Vitoria - Hace no tanto tiempo, dos años, el Ayuntamiento de Vitoria todavía acariciaba el sueño del soterramiento de las vías del tren. Tal vez no se materializaría con la llegada de la alta velocidad, pero sí un poco más adelante. Madrid había hecho la promesa. Pero esa ilusión, para entonces, ya empezaba a sonar demasiado ingenua. La crisis había arrasado la estabilidad económica de España. Y el proyecto, que incluía una estación en el subsuelo de la calle Juan de Arriaga, costaba 511 millones de euros. Mucho dinero para una obra faraónica que, en realidad, podía no llevarse a cabo y nada pasaría. Y así ha sucedido finalmente, que se ha impuesto el escenario más probable. El TAV entrará en la capital alavesa en el año 2019, si no hay complicaciones técnicas, pero no lo hará por debajo ni llegará a las proximidades de la nueva terminal de autobuses. Si se plasma la actual propuesta, circulará en superficie y hará descanso en un nuevo apeadero construido entre el recinto multiusos y el puente de Juanjo Nanclares, el azul.

La noticia la anunció ayer la consejera de Política Territorial del Gobierno Vasca, Ana Oregi, en una entrevista concedida a Radio Vitoria. La responsable nacionalista no descartó el soterramiento en años posteriores, pero sólo para el transporte de mercancías. Los viajeros, como cabía esperar dada la perpetua incertidumbre que acompañó al proyecto, verán la vida pasar desde la superficie. Y lo más probable es que, cuando se apeen o suban al tren, lo hagan en el entorno del Iradier Arena. Según explicó la dirigente, ha sido el propio Ejecutivo autonómico el que ha trasladado al Ministerio de Fomento la propuesta de construir una nueva estación allí, en lugar de aprovechar la actual. Los motivos responden a las particulares características de la alta velocidad. O sea, que son puramente prácticos. Al parecer, la infraestructura ubicada al final de la calle Dato “no tiene capacidad, no tiene tamaño, y además, está en una zona que no tiene posibilidad de acceso por el transporte público”.

La solución del Gobierno Vasco pretende agilizar una cuestión, la del acceso a Vitoria, que Fomento “tiene todavía muy verde”. “Y es un planteamiento muy serio. Es práctico, viable y nos permitirá la intermodalidad”, subrayó Oregi. El tramo que discurre entre el puente azul y el recinto multiusos se sitúa muy cerca de varias líneas de Tuvisa, así como de la parada final de los dos ramales del tranvía de Vitoria, la de Angulema, que comunican a su vez con la futura estación de autobuses en la plaza Euskaltzaindia. También ese emplazamiento deja la puerta abierta a la ampliación del metro ligero, ahora paralizado. El actual edificio de Renfe, por contra, se ubica a al menos cuatro minutos del autobús de las Universidades y a unos cuantos más del gusano verde. Sólo por eso, que es mucho, desde el Ejecutivo autonómico verían lógico ponerse manos a la obra para levantar una nueva terminal, si bien las propias características de los trenes de alta velocidad obligan a buscar una alternativa y ponerla en marcha.

Qué uso se dará a la estación de la calle Dato cuando eche la persiana es todavía una incógnita, pero lo que todas las administraciones parecen tener claro es que no se derribará. Oregi descartó tajantemente la opción del derrumbe porque se trata de “una construcción protegida por sus cualidades históricas”. Del mismo modo se pronunció a posteriori, tras intervenir en una comisión en el Parlamento Vasco, el diputado general de Álava. La categoría del edificio obliga a mantenerlo en pie y eso es lo que además desea el Ejecutivo foral, por lo que “si resulta insuficiente para el TAV habrá que construir adicionalmente otras instalaciones”. Javier de Andrés se mostró colaborador con el Gobierno Vasco e hizo hincapié en que la institución que él dirige escuchará las propuestas que lleguen desde esa instancia, aunque no terminó de pronunciarse por la única alternativa que se ha puesto por ahora sobre la mesa. Tampoco habló el Ayuntamiento de Vitoria, pese a la relevancia del proyecto planteado por Lakua.

El tema va a dar qué hablar. Seguro. Siempre que se aborda una obra estratégica en la ciudad sucede. Y encima en ésta se quiere buscar “la concertación con el Ayuntamiento y la Diputación” para combinar la llegada del TAV con los autobuses urbanos e interurbanos. En cualquier caso, ése no será el único quebradero de cabeza de Oregi a cuenta de la alta velocidad a su llegada a Vitoria. La consejera vasca de Planificación Territorial sabe que va a tener que “estar vigilante” para que el TAV esté finalizado en 2019, fecha comprometida este miércoles por la ministra de Fomento, Ana Pastor, en su visita a Euskadi. Todos los plazos que se han ofrecido desde Madrid son “críticos y muy ajustados”, por lo que si surge cualquier contratiempo, del tipo que sea, las obras no habrán concluido para 2019.