu Elkartea, que sirve de punto de reunión para la comunidad euskaltzale de la ciudad, el ambiente fue in crescendo a medida que fue avanzado el domingo tras unos primeros días de fiestas y prefiestas también intensos. “Las prefiestas fueron bastante bien y en fiestas está habiendo un montón de gente. El día 4 fue muy gordo, y ayer -por el sábado- también hubo bastante gente”, remarcaba Amaia Elorza, una de las responsables de la txosna en la mañana de ayer, mientras se ocupaba de los fogones. Porque no sólo de beber vive esta txosna, que ofrece suculentos bocadillos y platos con un inconfundible toque ecológico y local.

180 voluntarios Un total de 180 voluntarios hacen posible que la barra de Geu tenga vida durante La Blanca, aunque en realidad el espacio abrió sus puertas el miércoles 2. Este año, el sexto en el que la txosna atiende a quien quiera acercarse al Machete, el colectivo ha premiado a la revista Geu, la primera publicación mensual en euskera que hubo en Gasteiz, nacida en 1992 y que lamentablemente tuvo que cerrar hace unos pocos años. También ha sido galardonada este año Alea, que recogió su testigo en enero de 2015 como revista semanal pero con el mismo objetivo que su predecesora.

Según detallaba Itsaso Estarrona, socia de Geu y una de las voluntarias que ayer realizó turno en la txosna, la captación de fondos para que la asociación euskaltzale pueda desarrollar sus actividades es uno de los objetivos fundamentales del espacio del Machete, aunque “no el único ni el más importante”. “Se trata de contribuir a la euskaldunización de la plaza, porque todos sabemos que antes en fiestas no se servía en euskera y faltaba rotulación... Es una forma de tener un espacio en el que venga quien venga sabe que puede pedir en euskera. Una forma más de poder vivir en euskera las fiestas, de contribuir a la euskaldunización de La Blanca”, detallaba esta voluntaria. Una experiencia “muy enriquecedora”, que sirve para “tejer redes” no sólo en torno a la asociación, sino también del euskera.

Como novedades que cualquiera que se acerque por la txosna puede encontrarse estos días hay varios bocadillos nuevos “con nombres muy poéticos”, como el de pisto, cerveza alavesa ecológica, sidra de Kuartango... “Tratamos de tener un compromiso social desde el ambiente euskaldun y potenciar el producto local y ecológico”, detallaba Estarrona. Además de miles de vitorianos, a lo largo de estos días se han acercado por el Machete “bastantes turistas”, que según esta voluntaria “agradecen que se escuche hablar en euskera” y disfrutan de lo lindo del ambiente tan especial que allí se crea.

Cuadrillas de jóvenes y no tan jóvenes, algunos empezando la jornada y otros finalizando -o siguiendo- la gaupasa, fueron llenando poco a poco la plaza al ritmo de la txalaparta, los bertsos y los conciertos, que hoy tendrán continuidad con Hutsun o los bertsolaris Manex Agirre, Peru Abarrategui, Ainhoa Agirreazaldegi y Unai Iturriaga.

Más movimiento para una plaza en la que los síntomas de cansancio ya eran ayer bien evidentes entre los currelas de sus locales de hostelería, como el restaurante Kaskagorri. Tras la barra exterior, Josu Sáiz reconocía que los dos primeros días de fiestas fueron “muy animados” gracias a que el tiempo “ha respetado bastante”. “Estoy muerto, pero toca resistir hasta el día 10”, asumía.