Seúl - Los surcoreanos valoran entre el entusiasmo y la cautela la histórica cumbre de los líderes de las dos Coreas, Kim Jong-un y Moon Jae-in, que entre emotivos gestos apostaron por la reconciliación y la desnuclearización de la península, una promesa que muchos escuchado antes. “Estoy muy feliz por la visita de Kim y sus palabras sobre la necesidad de establecer la paz en la península”, cuenta emocionada Moon Jung-in, veterinaria de 35 años, en una céntrica calle de Seúl. Dice ser consciente de que muchos jóvenes surcoreanos no les interesa Corea del Norte, pero cree que “el peso histórico de lo visto ayer va a cambiar mentalidades”, asegura. “Fue realmente emocionante, nunca pensé que vería algo así”, confiesa por su parte Park So-hee, violinista de 42 años.

En cambio, Park Kyung-won no quiere dejarse llevar por los gestos tan simbólicos y por la emotividad. “Que el Gobierno garantice nuestra seguridad, eso siempre está bien. Pero por mucho que te dejes llevar por el entusiasmo, yo creo que muchos surcoreanos no tenemos grandes esperanzas”, explica esta profesora de 34 años a la salida de la academia donde da clases particulares. “Los que hemos vivido las anteriores cumbres (en 2000 y 2007) hemos visto que no arrojaron nada concreto. Ya hemos oído lo de la desnuclearización y la paz antes. Pero todo ha sido simbólico y no tangible”, sentencia.

La violinista Park, por su parte, resume bien el sentir de aquellos en Corea del Sur que ya han oído antes promesas similares: “quiero confiar en que el régimen norcoreano está siendo sincero esta vez, pero no puedo estar segura”.

Algunos analistas mantiene dudas con respecto al compromiso de Pyongyang respecto a su desnuclearización, especialmente ante la falta de detalles concretos en la declaración conjunta firmada este viernes por Kim y Moon sobre cómo implementar ese desarme.

En la memoria de muchos están además las fracasadas conversaciones a seis bandas de la pasada década, suspendidas tras años de negociaciones después de que Pyongyang pusiera todo tipo de trabas para que se inspeccionaran su arsenal e instalaciones atómicas en lo que se consideró como una estratagema para ganar tiempo. “Ayer se logró mucho más de lo esperado. Aún así creo que queda muchísimo camino por delante”, cuenta Do Seung-min, oficinista de 46 años, que parece resumir bien el mensaje del Gobierno de Moon Jae-in, que ha defendido que la declaración y la cumbre son solo un primer paso hacia la desnuclearización.

Independientemente del resultado final, la veterinaria Moon si está convencida de una cosa: cree que Donald Trump no cancelará su cumbre prevista con Kim Jong-un en mayo o junio. “Ha visto lo que sucedió ayer, algo que emocionó a todo el planeta. Le encanta ser el centro de atención así que estoy segura de que no va a querer dejar pasar la oportunidad de ser el primer presidente de EEUU en reunirse con un líder norcoreano”, explica.

Propaganda norcoreana Por su parte, la propaganda norcoreana dedicó un gran despliegue a la cumbre entre las dos Coreas y mencionó el compromiso del régimen hacia la desnuclearización, mientras en el Sur medios y ciudadanía valoraron la cita entre el entusiasmo y la cautela.

“Un momento histórico que abre una nueva era de reconciliación y de paz y prosperidad” titulaba ayer a toda página el principal diario del país, Rodong Sinmun, que en sus páginas detallaba de manera muy directa lo acontecido el viernes, en una serie de textos idénticos a los publicados también por la agencia de noticias estatal KCNA.

En todo caso, el rotativo contaba ayer en su portada con quince fotografías de diversos momentos de la histórica cumbre y otra veintena en la segunda página. Las imágenes a todo color seleccionadas mostraban los apretones de manos, el instante en que el mariscal cruzó al Sur, las charlas a solas entre los dos líderes, o el simbólico momento en el que juntos plantaron un árbol.

Tanto KCNA como Rodong recogieron, además, el texto integro de la llamada declaración de Panmunjom, firmada el viernes en la cumbre celebrada en la frontera por parte por los dos líderes coreanos.

También la televisión estatal KCTV emitió varios fragmentos de la histórica cita mientras que Ri Chung-hee, presentadora estrella de la cadena que solo radia los mensajes que el régimen considera de importancia histórica, leyó a su vez la declaración de manera íntegra.

De este modo, los medios de Pyongyang, que el viernes simplemente hicieron una mención a que el líder había viajado al Sur para reunirse con el presidente surcoreano, le dedicaron ayer una cobertura mucho más extensa y sin obviar asuntos tan espinosos como el de la mencionada desnuclearización del régimen. En este sentido, KCNA subrayó que “durante las conversaciones, se intercambiaron opiniones francas y honestas sobre las relaciones Norte-Sur, como la paz y la desnuclearización de la península de Corea, y otros asuntos de común interés”.

Esto contrasta con lo acaecido en las anteriores cumbres intercoreanas de 2000 y 2007, cuando la propaganda norcoreana no hizo públicos los compromisos adoptados en este sentido por Pyongyang. Pese a ello, algunos analistas y muchos ciudadanos surcoreanos mantenían ayer aún dudas con respecto al verdadero compromiso de Pyongyang, especialmente ante la falta de detalles concretos en la declaración conjunta firmada sobre cómo implementar ese desarme. Eso, pese a que muchos medios, incluso los más conservadores (tradicionalmente poco dados a apoyar el diálogo con Pyongyang), destacaron la importancia histórica de la cumbre.